Capítulo 24:
Un trato
STEPHANIE
Me quedo callada por unos segundos, no digo nada y esucho lo que dice Ric. Por momentos, me gustaría que mi padre estuviera aquí con él para ayudarnos a hacer esto, pero no puedo molestarlo en un momento como este.
—Las imágenes cuentan una historia, pero para entenderla tenemos que descifrarlas —dice Ric mientras Enzo termina de imprimir todas las fotos y Laucha y Ric las acomodan sobre la mesa.
Eli se lanza contra mí y yo trato de encajarle la estaca en el pecho, pero ella toma mi brazo y me la quita en un segundo.
—Torpe —se burla.
—Soy nueva en esto —me justifico.
—El fantasma del tío de Gonzalo Larreta me dijo que la cueva nos llevaría a un arma para matar a Klaus. —Eli mira a Ric y Enzo y yo aprovecho que está distraída y la ataco, pero detiene mi pierna y me empuja.
Gruño y le quito la estaca que me quitó ella antes.
—¿No tenía Mikael una estaca para matar a Klaus? —pregunta Lautaro.
Es verdad lo que dice.
—Sí, por lo que la pared nos llevará a Mikael que ya hemos encontrado y perdido —le responde.
Me toma del brazo y me hace dar vuelta antes de pegarme a su pecho.
—Estás muerta —murmura contra mi oído antes de pretender que me muerde.
Ruedo los ojos al escuchar lo que dice y del modo en que lo dice.
Me alejo de ella y me guiña un ojo.
—Pero estas imágenes nos dirán de que arma se trata —dice Ric.
—Entonces, hay que descifrarlas —dice Laucha.
Camino hacia la mesa y Enzo me sonríe levemente antes de mirar a Eli y seguir imprimiendo las fotos.
—Perdón por no ser tan optimista, pero ¿cómo lo haremos? —pregunta Eli.
Alguien tiene que hacer esa pregunta. Por suerte, lo ha hecho ella. Eli siempre hace preguntas que he pensado antes, así que nos complementamos de cierto modo.
—Si la historia es sobre la familia original porque no me cuentan la historia. Sé que ustedes saben más de lo que dicen...
Han estado haciendo esto tan complicado.
—Tienes que despertar a Kol. Es sencillo, le quitas la estaca y fin —me explica Enzo como si no lo supiera—. ¿Por qué no lo haces? Pensé que lo amabas.
Ruedo los ojos al escuchar la obviedad más estúpida que he escuchado hace días.
—Sé cómo despertar a Kol, pero le prometí que no lo haría hasta que sus hermanos despierten. —Lo miro a los ojos—. No voy a despertarlo.
Todos se miran por un instante y luego posan sus ojos en mí.
—Me parece que lo mejor sería que despiertes a Kol —agrega Ric—. Él puede contarte cosas que no sabemos de ellos. Es una fuente segura.
Sé que si despierto a Kol, él me contará toda la historia y con lujo de detalles, pero… no puedo hacerlo. Le he prometido que lo despertaría cuando sus hermanos se hayan despertado de aquel ensueño eterno.
—¿Y qué crees que deberíamos hacer?
—Quédate en tu casa y no hagas nada que te ponga en peligro y que al final tenga que ir y rescatarte —se acerca a mí.
—No puedo hacer eso y lo sabes —murmuro sabiendo que nos miran.
—Bien, pero cuando regresé quiero seguir viéndote viva y de pie. —Se aleja de mí y camina hacia la puerta.
—¿A dónde vas? —pregunta Ric.
—Es domingo, hoy toca hablar con Micaela. Ella seguro ha tenido un nuevo sueño de esos... —Sonríe—. Es más, estoy muy seguro de que ella sabe lo que tenemos que hacer a partir de ahora.
—¿A qué te refieres? —cuestiono sin comprender.
—Mica ha estado teniendo estos sueños recurrentes de los Mikaelson y de Hope. ¿Por qué nadie sigue lo que pasa? ¿Acaso soy el único que se preocupa por eso? —Él me mira con seriedad—. Stephanie, Micaela tiene la clave de todo este juego. Solo tienes que seguir los movimientos de sus sueños.
Alzo ambas cejas mirándolo sin comprender.
—No lo entiendo. ¿Seguir los movimientos de sus sueños? —pregunto con seriedad.
Él asiente.
—Sí. Los pasos ya están dados. Ella sabe cuál funciona y cuál no. Ella pudo ver todo lo que estamos haciendo antes de que suceda, ¿por qué no confiar?
Me quedo mirándolo por un instante, pero luego asiento.
—Lizzie, Josie... —Las miro—. Vayan con él. Ingresen a los sueños de Micaela y luego pasen todos los movimientos. No solo los que haremos nosotros, también los que harán los Ancestros —les recuerdo.
Ellas asienten y se marchan junto con Enzo.
—¿Piensas que va a funcionar? —pregunta Ric.
—No lo sé, pero eso espero. Es una ayuda que tenemos y no hemos aprovechado al máximo.
—¿No querías que ella se sintiera mal?
Asiento.
—No era mi intención. Nunca fue esta mi intención... Me duele saber que todos están en este juego y que puede que nadie salga. —Hago una mueca con mis labios y me acerco a Ric, suelto un suspiro y lo miro—. ¿Estoy haciendo lo correcto?