The Sacred Orb

Capítulo 38 - ¡Revancha! ¡Asori contra Jason!

El coliseo de la Ciudad Capital era un monstruo de piedra y eco. Desde las gradas, miles de ojos observaban el centro de la arena: plataformas circulares reforzadas con Astral, flotando apenas sobre el suelo, preparadas para resistir el choque de guerreros.

Asori, Blair, Mikan y Mikrom caminaron entre el bullicio. Guerreros de todas las regiones estaban allí: monjes con túnicas blancas de Nifelheim, mercenarios con cicatrices de Veltramar, caballeros de Donner con armaduras bañadas en oro, e incluso un gigante caldusiano con una maza del tamaño de una carreta.

—Vaya zoológico... —murmuró Mikrom, ajustándose el cinturón con desdén—. ¿Y estos son los que piensan que tienen oportunidad?

Mikan silbó divertida, con las manos detrás de la cabeza.
—Algunos no lucen tan mal. El gigantón al menos me haría sudar un poco.

Asori no decía nada. Algo lo inquietaba. Sus ojos vagaron entre los guerreros, hasta que se detuvieron en él.

Un hombre en armadura oscura, con el yelmo bajo el brazo, caminaba como si la multitud no existiera. Su sola presencia hacía que el aire pareciera más denso, más pesado. Los ojos de Asori se abrieron con un escalofrío que le recorrió la espalda.

—Ese... —susurró, con la garganta seca.

Blair se giró hacia él, captando la seriedad de su mirada. Ella también lo sintió: una presión fría, como si alguien los observara desde las sombras. Frunció el ceño.
—¿Lo conoces?

Asori tragó saliva, recordando el bosque, la sangre, el filo en su cuello aquella primera noche.
—No...

Blair lo miró en silencio. Sus dedos se crisparon, como conteniendo la urgencia de protegerlo. El simple hecho de que ese hombre hiciera que Asori se pusiera así, significaba que no era un simple participante... y que el destino aún jugaba en su contra.

Un gong retumbó, llamando la atención de todos. Un anciano con capa púrpura salió al centro de la arena, con un pergamino en mano.

—Bienvenidos a la Preselección del Torneo. —Su voz resonó amplificada gracias al Astral—. Las reglas son simples: combates de eliminación directa. El primero en caer fuera de la plataforma pierde. También si su oponente no puede continuar o muere, se considerará como victoria. ¡Que empiece la prueba que decidirá a los verdaderos luchadores!

Los espectadores rugieron de emoción.

Mikrom sonrió con calma.
—Ya lo escucharon. Fácil y rápido.

Blair apretó la mano de Asori sin darse cuenta.
—Ten cuidado...

Él le devolvió una sonrisa leve, aunque sus ojos tenían la determinación de acero.

El primer combate fue anunciado.

—Jason Lokix de Donner contra... Asori Matsuda de Azoth.

El murmullo en el público se transformó en un rugido. Jason, el orgullo de Donner, el supuesto as bajo la manga de Azoth, contra un desconocido. La diferencia parecía abismal.

Jason subió a la plataforma con su porte frío, la mirada tan cortante como una espada. Blair lo reconoció al instante, el aire se le atoró en los pulmones.

Asori se transformó antes de subir a la plataforma, respiró hondo y puso su mirada en Jason. No había dudas en su corazón, ese era el momento de reflejar todo lo que su entrenamiento había sido, los frutos, el dolor y la satisfacción de su nuevo poder. Era ahora o nunca, demostrar que estaba mas que listo para hacer frente a todo lo que estuviera por venir

El gong sonó.

Jason se movió primero, desapareciendo en un destello de velocidad. Su pie cortó el aire, apuntando directo al rostro de Asori.

Pero Asori no se movió como antes.

El mundo se ralentizó cuando activó la Ráfaga Delta. Sus músculos ardieron, su aura rugió, y en un parpadeo desapareció de la vista del público.

Jason no alcanzó a reaccionar. Un impacto brutal lo golpeó en el abdomen, seguido de una patada fulminante que lo lanzó por los aires, sacándolo de la plataforma y estampándolo contra la pared del graderío.

El público quedó en silencio. Nadie entendió qué había pasado. Solo Blair, que sintió en su propio pecho la vibración de esa técnica salvaje, comprendió el riesgo que Asori acababa de tomar.

Jason rodó por el suelo, con los ojos abiertos de par en par. Se incorporó lentamente, jadeando, con el orgullo destrozado.

Asori, de pie en la plataforma, lo miraba con frialdad.

—Con esta vamos 1 a 1. —Su voz resonó como un cuchillo en el aire—. La próxima... no seré tan sutil.

Jason apretó los dientes con furia. Pero no dijo nada. Se dio la vuelta y se retiró, con la humillación ardiendo en cada paso.

El gong sonó de nuevo.
—¡Vencedor, Asori Matsuda!

La multitud estalló en confusión. Algunos gritaban, otros murmuraban, nadie sabía cómo un desconocido había derrotado al campeón de Donner en un solo movimiento. Entonces fue cuando Asori se sintió mareado y casi cayó desplomado.

Más tarde, en una de las habitaciones de la enfermería, Blair cerró la puerta de la habitación tras ella. Asori estaba sentado en la cama, con las manos temblorosas, la respiración pesada.

—¡¿Qué fue eso?! —exclamó ella, con el corazón aún acelerado.

Él levantó la mirada, una sonrisa cansada en los labios.
—La Ráfaga Delta. Solo puedo usarla por un minuto o menos dependiendo del poder que vaya necesitar... y me deja hecho polvo luego de ello.

Blair lo observó en silencio. Sintió un nudo en la garganta, mezcla de orgullo y miedo. Se acercó y se arrodilló frente a él.
—Eso fue muy imprudente. —Lo dijo con lágrimas en los ojos y una sonrisa suave—. Pero le ganaste a Jason y eso fue asombroso.

Asori se rió bajo, bajando la mirada.
—No me importa la gloria, ni el torneo... Solo quiero protegerte y la forma de demostrarlo era haciendo que ese sujeto se retractara de lo que dijo.
Blair lo miro confundida.
—Asori tu….

—Blair, yo quería demostrarle que soy capaz de protegerte, aunque debo admitir que tuve suerte al activar tan rápido la Ráfaga Delta que Jason no tuvo tiempo de reaccionar.



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En el texto hay: romance, aventura, fantasía drama

Editado: 01.10.2025

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