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Harry es uno de los tantos chicos que tuvieron que mudarse de ciudad por problemas financieros. Sin embargo, siempre se ha sentido increíblemente atraído por las letras, los libros y la poesía. Pero debido a su concentración en su vida escolar, no le prestaba atención a esas bobadas, o al menos así las llamaba su padre. 

Después de tantas discusiones y conflictos con sus padres, decidió que lo mejor sería convertirse en lo que todos esperaban del menor de la familia Scott: abogado.

Por supuesto que no le atraía en lo absoluto, ¿pero qué podía hacer al respecto un niño? Solo contaba con trece años.

Dejó de lado sus libros y poesías para concentrarse en lo que ayudaría a su familia. Que a pesar de todas las cosas él amaba.

Los años transcurrieron con cierta rapidez, al mismo tiempo que su pasión por la escritura se intensificaba. Porque sí, a sus diecinueve años ya sabía lo que quería, y no se rendiría hasta conseguirlo. Tenía la confianza en que sus escritos podrían remover miles de corazones.

Se sentaba todos los días en una plaza a escribir poesía, sin perder nunca la inspiración. Palabra tras palabra iba siendo anotada, teniendo convicción y seguridad.

Veía a las parejas y familias siendo felices, eso lograba causar cierto remordimiento en él. Cada que llegaba a su hogar lo invadía la total soledad y silencio, pero prefería eso a escuchar a sus padres gritar sin cesar. Harry sabía perfectamente que el problema era él, puesto que habían dejado su ciudad natal para madurse a Francia y darle una mejor vida. Solo que todo fue de mal en peor.

El chico intentaba ocultar su libreta llena de hermosos versos donde su padre no pudiese encontrarlas, pues comenzaría a discriminarlo y hacerlo menos por pensar que tenía orientación sexual distinta a la de ellos.

Su padre siempre había tenido complejo de machista, siquiera dejaba a su madre salir a reuniones con amigas. Y creía que Harry, por escribir, dejaba de ser hombre, puesto que en los Scott no había nadie que se dedicara a aquello.

Ya se había llevado unos cuantos insultos, pero nada a lo que le tomara mucha importancia. Harry sabía que existían metas más importantes que escuchar la crítica de personas que solo lograban hundirlo.