The Sacred Orb

Capítulo 65 - Búsqueda

El amanecer cubría el salón del consejo con un resplandor dorado.
El aire olía a papel, cera y estrategia. Sobre la mesa central, los mapas del reino mostraban los últimos movimientos de Zeknier y sus ejércitos: una red de puntos rojos que avanzaba como venas de fuego.

Tifa, de pie frente a todos, mantenía las manos cruzadas tras la espalda. A su alrededor estaban Blair, Asori, Mikan, Mikrom y Aisha —esta última, acurrucada con una taza de leche caliente entre las manos.

—Zeknier no es el único peligro —comenzó Tifa—. Sus generales están recibiendo parte de su poder. Algunos pueden canalizar su Astral, volviéndose tan fuertes como los antiguos portadores. Si queremos tener una oportunidad, todos deberán hacerse más fuertes… juntos.

Mikrom asintió con gravedad.
—¿Así que puede dar su poder a otros? Eso explicaría por qué Kael resistía tanto durante el torneo.

—Exacto —respondió Tifa—. Lo que hizo con Kael fue solo una muestra. Si logra replicarlo con sus demás seguidores, enfrentaremos enemigos que no solo tienen técnica, sino fuerza descomunal.

Mikan se cruzó de brazos.
—Entonces necesitamos subir de nivel, como diría Asori.

El joven levantó una ceja.
—¿Yo? ¿Qué tengo que ver?

—Tú siempre hablas de “hacerte más fuerte para proteger a Blair”, así que te lo recordé —bromeó Mikan.

Asori suspiró, mientras Blair intentaba contener una sonrisa.

—Y lo harán —dijo Tifa—. Pero no con simples entrenamientos. Cada uno deberá buscar guía. Hay Sabios que representan los elementos, y quizá entre ellos encuentren la forma de equilibrar su poder.

Blair levantó la mirada.
—Cuando era niña tuve una maestra… Aurelia, la Forjadora Carmesí. Me enseñó a no temer el fuego, sino escucharlo. Pero desapareció después del incidente de mis padres.

Tifa asintió.
—He escuchado rumores. Dicen que Aurelia se refugió en Donner, el reino del Rayo. Bajo el volcán dormido de Kaenor. Si sigue allí, quizá el destino te esté guiando, Blair.

La joven asintió, con una firmeza ardiente en la mirada.
—Entonces iré a buscarla.

Tifa la observó con orgullo.
—Eres un prodigio, Blair. Tu dominio del Astral es algo que ocurre una vez cada varias generaciones. Incluso tus padres estarían orgullosos.

El silencio se rompió por una voz al fondo.
—¿Prodigio?... —repitió Asori, arqueando una ceja—. ¿Blair una prodigio?

Blair se giró hacia él, cruzando los brazos y levantando la barbilla con orgullo.
—Así es. Tu novia es una prodigio. Deberías sentirte honrado.

Asori la señaló, indignado.
—¿Honrado? ¡Hace dos días casi me dejas calvo!

Mikan alzó una ceja, divertida.
—¿Qué?

Asori se cruzó de brazos, mirando a todos con expresión de víctima.
—Intentó practicar una técnica de flechas de fuego y usó mi cabeza como soporte para una manzana.

—¡Exagerado! —replicó Blair, sonrojada pero desafiante—. ¡Solo fallé por tu culpa! No te quedabas quieto y gritabas como si te estuvieran matando.

—¡Porque tenía una bola de fuego apuntándome al cráneo! —respondió Asori, indignado—. “Confía en mí”, dijiste. ¡Y casi termino sin cabello!

Mikan estalló en risas.
—¡JAJAJA! ¡Ahora entiendo por qué olía a quemado ese día!

—No me jodas —dijo Asori, mirando a Blair con una mezcla de enfado y diversión—. ¿Y a eso le llamas prodigio?

Blair entrecerró los ojos y sonrió con malicia.
—Claro que sí. ¿O prefieres que practiquemos otra clase de entrenamiento, cabeza de arbusto?

El tono de su voz cambió, suave y peligroso.
Asori se sonrojó de inmediato.
—E-eso suena a amenaza…

—Oh, no —susurró Blair, inclinándose hacia él con una sonrisa traviesa—. Suena a promesa.

Mikan golpeó la mesa riendo.
—¡Por fin! Si van a entrenar así, avisen para que me inviten.

Tifa se llevó una mano a la frente.
—Por favor… —suspiró, aunque sus labios temblaban conteniendo la risa—. Si terminan de coquetear, podemos seguir planeando cómo salvar el reino.

—Sí, tía —dijo Blair, recomponiéndose con un rubor divertido.

El ambiente se relajó. Mikrom sonreía apenas; Mikan seguía riendo.
Aisha observaba todo en silencio, pero con un brillo cálido en los ojos. No entendía del todo las bromas, pero sí sentía algo que nunca había tenido: pertenencia.

Tifa retomó el tono serio.
—Donner será su destino. Si Aurelia sigue con vida, quizás pueda ayudarles. Pero recuerden: su camino está lleno de enemigos que ya no son humanos. Los generales de Zeknier no conocen límites.

Blair asintió, decidida.
—Entonces encontraremos los nuestros.

Asori le sonrió, apoyando su mano sobre la suya.
—Y si los rompemos, será juntos.

—Así me gusta oírte —dijo Blair, mirándolo con ternura.
Mikrom se inclinó hacia adelante, con tono serio.
—Hay algo que deberíamos hablar. Las transformaciones. Ni Mikan ni yo las hemos usado.

Blair levantó una ceja, sorprendida.
—¿Nunca?

—¿Para qué? —respondió Mikan con su típica sonrisa burlona, recostándose en la silla—. Ya puedo manejar varios elementos gracias a mis técnicas ninja. Si me transformara, solo ganaría fuerza física, y francamente, eso drenaría mi Astral demasiado rápido. Prefiero acabar con mis enemigos antes de que tengan tiempo de pestañear.

Mikrom asintió con calma.
—En mi caso es distinto. Solo me transformé una vez. La tierra me volvió más fuerte, sí, pero también más lento. Después entendí que era mejor usar el Astral para reforzar mi cuerpo sin perder movilidad.

Asori los observó un momento y soltó un suspiro resignado.
—Eso era lo que sospechaba. No es que no quieran transformarse, es que no pueden controlarlo del todo.

Mikan dejó de reír y desvió la mirada con un silbido inocente.
—Bueno… entrenar transformaciones es agotador, ¿vale? Prefiero gastar mi energía en algo más divertido.



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En el texto hay: romance, aventura, fantasía drama

Editado: 29.10.2025

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