- I'm drunk in the back of the car, and I cried like a baby coming home from the bar - tarareé mientras juntos íbamos en el coche de vuelta a mi casa.
El camino era silencioso, así que decidí encender la radio, tuve la suerte de que Cruel Summer se estuviera reproduciendo, haciendo que de inmediato me pusiera a cantar. Ethan no me podía culpar, Taylor Swift siempre iba a tener un lugar en mi corazón.
- With you - siguió Ethan haciendo que lo volteara a ver.
¿Podía este chico ser más perfecto? Pensé mientras lo veía de reojo.
El aire era frío, afuera parecía como si congelarnos sería nuestro fin. Por suerte, en el auto había calefacción y no tendríamos que congelarnos. Gracias, Ethan por tu bello y hermoso auto.
Cuando se distraiga debería lanzarlo del auto y quedarme yo con él. Pensé mientras veía por la venta con una sonrisa.
Tal vez yo no era quien debía sentir miedo, tal vez Ethan es quien debió sentir miedo de mí. El paisaje afuera era hermoso, ya habíamos dejado el pueblo hacía unos dos minutos, los árboles pasaban y pasaban, algunos aún mojados por la lluvia de anoche, otros un poco caídos y otros con un poco de nieve por la última nevada. Igual la naturaleza seguía siendo hermosa.
Mientras veía los árboles pasar no pude evitar pensar en que esta iba a ser la última vez que vería a Ethan y eso me puso, por alguna razón, estúpidamente triste. Luego de dejarme en mi casa, sin nada que lo ate a mí, podría tomar su lujoso auto e irse corriendo sin mirar atrás.
No lo culparía, si yo me conociera, también saldría corriendo, por Dios, muchas veces me hizo saber que era rara por vivir en el medio de la nada, y aunque ya le expliqué, es muy seguro de que aún siga pensando lo mismo. Que soy una rara, asocial.
Estaba tan en mis pensamientos, que no me di cuenta en el momento en que llegamos a mi casa, no lo noté, sino que fue hasta que Ethan abrió la puerta para mí y me brindó su mano.
- Pagaría lo que sea por saber lo que estuvo en tu cabeza todo el viaje hasta acá - dijo una vez que acepté su ayuda y juntos caminamos hasta la entrada de mi casa, miré de reojo mi auto.
- ¿Hasta me darías tu coche? - intenté bromear, pero lo único que salió de mí fue un tono melancólico y triste.
Ethan se detuvo un momento al escuchar mi pregunta. Ladeó la cabeza como si estuviera evaluando la situación, y una sonrisa suave curvó sus labios.
- Depende - dijo, inclinándose ligeramente hacia mí. - ¿Qué tan valiosa es esa información?
Lo miré y por un segundo sentí como si mi mundo se hubiera detenido. Un nudo comenzó a formarse en mi garganta ¿Cómo pude haberme enamorado de un chico que acababa de conocer? Más importante ¿Cómo pude enamorarme, sabiendo que él se iría? Mis ojos amenazaron con llenarse de lágrimas, pero no los dejé.
Estaba siendo una tonta, tal vez me sentía así porque Ethan era la primera conexión real que tenía en meses, es muy seguro que fuera por eso. Pero no podía evitar sentir como si un agujero negro se comenzara a formar en mi pecho absorbiendo todo dentro de mí.
- No creo que sea tan importante como para darme tu coche - logré decir en un susurro intentando tragar el nudo en mi garganta.
Intenté darme vuelta para disimular mis ojos cristalinos y metí mis manos en mi abrigo para sacar mis llaves, creí que estaba siendo victoriosa, hasta que Ethan tomó mi brazo para parar mis pasos, haciendo que quedara atascada a mitad de camino.
- ¿Qué ocurre, Julieta? Te pusiste... diferente - su voz era tranquila, pero había un matiz de genuina preocupación que no pasó desapercibido.
Respiré hondo, cerré los ojos un instante y giré hacia él. Sus ojos se posaron en los míos, pasando de la curiosidad a la preocupación en segundos.
- Julieta, por favor habla conmigo - dijo con verdadera preocupación mientras de manera inesperada deslizaba su mano por mi brazo, hasta finalmente llegaba a mi mano para entrelazarlas.
Ese gesto hizo que todo mi mundo se viniera abajo, fue la última gota que pudo derramar el vaso, porque en un acto de valentía me lancé a sus brazos y logré darle un gran y fuerte abrazo, dejando que las lágrimas corran por mis mejillas.
- Soy tan estúpida - dije sollozando - me enamoré de ti y ahora tú te irás - solté sin rodeos mientras sentía como Ethan se tensaba en mis brazos.
No me había dado cuenta hasta ese momento, pero Ethan no me había devuelto el abrazo, lo cual fue decepcionante y para lo que mi cuerpo y mente sintieron que fueron horas, él no me había dado respuesta alguna.
Con mis ojos aún más llenos de lágrimas y con arrepentimiento latente, intenté separarme sorbiendo un poco mi nariz. El viento frío de afuera me estaba pasando factura. Estuve a punto de bajar mis brazos, cuando repentinamente Ethan me abrazó de vuelta y enterró su nariz en mi cabello, tomándome por sorpresa.
- Mierda - susurró con voz raposa - mierda, Julieta no me hagas esto. No te digas estúpida por algo que yo también estoy sintiendo.
Ahora soy yo quien se queda sin palabras, el frío calando por mis huesos y el sonido de los árboles llegando a mis oídos. Podía estarme muriendo de frío, pero el estar en los brazos de Ethan era tan calentito, que no sentía nada de eso.
Estuve a punto de responder algo, lo que sea, todo con tal de que mi boca dejara de abrirse y cerrarse como la de un pez. Pero entonces, Ethan susurró algo que lo cambió todo.
- Te amo tanto, que siento que me es imposible separarme de ti.
Finalmente, eso fue todo para mí. De inmediato me salí de sus brazos, a pesar de lo cómoda que estaba, para ir directo a atacar sus labios. Tomé sus mejillas en mis manos y fui directo a mi objetivo. Estos se sentían fuertes, pero a la vez suaves, pude sentir como de inmediato, me respondía el beso, haciendo que de mis labios saliera un pequeño pero vergonzoso gemido.
Fue un roce primero, apenas un susurro, pero el contacto bastó para que todo dentro de mí se incendiara. Cerré los ojos, entregándome al momento, sintiendo cómo la intensidad crecía con cada segundo que pasaba.