Capítulo 42:
La salvación
HOPE MIKAELSON
Sé que Step tiene razón, debo armarme de valor y pensar en todo lo que no podré hacer si sigo aquí encerrada. Tengo que salir de este lugar, acabar con los Ancestros.
Intento sacar la daga de mi pecho, pero me es imposible.
—Maldito infierno —gruño—. ¡Stephanie... Stephanie!
Intento buscarla con la mirada, pero mi dolor se hace cada vez más fuerte.
—Estoy aquí, pero si solo vas a seguir discutiendo… —Volteo y la encuentro detrás de mí con sus brazos cruzados y mirada fría.
—Necesito tu ayuda —confieso observando sus ojos.
—No puedo sacar esta daga. Lo sabes. Si tú no puedes sacarla, yo tampoco podré. Recuerda que soy parte de tu imaginación. —Se acerca a mí—. En realidad, ni siquiera estoy... aquí. Hope, tienes que hacerlo sola, tienes que despertar —me recuerda—. Eres tú quien debe enfrentarse a sus miedos.
—Bien. Admitiré la verdad —acepto—. No quiero ser el padre que tuve, ni deseo ser la madre que mis amigas han llegado a odiar... Tal vez, soy mejor como un mito. Y mis familiares están mejor sin mí. ¿Es eso suficiente? ¿O quieres más? ¿Estás satisfecha?
Ella camina hasta sentarse a mi lado.
—Todas las personas tienen miedo de equivocarse —me asegura—. Bueno, al menos, las mejores. Pero tus amigos y familiares te necesitan. Ahora más que nunca.
—Kol y Rebekah te protegerán —murmuro.
—Y harán un buen trabajo —me asegura—. ¿Pero no crees que merecemos a nuestra mejor amiga?... Sí, la historia podría repetirse. Si no tienes cuidado, lo hará, pero nos debes… a ti intentar cambiar la historia. Por nosotros y por ti.
Se levanta en segundos y me mira fijamente.
—Hope, es hora. Debes sacarte esa daga. Tienes que hacer algo para poder seguir viviendo. ¿No estar harta de todo esto? Han pasado cinco malditos años, ¡haz algo ahora, niña tonta! ¡Abre tus ojos! —me ordena—. Hope, tienes que sacar esa daga. Tu familia morirá si no lo haces. Sé que no quieres ser un clon de tus padres, pero es necesario que seas fuerte como ellos ahora. ¡Sácate esa maldita daga!
—¡Lo estoy intentando! —gruño al meter mi mano en mi pecho. El dolor es interminable y no tengo la fuerza suficiente—. No puedo hacerlo.
—Puedes hacerlo. Todos los Mikaelson podrían hacerlo. Hasta yo podría hacerlo. Lo sé, no soy una Mikaelson completa, pero piénsalo. Tú tío y yo, en un futuro, nos casaremos y tendremos hijos. Lo sé —me asegura—. Sé que puedes... Tu familia te necesita. Tus amigas te necesitan… Yo te necesito.
—¿Tú me necesitas a mí? —pregunto sin comprender—. Eres más fuerte que yo, Step.
La veo reír a carcajadas, mientras que se sienta a un lado mío.
—Solo soy una tonta mundana, Hope. No soy tan fuerte, en algún momento perderé la fuerza que viste en mí —Me sonríe y niega—. Sin embargo, tú jamás la perderás. Yo moriré, pero tú nunca lo harás. Caeré como todos los humanos, mientras que tú… bueno, tú no eres humana, ya sabes todo lo que podría sucederte. En vez, yo y los humanos tenemos una vida finita, en algún momento moriremos. Es la ley de la vida, no somos seres inmortales como ustedes, algunos de nosotros morimos. No mal entiendas, amo ser humana. Es lo que quiero y siempre querré. Nunca iré por el camino fácil, eso no está en mi sangre. Soy una Salvatore. Soy la única Salvatore con vida. El legado morirá conmigo.
—¿Por qué dices esas cosas? Sé que eres humana, pero tus padres también lo fueron… sígueme hablando. Dime lo que sea, mientras hablas, siento que puedo hacer lo que sea. Cuéntame todo lo que quieras.
Ella me mira con seriedad y se acerca a mi rostro.
—Lo sé, pero… Luego no lo fueron, tuvieron que aprender a ser humanos de vuelta. ¿Sabes lo que es ser criada por humanos que fueron vampiros? —Alza ambas cejas y acaricia mi mejilla con su dedo índice—. Siempre me pareciste tan… hermosa. Hope, tienes un poder que nadie entiende y nadie va a entender nunca. Eres y serás una de las únicas criaturas sobrenaturales más fuertes del universo. No eres solo una bruja, ni solo una mujerlobo y mucho menos, un simple vampiro. Tú eres Hope Andrea Mikaelson, la trihíbrida, y como tal, amiga mía, ¡tú no morirás!¡Acepta lo que eres y vuélvete maravillosa!
—¿Tú también te enamoraste de mí?
—¿También? ¿De todo lo que he dicho solo escuchaste un estúpido adjetivo? He dado un monólogo de casi cuatro minutos y solo escuchaste esa parte. Wow, eres todo un cliché, cariño. Ahora hace lo que te he dicho, por favor.