Capítulo 32:
Una despedida
Elena Gilbert
Observo a los niños divertirse mientras que Bonnie me cuenta sobre lo que ha estado viviendo últimamente. Me sorprende todo lo que está pasando en la vida de los que eran mis amigos. Bonnie ya es una mujer mayor, bueno, como yo.
—¿Tienen que irse? —Escucho a los pequeños preguntarle a Step mientras Lorenzo termina de subir el último ataúd al camión.
No puedo creer cómo mis hijos aman tanto a los vampiros originales. Todo esto es por culpa de Step, sin ella, los pequeños no tendrían ni la mitad de idea de la verdad que se oculta en las sombras.
—Sí, pero prometo que volveremos muy pronto —le respondo los pequeños—. Y no regresaremos solos.
Volteo para ver a mi hija sonreír antes de abrazarla con fuerza para despedirme. Me acerco a ellas y acaricio el cabello de los pequeños.
—Te llamaré cada día antes de dormir, ¿está bien? —les pregunta y solo me queda asentir antes de abrazarme con fuerza—. Recuerda hacerle caso en todo a mamá. ¿Trato? —les pregunta Step.
—Trato. —Asienten con una sonrisa.
Beso su mejilla repetidas veces antes de abrazarla por última vez, la observo caminar hacia la camioneta con Josie y Lizzie. Ella nos sonríe como diciendo que todo va a estar bien, pero siento que eso no será así. Esta no es vida, no merecen salir corriendo cada cierto tiempo.
—Manténganse en guardia —les aconseja Lauta—. Y no dejen de moverse. Si hay peligro...
—Estaremos bien —le asegura mi hija.
—Solo recuerden que esa familia ya ha tenido mucha vida —agrego, y Step niega antes de subir a su camioneta.
—Gracias por todo, Lautaro. —Le sonrío antes de verlo subir al camión.