The secret of the Witcher

La cofradia

Irlanda del norte, época actual.

― ¿Señor en verdad se va sin nosotros?

―Si, la cofradía es la misma tanto aquí como en Inglaterra, lo sabes.

―Si señor lo se.

―Durante mi ausencia tu estarás a cargo.

―Es un honor señor, no lo defraudare... señor― dudo el hombre que estaba de frente al que se sentaba en la gran silla en el centro de la sala― ¿Se llevara a los gemelos?

―Por supuesto.

El hombre asintió, tenía una rodilla hincada en el suelo y la mano apoyada sobre su rodilla, no miraba hacia su amo, siempre hacia el suelo, mientras este estaba sentado con las piernas cruzadas y una copa de vino bailaba entre sus dedos largos y blancos.

― ¿Cuando parte señor?

―Esta misma noche, no les quiero perder la pista a esas malditas brujas.

―Al fin señor, son el ultimo aquelarre.

Lord BlackHeart asintió.

Unos tacones sonaron desde el corredor hasta que la figura de una esplendida mujer apareció en el umbral de la puerta de dos hojas.

Su mirada era cínica y su sonrisa perversa, su largo cabello rojo llegaba hasta casi por debajo de su cintura, vestía de manera provocativa, con tules y gasas que apenas cubrían su cuerpo curvilíneo, sus labios estaban pintados de negro y sus ojos eran de un violeta intenso que podía cambiar al mas negro pozo abismal, toda ella era atrayente pero también letal.

Camino como una gata hasta donde estaban ellos, miro con su cinismo característico al hombre hincado, lo pateo haciendo que cayera y sonrío mientras pasaba la mano sobre los labios del amo, para luego sentarse a sus pies, abrazando sus piernas.

―No seas cruel con Yashir― la regaño con dulzura Lord BlackHeart sonriendo y acariciando su cabello.

―Lo lamento― dijo ella haciendo pucheros, sin sentirlo en verdad.

El hombre caído volvió a su posición sin decir nada por la manera en que la mujer lo trato.

Nadie en su sano juicio se atrevería a replicar siquiera nada, Lady BlackStar era la mascota favorita del amo y nadie se atrevía siquiera a mirarla mal.

―Ya esta todo listo amo― ronroneo la mujer.

―Perfecto, ¿SoulStealer donde esta?

―Divirtiéndose― respondió la mujer― ya sabes como es, creo que se reunirá con nosotros durante el trayecto.

Lord BlackHeart asintió y el hombre con quien hablaba se estremeció de manera involuntaria.

Ese trío era el mas poderoso y despiadado de todas las cofradías.

Los líderes absolutos, de hecho los tres eran los que dirigían las demás cofradías desde allí.

La base siempre estuvo en la vieja Irlanda, cerca del lugar donde se había escapado el último aquelarre de brujas.

Por algún motivo Lord BlackHeart no quería desprenderse de ese sitio.

Todos conocían la historia de la maldición que recaía sobre el, sabían que estaba maldito y también que nunca estaba solo, aun así nadie se atrevía a oponerse a el, todos le temían y se aseguraban de mantenerlo contento pues era bien conocido cual seria el castigo por hablar de lo prohibido.

Lord BlackHeart se veía muy joven aun pero todos sabían que tenía demasiados siglos sobre sus espaldas y mucho poder acumulado en ese tiempo. Con tanto poder acumula, quien en su sano juicio se opondría a su liderazgo.

No.

Lo mejor era callar y obedecer, al menos de ese modo se conservaba la vida.

La comitiva partió esa misma noche rumbo tierras nuevas dando alivio a los integrantes de esa Cofradía, ahora era problema de la sucursal de Londres …

Cuidad de Oxford

― ¡De nuevo!

― ¡Sí!

La lucha cuerpo a cuerpo se desarrollaba en total silencio, los ojos críticos del líder del grupo estaban pendientes de cada movimiento por parte de los contendientes. De pronto se movió con rapidez asombrosa, golpeo con la palma de la mano el pecho de uno de los contrincantes y el rostro del otro derribándoles a ambos.

― ¿Cual es la regla numero uno?― pregunto irritado acomodando su ropa.

― ¡Nunca bajar la guardia!― respondieron los dos hombres caídos poniéndose en pie lo mas rápido que les fue posible.

― ¡Entonces que diablos fue eso!― grito furioso― ¡Los derribe a ambos y ninguno de los dos me vio como una amenaza, el hecho de que el combate fuera entre ustedes no deja librado al azar que una amenaza externa podría llegar de un momento a otro!― volvió a gritar― ¡Son reglas básicas que se les enseño incluso desde antes de nacer maldita sea! ¿Que sucede con ustedes? ¡Si era una de esas malditas brujas estarían muertos!

Aiden se enfrento al instructor clavándole la mirada de manera asesina.

― ¿Has visto una maldita bruja desde que eres parte de la cofradía?

Azriel mantuvo la mirada firme.

―Sabes que no, solo queda un aquelarre.

― ¡Entonces ya no fastidies!

― ¡Tranquilos! Cálmense, están muy tensos, la llegada de nuestro líder los tiene demasiado nerviosos― intervino Anzel.

―Me pregunto para que viene el en persona― reflexiono Blade entrando en esos momentos.

― ¿No lo sabes?― interrogo con soberbia Aiden― encontraron el último aquelarre de brujas aquí en Oxford.

― ¿Las encontraron?― pregunto sorprendido Blade.

―Bueno no les encontraron, solo descubrieron que aquí fue donde se perdió su rastro y los sabuesos del líder creen que viven en la cuidad.

Azriel entrecerró los ojos y sonrío.

―Al fin podremos exterminarlas por completo.

― ¡Si, nuestro entrenamiento valdrá la pena al fin!― apoyo Blade.

Anzel no dijo nada, solo asintió.

― ¿Donde están los demás?― pregunto Azriel― ¿No deberían estar ya aquí?

―Ya vienen― dijo Calev ingresando― están en los vestidores.

―Deben entrenar mas duro que nunca― insistió Azriel― le demostraremos a los de la cofradía de Irlanda que los Hunters de Inglaterra pueden acabar con lo que ellos dejaron a medio hacer hace siglos.

Ninguno de los muchachos dijo nada.

Todos sabían que a Azriel no le agradaba nada estar por debajo de nadie y sabían que Lord BlackHeart iría con sus dos escoltas personales y según se rumoreaba eran los mejores entre los mejores.




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