Habíamos al fin entrado al Bosque Laberinto, todo el lugar estaba lleno de árboles altos y anchos, no había entradas para el sol, y realmente puedo ver que podía usar todo mi poder en esta zona, sabiendo eso podía entender que en esta zona soy extremadamente fuerte, pero en el caso de Alice es diferente.
- Mi poder no es muy útil aquí, solo podré hacerte retaguardia, pero tu tendrás que pelear frente a frente contra los enemigos que aparezcan.
- ¿No podías ser más inútil en esta situación?.
- ¿Fueeeeh?.
- Es lo que te digo.
- Que mala eres Ayumi - dijo Alice con un comportamiento algo infantil.
- Si, y seré peor si no te callas, te tendrás que proteger tu sola.
- Sabes que si muero no encontraremos nunca a la persona, ¿verdad?.
Cierto, no había pensado en eso.
- Tendrás que cuidarte más, si no te mataré yo.
- Está bien.
Rondábamos por una gran diversidad de caminos, al parecer el bosque era demasiado largo, probablemente en un tiempo nos terminaría dando hambre, teníamos que encontrar un buen lugar para descansar, yo no confiaba mucho en Alice así que por eso dejé algunas rocas en el camino.
- Que raro... siento como si conociera este camino...
- ¿A qué te refieres?.
- Si, mira ese árbol, se parece a uno que llevábamos pasando varias veces.
Miré a un lado y pude ver que había una de las rocas que había dejado antes, y no solo eso, estaba conectada con varias rocas que coloqué tiempo atrás.
- ¡Tonta! nos hiciste caminar en círculos, nunca hemos avanzado nada.
Me había enfadado, ya estaba harta.
- Tomaré esta ruta, creo que yo encontraré a esa persona más rápido sola que siguiéndote.
- ¡Espera Ayumi!.
- Déjame.
Le mostré una cara de desprecio profundo a Alice, esta quedo con una cara de tristeza profunda y paralitica, eso era bueno para mí, así ya no me molestaría.
Me fui largando del lugar, al parecer Alice se había quedado atrás por la expresión que le dí, ojala ya no me moleste. Tengo dos opciones, buscar a esa persona o salirme del bosque laberinto y olvidar que todo sucedió, aunque... sin Alice no puedo volver a ser un Darker.
Mierda, tengo que regresar.
- ¡¡Oye tonta!!¡¡Alice!! - grité lo más alto que podía.
No responde.
- Demonios.
Seguí corriendo sin dejar ningún rastro a mis pies, antes de darme cuenta ya había perdido el camino donde empecé.
¿Ahora qué hago?.
Empecé a dar vueltas en círculos a lado de un árbol de manzanas color morado, me estaba cansando, así que tuve que parar para recostarme en el árbol.
- Esa estúpida voz de la niña tonta, necesito que aparezca para regresar a ser Darker, no quiero seguir siendo un espíritu.
Ya me estaba dando sueño, me quería dormir pero no podía bajar la guardia.
Bueno, el lugar se ve tranquilo, no creo que un Darker aparezca a atacarme, solo tenía que recostarme un raaaatoooooo...
- Ayumi, Ayumi, ¡sálvame!¡sálvame!.
Estaba en una persecución encima de un caballo tratando de rescatar a una chica que estaba atada en un carro impulsado por unas aves gigantes.
- ¡No dejaré que te la lleves!.
- ¡Ayu...!¡¡AGGGGHHH!!.
Repentinamente una sombra gigante aparece enfrente del carro de la chica.
- ¡AHHHH!.
Desperté gritando repentinamente, mi corazón latía rápido y todo mi cuerpo estaba sudando, al parecer estaba teniendo una pesadilla, miré a mi alrededor para mirar si en verdad todo está bien, justo a mí lado estaba alguien que no creí ver de nuevo, Alice.
- ¿Estás bien? Te ves muy pálida y estás muy acelerada, estabas sudando demasiado durante tu sueño, decidí correr para verte y justo despertaste - dijo Alice con una mirada de preocupación.
- Estoy bien, solo fue un mal sueño.
Me tapé el ojo izquierdo con mi mano, sentía un fuerte impulso doloroso en él.
- Ayumi... tal vez... no - Alice parecía que iba a decir algo, pero después se arrepintió.
El dolor con el paso del tiempo se empezó a apaciguar hasta que dejé de sentirlo.
- Ya está... - Seguía tapándome el ojo, pero ya no dolía, solo me sentía cansada.
Traté de levantarme, apenas podía ponerme de pie, y ahora con el hambre que traía, iba a ser difícil aguantar.
- ¡Ayumi aguanta!.
Era Alice que cortó una manzana y me la da de comer.
- Vamos come, tienes que comer - decía Alice.
La manzana sabía rara, era deliciosa pero su sabor no era como el de una manzana normal.
- ¿Qué clase de manzana me diste?.
- Una manzana del manzano donde te dormiste.
¿¡QUÉ!?.
- Alice... esas manzanas son alucinógenas... idiota...
Caí al suelo cerrando mis ojos, cuando los abrí veía una gran cantidad de sombras rodeándome, queriendo acercarse a mí.
Editado: 14.11.2019