CAPÍTULO 7

Capítulo 7:

Una conversación

STEPHANIE

Luego de unos minutos, Gonzalo llega a casa de Ric, donde lo ponemos al día con lo que está sucediendo. Además, como Hope es lobo y él también, quizás nos brinda información que otra persona no podría.

Luego de una larga introducción de casi dos horas, contándole lo básico de las nuevas noticias y demás, él suelta información que nos da una nueva esperanza.

—A muchos de nosotros nos gusta evitar lo de la luna llena y encadenarnos. Pero hay algunos hombres lobo a los que les gusta juntarse en lugares en los que no tienen que hacer eso. En donde puedan disfrutarlo.

—¿Qué tipo de lugares? —le pregunto a Gonza.

—Montañas, parques estatales, desiertos, esa clase de lugares. La mamá de Hope era líder de una manada y realmente era buena —comenta con una sonrisa—. Ella está en paz, ¿verdad? Por eso no está aquí...

La verdad es que no quiero hablar de la madre de Hope porque eso nos llevaría a más terrenos que abarcar. Y, siendo sincera, no tenemos tanto tiempo suficiente como para afrontar ese suceso.

—¿Algún lugar en Liniers? —le pregunto, y él asiente.

La verdad es que me he sorprendido al saber que en Buenos Aires hay lugares para que los hombres lobo puedan vivir en su forma lobuna, libres y sin ataduras. Estoy feliz por ellos, pero…

—Sí, dame tu teléfono —me pide—. Trataré de sacar un mapa.

Se lo entrego y espero a que me lo regrese.

—Gracias por hacer esto. Sé que te estamos pidiendo mucho.

Estoy segura de que nos ayudaría de cualquier manera, pero me siento un poco mal por tener que pedirlo. Me hubiera gustado que se ofrecieran a darnos sus ayudas, pero no ha sido así.

—A Eli le gusta recordarme que Hope está lejos porque yo hablé con Micaela sobre los Mikaelson —responde con un tono serio—. Siento que le debo una.

De cierto modo, lo que dice es verdad y no voy a negar nada al respecto.

—Comparto ese sentimiento —murmuro, viendo a Josie y su padre entrar al Grill y sentarse en la barra.

¿Por qué están aquí hablando de Dios sabe qué en la barra del Grill? Se supone que tendrían que…

—¿Has hablado con Lizzie? —me pregunta, y yo niego.

—¿Por qué? —me atrevo a preguntar.

Por un instante, todo se queda en silencio y eso me hace llevar una gran sorpresa.

—Solo curiosidad —responde, y yo asiento.

Teclea en mi teléfono y, después de varios segundos, me lo muestra.

—Ahí está. —Me enseña el mapa, y yo asiento.

—Gracias. —Sonrío y me despido antes de levantarme e ir con Josie y Ric.

—¿Lo conseguiste? —me pregunta Josie, y yo asiento.

Este es uno de los intantes más raros en mi vida: tener paciencia y esperar.

—Es en la General Paz —digo, y ella asiente.

La General Paz, un lugar solitario, lleno de árboles que separa la Provincia de la Capital Federal.

—¿Están seguras de que quieren cazar a un aquelarre de brujas ancestrales en luna llena? —pregunta Ric antes de beber de su vaso con whisky.

—Saldremos de ahí antes de que la luna salga —dice Josie—. Pero si no quieres ir, está bien. Iremos solas.

Ric gruñe y la detiene.

—Tú fuiste él que me dijo que podíamos manejar las cosas solas.

—Sí, me refería a cenas congeladas y exámenes —gruñe y bebe todo el whisky de un trago—. Está bien vamos, pero alguna de ustedes conduce.

Se levanta de la barra y salimos del Grill.

—¿Llamaste a tu papá? —me pregunta Ric.

¿Qué se supone que le tendría que decir? Por supuesto que no le he dicho nada a mis padres y, mucho menos, a mi padre.

—No —respondo antes de subirme a mi camioneta.

Siento que algo no está bien, pero no emito palabra alguna. Quiero que la sensación desaparezca de una vez por todas, lo púnico que quiero es aguantar el dolor que está creciendo dentro de mí. ¿Por qué todo tiene que ser tan complicado? Espero que podamos encontrar a Hope antes de que todo acabe mal.