The Vampire Diaries: Love Sucks [3]

CAPÍTULO 47

Capítulo 47:

¿Quién soy?

STEPHANIE SALVATORE

Despierto temprano por la mañana, nadie está de pie. Supongo que algunos deben estar haciendo de las suyas, pero no en esta casa. Me siento mal por lo ocurrido ayer, ni siquiera se me pasó por la cabeza responderle con la verdad a Kol; sin embargo, estoy segura de que él ya sabe lo que siento.

Estoy caminando por las calles y todavía no hay luz solar. Quiero ver el gran cielo azul y perderme en él. El viento choca mi cuerpo, pero no siento frío, solo paz. No tengo una explicación para dar; estoy rara, y lo sé.

Me gustaría empezar a decir lo que siento, pero siempre hay algo que me lo impide. Quiero despedirme de las personas que amo del modo que se lo merecen, pero ¿cómo se supone que haré eso? Uno nunca está preparado para decir adiós.

Llevo el nombre de mi tío, pero con una refacción: no es igual. Sin embargo, sé que lo mártir lo saqué de él y eso me hace sentir orgullosa. Stefan Salvatore me gustaría que me ayudes a comprender cómo proceder.

¿Es normal sentirme tan perdida? Lo único que quiero es correr y que un auto me arroye, pero ese no es el modo en el que pienso morir. No puedo hacerlo así, debo morir para salvar a los demás. Esa es la causa y mi premio es ver a los que amo vivos.

Muchos dicen que me gusta el dolor y quizás están en lo cierto. Si fuera una persona egoísta, nunca haría algo como eso. Tengo una dudosa moral, pero estoy segura de una cosa: a mi familia nadie la toca. Pueden hacerme pedazos, pero jamás dejaré que alguien les haga deño, antes que eso suceda, yo prefiero morir.

¿Quién soy? Soy Stephanie Rose-Marie Salvatore y llevo el nombre de dos increíbles seres. No conocí a Rose, pero mi padre me contó historias sobre ella y me hizo llorar con el final que le dio a su vida: yo no sé lo que habría hecho en su lugar.

Suelto un suspiro de mis adentros mientras sigo caminando. Hago una mueca con mis labios y pienso si esto es lo correcto, sé que muchos dirán que no lo es, pero tengo que hacerlo.

Mis pies se mueven lentamente. Es como si esperarán que les diga que se muevan más rápido, pero mi cerebro no quiere eso.

Estoy en una batalla entre lo que mi cerebro quiere y lo que mi corazón quiere. Sé que ambos son dominados por la mente, pero… quiero creer que mi corazón me habla. A veces, pienso en lo que este me dice o intenta decirme, pero nunca puedo dejarme llevar por este; al final, el cerebro siempre es el que termina ganando las discusiones.

Tengo miedo de enfrentar lo que va a venir, pero no queda de otra que asimilar un adiós.




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