Capítulo 1

— ¡Olivia, despierta! — escuche gritar a mi madre desde la planta baja

Tenía que darme prisa, pues teníamos que ir a recibir a los nuevos vecinos, no es que sea mucho de mi agrado, pero a mi madre le gusta usar el chantaje....y pues aquí estoy. 

Mi madre me dijo que los vecinos tienen un hijo de mi edad, así que tal vez no sea tan malo después de todo. 

Golpeé la puerta y unos cuantos minutos después salió una mujer muy linda, de unos 40 años, cabello castaño claro y ojos verdes, detrás de ella salió un hombre de cabello negro como la noche y ojos azules. 

— Buenas tardes, queríamos darles la bienvenida a Belmont —dijo mi madre — Mi nombre es Helena Claire y ella es mi hija Olivia, esperamos que les guste el pueblo, si necesitan saber algo vivimos justo enfrente — dijo señalando nuestra casa

— El gusto es nuestro y muchas gracias por la bienvenida — dijo la mujer con una sonrisa — Mi nombre es Scarlet Reed y el es mi esposo Dylan, nuestro hijo Nathan llegará en unas horas — dijo señalando a su esposo

— Tal vez Olivia pueda mostrarle el pueblo — juro que en ese momento escuche mi cuello tronar, por la rapidez con la que volteé 

Traición

— Pues.. Supongo que si podría — le di una sonrisa con un deje de duda y mirando mal a mi madre

— ¡Perfecto! — dijo el Sr. Reed con una sonrisa — Me parece que se llevarán muy bien — 

Después de esa traición por parte de mi madre. 

Decidí salir al parque, puesto que no tenía nada que hacer. Tomé un libro de mi estantería y salí rumbo al parque. Pasé el resto de la tarde leyendo bajo la sombra de un gran y frondoso árbol, hasta que decidi volver, pues ya estaba anocheciendo. 

Justo cuando estaba a punto de cruzar el jardín de mi casa escuche un auto siendo aparcado del otro lado de la acera, un chico bajo de este, recorrió la calle con la mirada y posó sus ojos sobre mi. 

— ¿Te quedaras el resto de la noche mirándome? — preguntó levantando una ceja — Anda, toma una foto, te duraría más — dijo con una sonrisa

— Tu debes ser Nathan — dije cruzandome de brazos

— El mismo — dijo viniendo hacia mí — Tu debes ser Olivia — dijo con una sonrisa de lado

— ¿Cómo lo sabes? — pregunté con curiosidad 

— Un mago nunca revela sus secretos —  me guiña un ojo

— Creo que nos llevaremos bien — dije viéndolo con una sonrisa

— Yo creo que si — dijo recorriendome con la mirada

— Pues... Supongo qué hasta luego — dudé 

— Hasta luego, Olivia — dijo dándome una mirada extraña e ingresando a su casa. 

Dicen que Lucifer alguna vez fue un ángel...