The things that breaks heart

Capítulo 02

ELLOS

Todo parece detenerse…

Las palabras quedan en el aire. El timbre suena. Ninguna parece estar relajada ni un poco, intercambian miradas una vez más, luego la dirigen a mí, analizandome de arriba abajo. Se me va el aliento cuando el timbre suena por segunda ocasión.

La primera en reaccionar es la chica pelinegra llamada Grace, se apresura a caminar a la puerta sin preocuparse por hacer ruido en su andar. Las demás le piden silencio y ella las ignora. Muestra una leve sonrisa a todas como disculpa.

—Deben de ser ellos. —Dice sin más, formando la sonrisa en su rostro, a una más difícil de comprender.

Todas dan un paso hacia atrás al ver como desbloquea la puerta en la pequeña pantalla de la pared.

—No la abras. —Pide Flor, como si temiera que algo malo pasara. Y creo que en el fondo también pienso como ella aunque no entienda nada de lo que ocurre.

Algo en mi subconsciente dice que estoy en peligro, que ellas están en peligro. Muerdo mi labio, que duele, pero no me importa. El sonido de la puerta abrirse hace que de nuevo ese silencio nos envuelva. No puedo ver desde aquí quién es solo puedo escuchar que han dado pasos.

Algo ha cambiado en el ambiente. Todas dirigen sus ojos a mi rostro, con rastros de confusión y especie de rabia.

—¿Esto es broma, Mara? —La ironía se apodera de la castaña clarita, transformando su mirada en una de desprecio.

—¿Sabes quiénes son ellos, Grace? —La chica de cabello corto parece ser la única que cuestiona a la chica de la puerta.

Me muerdo el labio al ver a la chica tan segura. No puedo ver desde aquí quién es, pero puedo escuchar que han dado pasos. Esta pelinegra no le ha tomado importancia a lo que ha dicho la del cabello corto. Mientras, todas observamos que saluda, alegre de ver a las personas que estoy a punto de ver.

Las chicas siguen retrocediendo de sus lugares, todas juntas. Ya no las veo con curiosidad en sus rostros. Las veo con temor ahora y creo que es por las personas que han entrado. No sé quienes son. Me causa más curiosidad ahora que veo sus reacciones.

Grace no tarda en dar un quejido y no entiendo el por qué. Con solo escucharla me da la impresión que es parecido a dolor, pero ¿de qué? Sigo observando, esperando a que solo ella se mueva. Sé que son varias personas, puedo escucharlos, pero no muy bien.

Ella está pegada a uno de ellos, al único rubio oscuro entre ellos. Sigue retrocediendo, con sus manos sobre la parte debajo de sus costillas. Y sigo sin entender parte de su reacción. Entonces ella suelta:

—No recuerda nada. No recuerda nada. —Susurra entre llanto, casi como si fuera un súplica. Entonces cae al suelo por un mal movimiento de su pie, es como si toda su fuerza se estuviera desvaneciendo en cuestión de segundos.

Nadie hace nada y creo que comienzo a entender por qué es así. He comenzado a ver unas manchas rojas debajo de las manos de Grace y cada vez se hacen más grandes. Las expresiones que ella hace lo dicen todo. Hay dolor, hay sufrimiento e incredulidad de lo que ha pasado.

Miro al chico que estaba pegado a ella antes y esta vez veo lo que tiene en mano: un cuchillo, con el filo lleno de sangre. Las gotas rojas caen al suelo y lo manchan. El chico ni siquiera muestra arrepentimiento por haberla apuñalado. Y los demás —los que supongo que son sus amigos porque no se parecen en nada—, no muestran nada de expresiones en su rostro, como si no tuvieran alma. Es como si todo estuviera calculado.

Las chicas no hacen nada, quizás por el shock de ver a Grace luchando contra la sangre que ahora llega hasta sus piernas. O tal vez es el temor de que les hagan lo mismo con ellas. No sé muy bien por qué no hacen nada.

No sé qué más harán ellos, no tengo idea por quién vienen. No me han visto, a las demás si . La posibilidad de que hagan algo contra ellas es alta. Sin ellas, me van matar, moriré en sus manos. Los ojos de cada chico están llenos de sed de sangre.

Ellas me han rescatado de una muerte segura… y ahora ellas también están al borde de una.

Quisiera ayudarlas, pero sé que no puedo. Mis piernas no me responden cuando veo que ellos también tienen cuchillos en las manos, preparados para atacar en caso de que alguna de ellas se atreva a ponerse a la defensiva.

Me tambaleo cuando una de las chicas me mira, Brissa, que parece estar tranquila como si nada pasara, como si tuviera todo bajo control. Aunque también, cuando me ve, muestra lo que en realidad siente. No puedo evitar mirarla. Ella sabe que no sirve de nada intentar ponerse a la defensiva, su mirada lo refleja. Ellos ya están preparados para atacar.

—Corre, escóndete. O escapa. —Dice lo suficiente alto como para que todos escuchemos y quizá ese fue el segundo error después de abrir la puerta.

Esas palabras fueron para mí, ella me miraba a mí. Las chicas me miraron de nuevo. Y esta vez ellos me vieron.

El de lentes abrió la boca en una perfecta “o” y yo no puedo comprender su sorpresa. Los demás también reaccionaron con sorpresa, mucho más sutiles que el chico de lentes.

No puedo evitar poner una cara de espanto porque uno de ellos da pasos a dónde estoy yo. Mi cuerpo me pide a gritos que salga corriendo y haga lo que Brissa me ha dicho.




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