Si hubiera sabido que estar encerrada en una celda con mi hermana con una comida al día jamás habría salido de casa ese día, es más hubiera querido que ese día ni siquiera hubiera llegado. Ahora solo me queda soportar este día, y el que sigue, y el que sigue; y todo el resto de mi vida. Aun así, trato de que estos días pasen, aunque sea menos lento de lo que ya siento; mi hermana mayor Marissa me ayuda bastante a que no lo sufra tanto, pues ella me hace reír cada que puede.
Después de que nos dan la comida mi hermana es la que rompe hielo mientras está sentada a la otra esquina de la habitación.
-No puedo creer que nos movieran hacia la parte con más seguridad de este mugroso edificio- dijo mientras se paraba y ponía cara de asco al ver la comida que nos trajeron.
Después de ver la comida (que por cierto tiene días de estar pasada) la pruebo y noto que solo reciclaron la comida de la semana pasada. En el momento en el que hago cara de asco mi hermana dice algo que no logro escuchar ya que la puerta de la habitación se abre de golpe dejando ver a una persona –hombre- recargado en el umbral de la misma –que podría asegurar de quien se trata-.
-Parece que ustedes necesitaban un rescate de parte de alguien tan genial, especial, amable, su…-El no pudo terminar pues mi hermana le había dado un zape en la cabeza que hizo que se callara.
-Te tardaste mucho, ¿sabes lo que es estar aquí? -dijo mi hermana.
-Sí; aquí el hospedaje nos costó muy caro, talvez quisieras probar la comida de aquí Esteban- le dije yo con todo el sarcasmo del mundo. Esteban es nuestro hermano, primero es Marissa, luego Esteban, al final yo, la menor de los 3 pero tengo ventajas de eso.
-Sabes, aunque no lo creas; extrañe tu sarcasmo Adeline- dijo Esteban para después abrazarnos a las dos al mismo tiempo.
-Bueno es mejor que nos vayamos ahora- dijo Marissa con evidente prisa por sacarnos de esa cárcel con apariencia de asilo.
Después de caminar un rato encontramos el arsenal donde guardaron mi arco y flechas junto con todas las armas de mi hermana.
- ¿Ya están listas verdad? - pregunto Esteban mientras se iba acercando a las dos, con ojos de “espero que estén listas porque la fiesta casi comienza”. Yo asentí mientras colocaba bien las flechas detrás de mi espalda; voltee a ver a Marissa que se colocaba la última de sus muchas armas en la pierna, me miro y dijo.
-Yo estoy lista; hay que salir de aquí ¡ya! - En cuanto término de hablar se escuchó como sonaban unas alarmas y todas las luces que anteriormente eran amarillas ahora eran rojas indicando que alguien de la zona de seguridad había logrado escapar “nosotras”.
-Creo que ya se dieron cuenta de que no están chicas- Esteban comenzó a caminar hasta que unos guardias se pararon enfrente.
-Muy bien; creo que es hora de que me demuestren las dos que tienen una excelente puntería; Marissa, Adeline- En cuanto termino de hablar yo dispare la primera flecha a uno de los guardias; y a continuación mi hermana saco 2 de sus pistolas y comenzó a disparar mientras Esteban y yo peleábamos con varios de ellos y en ocasiones yo disparaba una flecha justo en donde quería lastimarlos. Así estuvimos hasta que Esteban nos dijo a ambas.
-¡Esa es la puerta!; salgamos de aquí ya- Salimos los 3 de ahí y comenzamos a correr hasta estar seguros; Esteban dijo
-De verdad las extrañe mucho- a lo que Marissa dijo
- ¿Y crees que nosotras no? Ven aquí- dijo mientras nos abrazaba.
-Solo espero no separarme de ustedes otra vez- dije yo casi llorando.