El atardecer comenzaba a iluminar toda mi casa y eso me estaba llenando de alivio, no tanto por el lado de que iba a hacer más calor que por la noche, más bien por el lado de que podía ver mejor a Ethan, sus ojos se volvían más claros mientras más les daba el sol, su piel era de un color caramelo muy dulce y pude notar que tenía hoyuelos, lo cual era genial, amo los hoyuelos.
Me aclaré mi garganta antes de comenzar y me acomodé en el mueble donde estaba sentada.
- Bueno, es un alivio, al menos saber tu nombre, puedo saber que no eres un completo desconocido, pero necesito saber un par de cosas más - cruce mis dedos entre sí y los puse debajo de mi mentón como una empresaria pensante.
Él suspiró y asintió estando de acuerdo conmigo.
- Tengo veinte años, mi mamá murió cuando tenía dos años, a mi padre nunca lo conocí. Así que desde ese entonces he estado bajo la custodia de mis abuelos, me dirigía a su casa cuando sucedió lo de mi auto, aún sigo preguntándome por qué sucedió, se supone que mi auto es nuevo - susurró esto último - en fin - volvió a la conversación - me dirigía a la casa de mi abuela que queda a más de una hora de aquí, como te dije, cuando sucedió lo del accidente tu casa era la más cercana.
- ¿Y por qué no llamaste a una grúa? - ahora que lo pienso, fue muy tonto de mi parte no llamar a la policía cuando Ethan llegó a mi puerta.
- ¿Crees que no lo intenté? - pero la más cercana está a dos horas, literalmente estamos en el medio de la nada y mi teléfono quedó sin pila poco tiempo después - dijo casi exasperado.
- Oye - dije con un tono ofendido - no me ofendas a mí y mis ganas de estar sola, no es mi culpa que tú estés tan acostumbrado a la vida de ciudad - me crucé de brazos - además hay un pueblo a diez minutos.
- No te estoy ofendiendo, solo te digo que si hubiera sido un asesino, lo cual no soy - aclaró al ver mi cara de espanto - como te decía, si hubiera sido el asesino, nadie te hubiera venido a ayudar y nadie hubiera escuchado tus gritos.
Simulé estar molesta, aunque bueno, era técnicamente cierto. Cuando me mudé lo que principalmente contemplé fue la soledad, la paz y tranquilidad que podría experimentar. El no pensar en futuros vecinos me alegraba un montón, aunque bueno, el alegrarme por mis inexistentes vecinos no me hizo plantearme la idea de que sí, prácticamente estaba en la nada.
- Cuando lo dices de esa manera, el vivir alejada de todos suena como algo malo - le reproché haciendo un puchero.
- No lo digo como algo malo o para que te sientas triste - dice de manera apresurada y poniendo sus manos en mis hombros.
Cuando lo hace, siento como por mi cuerpo, pasa una gran red de electricidad que eriza los bellos de mi brazo y hace que me estremezca ligeramente, Ethan pareció notarlo, porque de inmediato retiró sus manos con un sonrojo en sus mejillas.
- Lo siento - carraspeó nervioso - lo que quiero decir es que, muchas gracias por tu ayuda, sin ti, quizá me hubiera quedado toda la noche en la carretera en medio de una tormenta.
- No tienes nada de lo que agradecer, aún no tengo luz, pero podemos usar mi auto para ir al pueblo, contactar al mecánico y llamar a tus abuelos, ¿te parece?
Él asintió y yo sonreí feliz, bueno, al menos podía hacer algo para ayudarlo. Me levanté de donde estaba sentada y estire un poco mis brazos, agotada por la larga y eterna noche. Bostecé y cerré los ojos.
- ¿Dónde dices que dejaste tu auto? - pregunté con voz cansada y con rastros de bostezo.
- Tuve que empujarlo por todo el camino hasta que vi tu casa, está afuera - él se levantó junto a mí y juntos comenzamos a caminar a la cocina.
- Es bueno, podemos hacer que el mecánico venga hasta acá y nos ahorramos el tener que buscar tu auto y pagar por una grúa, bien pensado chico - le di una palmada en la cabeza a modo de broma y escuché como ladraba en modo de juego también.
- ¿Quieres dormir? - me preguntó Ethan al escuchar mi quinto bostezo seguido - sé que ha sido una larga noche y lo siento por eso - se apresura a decir cuando me ve con ganas de reprochar.
- Fue una larga noche - le di la razón por primera vez - pero no quiere decir que yo me vaya a dormir y te deje solo, lo siento amigo, no es nada en contra tuya, sino que más bien estoy buscando mi seguridad ¿Lo entiendes, cierto?
Él asiente estando de acuerdo conmigo - Te entiendo - dijo - pero si te deja más tranquila, yo también dormiré un poco.
Lo miré con sospecha ¿Qué estaba tratando de hacer?
Él pareció leer mi rostro, porque habló de nuevo - lo digo en buen plan, si quieres yo puedo ir a dormir a mi auto, total, no es ningún problema para mí.
- ¿Estás seguro? - pregunté indecisa, no sé por qué, si se supone que yo estaba buscando mi propio bien, era claro.
- Más que seguro, no te preocupes por mí - él me dio una pequeña sonrisa.
Asentí aun así un poco indecisa, no es que fuera una mala persona, pero ¿Debo repetirlo? Es claro que lo hago por mi seguridad, no puedo dormir en mi propia casa con un extraño que, aunque me haya dicho su trágica historia, no quiere decir que de inmediato confiaré en él y lo dejaré entrar en mi habitación como si nada. Obvio que veo películas de terror.
- Bien - le digo finalmente - nos vemos en dos horas para ir al pueblo, será una aventura - sonrío un poco de manera exagerada y falsa.
Si mi invitado se dio cuenta de mi falta de interés, gracias a Dios no dijo nada y solo levantó sus pulgares de manera que estaba de acuerdo.
Bueno, será una aventura. Me dije a mí misma.