The Sacred Orb

Capítulo 39 — Ecos de Pasado y Presente

La segunda jornada de la preselección comenzó bajo un cielo gris. El murmullo de la multitud se mezclaba con el estruendo de tambores, cada redoble vibraba en el pecho de los participantes.

—¡Primer combate del día! —anunció el juez, amplificando su voz con Astral—. Mikrom de Azoth contra Varrek de Veltramar.

El primo de Blair subió a la plataforma con calma, ajustándose los guantes de cuero. Frente a él, un guerrero fornido con un hacha doble lo miraba con fiereza.

—¿Qué opinas? —preguntó Mikan a Blair, apoyada en la barandilla.
—Que Mikrom no tardará ni dos minutos. —respondió la princesa con seguridad.

El gong sonó.

Varrek cargó con un grito, su hacha brillando con Astral de agua. Mikrom ni siquiera se movió hasta que el filo estuvo a un palmo de su rostro. Entonces, con un movimiento fluido, golpeó el suelo con el talón. La plataforma entera se sacudió como un terremoto, columnas de roca emergieron y lanzaron al guerrero de Veltramar fuera de los límites.

Silencio. Luego un rugido del público. Mikrom se sacudió el polvo de las manos y sonrió.
—Uno menos.

Los combates siguieron uno tras otro. La mayoría eran espectáculos de fuerza bruta o magia descontrolada. Un monje de Nifelheim venció usando solo cadenas de hielo; una mujer de Caldus partió el aire con una espada ígnea; y el gigante de la Donner fue eliminado al resbalar torpemente fuera del círculo, causando carcajadas en las gradas.

El turno de Mikan llegó al mediodía.

—Mikan de Azoth contra Haru de Donner.

Asori la observó mientras subía a la plataforma, ligera como un gato. Haru era un espadachín ágil, sus pasos apenas levantaban polvo.

El gong resonó y ambos desaparecieron en un destello. La multitud no pudo seguir el intercambio: choques, sombras y estelas de acero brillando. Mikan sonrió con picardía, esquivando cada golpe como si jugara.

—¿Eso es todo, guapetón? —bromeó mientras desaparecía detrás de él.

Un segundo después, el filo de su kunai tocaba la garganta del espadachín. Haru cayó de rodillas, derrotado, sin entender cómo había perdido tan rápido.

—Y así es como se hace. —dijo Mikan al público, con una reverencia burlona.

Entre combates, Asori no lograba concentrarse. Sus manos temblaban, y no era de emoción. Cada vez que sus ojos buscaban al caballero de armadura oscura entre los participantes, el frío lo invadía como veneno.

Blair se dio cuenta. Lo tomó del brazo, obligándolo a mirarla.
—¿Qué te pasa?

Asori tragó saliva.
—No lo entiendo... ahora soy más fuerte, lo sé. Entrené, sobreviví... pero cada vez que lo veo... —se llevó la mano al pecho, su respiración acelerada—. Mi cuerpo tiembla, como si recordara que estuve a punto de morir y no lo comprendo, ni siquiera conozco a ese sujeto.

Blair apretó su mano con firmeza.
—Entonces no es tu cuerpo, es tu mente. Es una herida que todavía no ha sanado. Y no tiene nada de malo.

Él cerró los ojos. El recuerdo del filo de una espada en su torso, el olor a hierro y miedo, lo golpeó como una ola.

—Técnicamente... ya estaba muerto ese día. —dijo en voz baja.

Blair sintió un nudo en el corazón. Lo atrajo hacia sí, apoyando su frente contra la de él.
—Entonces recuerda esto: no estás solo. Cada vez que tiemble tu cuerpo, piensa en mí. Yo estoy aquí.

El Sweet Kiss brilló débilmente en sus pechos, como respondiendo al juramento silencioso.

Blair respiró hondo y, de pronto, una idea se encendió en su mente y que tal vez con eso logre que Asori se distraiga en otra cosa que no sea pensar en el momento que casi muere.
—Quizás... podemos llevar esto más lejos. El vínculo. Antes logramos ver cosas del otro sin proponérnoslo. Tal vez... podamos comunicarnos directamente a través de él.

Asori la miró sorprendido.
—¿Hablas de... hablar con la mente?

—O incluso vernos, ¿Recuerdas que cuando intentaste transformarte por primera vez, accidentalmente me viste?
—Oh es cierto ¿Crees que en algún punto podamos hacerlo a voluntad? —Respondió Asori con emoción en sus ojos.
Mikan, que había estado escuchando con descaro, soltó una risa traviesa.
—Talvez para eso deben ser más íntimos e ir más allá de solo un beso para reforzar su vínculo, quizá eso les desbloquee nuevas habilidades.

Blair se atragantó con el aire, sus mejillas explotaron en rojo. Por un instante, incluso pensó en lo que implicaba ir más allá de un beso. Se estremeció y negó con la cabeza.
—¡N-no es eso!

—¿Que? —preguntó Asori, genuinamente confundido—. ¿Tenemos que usar más Astral o algo así? ¿A eso te refieres Mikan?

Mikan cayó al suelo de la risa, sujetándose el estómago.
—¡Por favor, eres un caso perdido, Asori!

Blair cubrió su rostro con ambas manos.
—Eres un idiota... —susurró, pero su corazón latía demasiado rápido.

Más tarde, el grupo se acercó al tablón de anuncios donde los emparejamientos para la primera ronda del torneo habían sido publicados. El murmullo de los participantes llenaba el aire, mezclando emoción y miedo.

—Mira, ahí estamos. —dijo Mikrom, señalando el papel.

Asori apenas le prestó atención. En la entrada del coliseo, distinguió una silueta conocida, se trataba de Jason.

Blair lo notó también. Dudó, pero al final se acercó.
—Jason...

El joven de Donner la miró de reojo. Su expresión era más fría que nunca, pero algo en sus ojos parecía cansado.
—Blair.

—¿Por qué sigues aquí? —preguntó ella con suavidad. —¿Te quedarás?

Jason desvió la mirada hacia el coliseo.
—Aunque ese tipo me eliminó... —dijo, con un deje de veneno en la voz— debo quedarme. Tengo contactos que esperan mis reportes. Hay algo que debo confirmar.

Blair frunció el ceño.
—¿Qué cosa?

Él guardó silencio unos segundos. Finalmente, habló en un tono bajo.
—Algo... que podría cambiar el curso del torneo.



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En el texto hay: romance, aventura, fantasía drama

Editado: 01.10.2025

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