The Sacred Orb

Capítulo 45 — Mikan, la ninja que imita

El sol bañaba con intensidad la arena central cuando el heraldo anunció el siguiente enfrentamiento. La multitud estalló en vítores, ansiosa de espectáculo.

—¡Tercer combate de la jornada! ¡Mikan de Azoth contra Sae de Veltramar!

Los gritos se mezclaron con tambores. Mikan caminó hacia el centro con su andar ligero, felino, la capucha ondeando al compás del viento. Sus ojos brillaban con picardía, como si la idea de pelear frente a miles de personas fuera un simple juego. Frente a ella, Sae, un guerrero alto de Veltramar, portaba dos lanzas cortas y un cuerpo marcado por cicatrices.

Asori y Blair observaron desde las gradas reservadas para los competidores. Mikrom descansaba aún en la enfermería, pero sus miradas estaban fijas en la ninja.

El gong sonó.

Sae avanzó con la fuerza de una avalancha, lanzas girando como hélices. El aire se llenó de destellos metálicos, una lluvia de estocadas imposibles de seguir para el ojo común.

Mikan no se movió… hasta que lo hizo.

En un parpadeo desapareció de su lugar y reapareció detrás de Sae, las dagas brillando con un rastro de Astral azul. El público contuvo la respiración.

—¡Demasiado rápida! —exclamó Asori, inclinándose hacia adelante.

Blair sonrió, notando algo más en sus movimientos.
—Acaso ella…

Mikan giró sobre sí misma y lanzó una ráfaga de fuego en espiral. Era la misma secuencia que Blair le había mostrado durante un entrenamiento. La técnica golpeó a Sae, forzándolo a retroceder.

—Lo copió —murmuró Blair, sorprendida.

Asori frunció el ceño.
—Entonces puede imitar movimientos… ¿Incluso elementos?

—Sí —explicó Blair con calma—. Los ninjas de su clan pueden replicar ataques que han visto una vez, aunque solo parcialmente ya que consume mucho Astral. Es por eso que entrena conmigo…

En la arena, Sae rugió, endureciendo su cuerpo con Astral. Sus músculos parecían acero. Mikan lo observó y sonrió con picardía.

—Tu defensa es buena… pero veamos si puedes atrapar una sombra.

Se multiplicó en cuatro siluetas gracias a un velo de humo y Astral. Las copias atacaron desde distintos ángulos. Sae apenas podía seguirlas, recibiendo cortes superficiales en los brazos y piernas.

Asori observaba con atención, pero pronto notó algo que le heló la sangre.
—Blair… ¿te das cuenta?

—¿De qué?

—Mikan no refuerza su cuerpo con Astral. —Apretó los dientes—. Es ágil, sí, pero cada golpe que reciba será directo.

Blair lo miró con seriedad.
—¿Y tú cómo aprendiste a hacerlo?

Asori se acomodó en el asiento, recordando los días de infierno en el Monte Aeryon.
—Eryndor me enseñó. Si concentras Astral en tu piel y músculos, puedes aumentar tu resistencia. Pero hay un límite: si refuerzas tu cuerpo, pierdes Astral para atacar. Y al revés. Es un equilibrio… —Suspiró—. Para usar ambos al mismo tiempo necesitas un control absurdo.

Blair asintió, comprendiendo la magnitud del entrenamiento que Asori había vivido. Miró de nuevo a la arena con un leve orgullo en los ojos.

Sae, encolerizado, golpeó el suelo con ambas lanzas, liberando una onda expansiva de Astral que barrió el humo. Las copias de Mikan se desvanecieron, dejando su verdadera figura expuesta.

El público gritó, pero Mikan solo se relamió los labios, excitada por el peligro.

—Vaya, vaya… parece que esto será divertido.

Sae cargó, apuntando directo a su pecho.

Mikan inclinó su cuerpo, apenas esquivando, y saltó sobre la lanza como si fuera un escalón. Dio una voltereta en el aire y, al caer, golpeó el casco de Sae con una patada cargada de Astral ígneo. El guerrero tambaleó, dejando un resquicio en su guardia.

Las dagas de Mikan brillaron, trazando un arco de luz. Sae cayó de rodillas, con las lanzas clavadas en la arena.

—¡Mikan de Azoth es la vencedora! —gritó el heraldo.

El público estalló en rugidos. El nombre de la ninja retumbó entre las gradas.

Mientras tanto, en los palcos reservados, Sir Kael había observado la pelea con atención absoluta. Sus ojos oscuros no parpadearon siquiera cuando Mikan ejecutó la técnica de Blair.

Un asistente se inclinó a su lado.
—Señor, Lord Darian lo requiere.

Kael se levantó y abandonó la grada con pasos firmes. En un pasillo oscuro lo esperaba Darian.

El joven noble le entregó un pequeño frasco de cristal con líquido verde.
—Un veneno anti-Astral. Ya sabes qué hacer esta noche, solo sigue el plan.

Kael sonrió bajo su casco, una mueca que helaría a cualquiera.
—Entendido…sin ruido.

Y desapareció entre las sombras.

De vuelta en la arena, Mikan levantaba la mano ante la ovación. El público ya la coreaba como una de las favoritas para ganar el torneo. Blair suspiró, impresionada pese a la rivalidad que sentía con ella.

Asori la observaba en silencio, apretando los puños. Había comprendido lo peligrosa que era su compañera… y que, tarde o temprano, tendría que luchar contra ella.

Pero no era momento para distraerse.

El heraldo anunció el siguiente combate:
—¡Asori de Azoth contra Riven de Nifelheim!

Blair tomó la mano de Asori antes de que bajara a la arena.
—Confío en ti…

Él la miró con calma, aunque su corazón rugía.
—Y yo en ti.

El público rugió. La verdadera prueba de Asori apenas comenzaba.



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En el texto hay: romance, aventura, fantasía drama

Editado: 01.10.2025

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