Capítulo 65:
La oferta
Elijah
Mi ceño se frunce al ver llegar a Micaela con las chicas y Kol.
—Dime qué quiere —le ordeno a Kol.
Mi hermano me observa con seriedad.
—Bien, los Ancestros han estado inactivos durante mucho tiempo —me explica—. Necesitan poder. No es algo que no sabemos —dice con seriedad—. Por eso Nick y Stephanie.
Aprieto la quijada al escuchar.
—Pobrecitos —murmuro molesto—. Ya sabes, entiengo que tenga inclinación por niñas inocentes como Lizzie y Josie que, en realidad, no son unas niñas pequeñas.
—Solo como entremeses —me asegura con una pequeña sonrisa—. Prefiere el poder canalizado por la muerte de alguien como Stephanie, Klaus y tú. Viejo, ancestral, impregnado de magia. Pero no necesita ser alimentado por ti, tu hermnao o tu sobrina o cualquier otra persona que te importe… Micaela Claire lo hará bien.
—¿Por qué lo haría con ella? —le pregunto.
—Como patríarca, estoy seguro de que tomarás la decisión correcta en el nombre de tu familia. —Se levanta del sillón y camina hacia mí—. Pero si no lo haces... encontraremos la forma de buscar lo que queremos, incluso si eso significa viajar a Virginia, especificamente, al pueblo de Mystic Falls. Sabemos que ahí hay una mujer incluso más apetitosa para los Ancestros que todos nosotros.
Arrojo la mesa que esta entre nosotros y lo señalo con mi dedo.
—No te atrevas a tocarla —le ordeno.
—Entonces esperare a que me entregues a Micaela. —Sonríe y luego hace una mueca—. Y como acto de buena fe, me llevaré a Davina, ella ya se volvió algo personal… —Señala el golpe de su nariz—. Además, le dio su poder a los Ancestros una vez y ahora está bastante enfadada con todos nosotros. Ella es una de ellos, aunque no quiera aceparlo.
—Desafortunadamente, si traiciono a Davina, los aquelarres declararán la guerra a todos nosotros y no solo los Ancestros serán el problema.
Kol hace una mueca con sus labios, pero asiente.
—Bueno, al menos con los aquelarres, es una guerra que tenemos la oportunidad de ganar. —Se pone totalmente serio—. En cualquier caso, mis condiciones son estas: Davina ahora, Micaela luego, y tu familia será perdonada y Stephanie será olvidada. ¿Qué dices, Elijah? ¿Tenemos un trato?
Mi ceño se frunce al escuchar a mi hermano hablar así. Este no es Kol.
—Debo decir, que es una oferta atractiva —murmuro mientras camino al bar para servirme un trago—. Muerte a cambio de clemencia... Si tan solo pudiera creer que mantendrías tu parte del trato, Davina. Sal del cuerpo de mi hermano.
Kol hace una mueca con sus labios.
—Eres más intuitivo de lo que sugiere tu reputación. —Sonríe.
—Crecí en una granja vikinga —le informo con seriedad—. Estoy familiarizado con el olor a fertilizante. No te lo preguntaré otra vez... ¿Qué es lo que quieres?
Ella sonríe una vez más.
—Lo que siempre he querido desde que me conocieron… libertad, por supuesto —me responde—. Un espíritu no puede manifestar la verdadera profundidad de su poder. Pero cuando se vuelve a hacer carne...
—¿Y en qué cuento de hadas crees que permitiría que eso sucediera? —le pregunto antes de acercarme a ella.
—Mi oferta... era por cortesía —me asegura—. Los Ancestros tomarán lo que quieran. Stefanie y las chicas Parker serán nuestras cueste lo que cueste, pero si nos insultas más, nos llevaremos a tu familia entera. ¿Aún dudas de nuestro poder? —Ríe mirándome a los ojos con seriedad—. Bien. No deberías. Como pronto descubrirás, vinimos aquí esta noche por una cosa. Y ya la tenemos… Los Ancestros no se detendrán, Elijah.
En segundos, la golpeo en el rostro con el vaso de bourbon. La lanzo contra el barandal de las escaleras antes de ir por ella.
—Damas y caballeros... —llamo la atención de todos los invitados mientras sostengo del cuello a Kol/Davina—. Damas y caballeros, tenemos aquí al mensajero de los Ancestros, mejor dicho, a Davina Claire. —Golpeo su rostro contra el barandal de las escaleras—. Una discípulo de la mismisima oscuridad que amenaza con destruir a nuestra cuidad, a sus seres queridos... y los míos. —Lo levanto en segundos antes y luego verlo de caer al vacio—. Tanto si nos desprecian como si no, mia familia hará todo lo que esté en su poder… —Aprieto su cuello con fuerza—. Para acabar con esta calamidad de los Ancestros.
>>Les recomiendo que hagan lo mismo o bien. —Atravieso su pecho para tomar su corazón justo cuando veo a Micaela y Niklaus entrar al recinto.
En segundos, le rompo el cuello y la dejo caer a la primera planta.
Luego, mi hermano regresa a la normalidad.
Es tiempo de irme, tengo que ir a la iglesia, ya que debo hablar con los chicos para que sepan todo lo que ocurrió.
—Gran cuchillo —le digo a Freya cuando entro a la iglesia.
—Elijah, no es un buen momento ahora —me asegura—. Estoy trabajando en asuntos de brujas.
—Bueno, ya somos dos —le informo—. Los Ancestros jamás se irán. Hoy Davina poseyó a Kol, le rompí el cuello y él volvió a la normalidad.
—Los Ancestros no se han ido —sentencia ella—. Rompimos el vínculo que les permitía acceder a este mundo, pero, no puedes matar lo que ya está muerto.
Asiento al comprender lo que ella dice.
—Así que reestablecemos el vínculo —concluyo.
Freya me mira y luego hace una mueca con sus labios.
—Ese vínculo fue forjado con un pacto entre los vivos y los muertos —murmura con un pequeño hilo de voz—. Un sacrificio ceremonial... de cuatro seres poderosos con este cuchillo. Es una quijada y una llave unida. Stephanie encontró la llave y Josie y Lizzie el peluche.
—Estoy muy familiarizado con el ritual que hay que hacer —le aseguro—. Ahora, comencemos.
—No hables de lo que no entiendes, Elijah —me ordena—. Mucha gente que conozco no son tan fanáticos como para ofrecer a sus vidas para un sacrificio, especialmente cuando fue tan mal la última vez. —Me mira completamente seria—. El ritual de requiere preparación.