The Twelve Host

Peligro, ¡Peligro!

Recorrió gran parte del ala derecha, encontrándose muchas habitaciones diferentes, dormitorios, librerías, laboratorios, almacenes de comida, pero todos estaban arruinados, abandonados y algunos con sangre y huesos, hasta incluso pelos de personas. Eso descolocó un poco la mente de Alice pero seguía firme en su objetivo, escapar. Mientras buscaba la salida, o un lugar tranquilo para esconderse en caso de emergencia, halló una escalera de mano que daba una escotilla en el techo, ya estaba abierta, parece que ni siquiera se molestaron en cerrarla cuando las anteriores victimas la usaron. En fin, se acercó a ella para subir e investigar pero en ese momento escucho el ruido de la campana, ya había pasado la hora, los asesinos estaban sueltos.

La desesperación se apodero de ella, tenía que esconderse, no había encontrado la salida aun. Igualmente creía saber dónde podía estar una de las salidas, pero era arriesgado, debía esperar un poco para que se distraigan los cazadores con los demás. Subió con prisa y cerro velozmente la pequeña puerta de la escotilla, estaba oscuro pero no tanto como para no poder ver, era como un ático, lleno de cajas de libros, algunas de ropa y maderas tiradas por el piso desparramadas.

Se sentó a descansar en un rincón luego de haber corrido y cerró un poco los ojos, pensado en toda la gran situación en la que se encontraba. Pero no distraerse tanto, porque vio a lo lejos dos puntos rojos flotando en la nada. Sabía quién era, era un asesino, incluso recordaba su nombre, se llamaba The Bogey. Llamado así por si habilidad de volverse invisible, pero tenía desventajas, la primera consistía en que no se volvía totalmente invisible, sino que se le podían ver los ojos, pero no observablemente fácil, Alice tuvo suerte en verlos. La segunda, cuando The Bogey estaba en modo invisible considerablemente si visibilidad. Su aspecto bastante extraño. No tenía nariz y era muy pálido de un costado del cuerpo y del otro era de un color azul claro. Su rostro estaba compuesto por diez ojos, pero solo dos eran sus principales, el resto le ayudaban a ver cuando estaba en modo presente, es decir, cuando se lo podía ver. Era flaco y vestía ropas de un paciente de un hospital psiquiátrico. Llevaba un mazo en la mano izquierda.

Alice, sabiendo su debilidad, se escondió detrás de una caja esperando que no la vea. Pero cuando él estaba a punto de bajar por otra parte diferente a la que ella había subido, una rata pasa corriendo cerca de Alice, lo que provoca que ella se asuste y de un salto tire una caja al suelo. El ruido llamo la atención de Bogey que volvió a hacerse visible y se dirigió al lugar del hecho. Temblando del miedo, Alice estaba predispuesta a correr, a pegarle si era necesario. Y llego el momento, Bogey golpeo fuertemente con el mazo la caja que escondía a la joven, revelándola frente a frente de un asesino.

Pasaron segundos eternos para Alice, que petrificada del miedo no pudo correr, por lo que Bogey rompió el silencio – Bah, no eres mi caramelo, pero lo mismo te matare, aunque te daré ventaja. Tienes diez segundos de ventaja así que aprovéchalos. Diez... –empezando a contar el tiempo, ella sin pensarlo corrió tan rápido como pudo. Prácticamente se tiró de las escaleras al suelo inferior y se dirigía a las habitaciones que previamente había recorrido, para intentar esconderse entre tanto desorden que había en ellas.

Entro en una sala que ya era conocida para ella, la había investigado antes y era el laboratorio, lleno de químicos extraños. De prisa, observo a su alrededor para ver si había un buen escondite. ¡Bajo la mesada! Estaba a punto de esconderse cuando metió la pierna y sintió contacto con algo, era una persona, una presa más. El chico se asustó al verla pero se calmó al saber que ella no era una asesina. – Sal de este lugar, lo encontré yo primero –empujando fuera su pierna

–Podríamos trabajar juntos e intentar salir de este lugar, ¿Te parece? Pero por favor déjame esconderme aquí– le imploro Alice mirándolo fijamente a sus ojos

–Bueno, está bien, hay espacio para dos. Ven rápido –con un poco de dudas el chico estaba por dejar entrar a Alice a su escondite, pero de repente aparece nuevamente The Bogey, que de una patada abrió la puerta del laboratorio. Y con su buena visión pudo localizar a los dos chicos fácilmente.

El miedo se apodero de ellos, pero al muchacho se le ocurrió usar de carnada a Alice para que él pueda escapar. Mientras el fantasma viviente se acercaba lenta pero tenebrosamente con su mazo listo para asesinar. Debían hacer algo, así que él, insultándose a sí mismo por dentro y gritando perdón hacia Alice, la empujo directo a los pies del temible cazador

–Por favor, ¿Tirar así a una dama? Mierda no tienes compasión, deberías sentir vergüenza, aunque a ella ya le di mis segundos de ventaja, iré primero por ti. Eres mi caramelo, ¿Lo sabes no? Prepárate, no será una muerte rápida, porque me das asco por lo que hiciste. Igualmente te daré los segundos de ventaja, diviértete –contando los segundos nuevamente y riéndose del muchacho The Bogey estaba listo para matar.

Alice aprovechando la situación que nuevamente se había formado hacia su favor, recordó unas escaleras que llevaban a un sótano– “Tal vez encuentre una salida por allí” –pensó mientras se dirigía hacia ellas. Tan solo no quería encontrarse nuevamente con algún asesino. Corriendo y caminando de a cortos plazos, escuchaba como The Bogey asesinaba a su caramelo. Se escuchaban gritos de piedad mezclados con dolor. Además de oírse como el cazador comía partes del chico y masticaba sus extremidades. Horrorizada a halló las escaleras



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En el texto hay: un poco de horror

Editado: 03.05.2019

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