The Vampire Diaries: Love Sucks [3]

CAPÍTULO 68

CAPÍTULO 68:

La despedida familiar

STEPHANIE SALVATORE

Llego a casa con la camioneta vieja y estaciono en la puerta, justo como los viejos tiempos. No puedo creer la imagen que me atraviesa como una daga al corazón, veo a mamá, a papá, a los mellizos y a las chicas.

Todos están aquí, esperando que me integre a la cena. Me siento bien, aunque no saben que solo me falta un día. Tan solo un día y moriré. Me sacrificaré por los Mikaelson y por Hope. No dejaré que los Ancestros vengan por ellos. Elijah estará bien al igual que todos sus hermanos.

El plan ya está en marcha y no voy a dejar que nada lo arruine, no puede pasar nada que destroce el plan.

Cuando bajo de la camioneta, todos sonríen, sus rostros me demuestran paz, es como si no supieran lo que está por venir, y sí, así es, no lo saben. Mientras me voy acercando, siento como mi corazón se va encogiendo con cada paso. Mi respiración es cada vez más fuerte, no hay forma de calmar a mi desbocado corazón, este sabe lo que haré y no quiere que lo apague. Dentro de mí, con cada abrazo, con cada caricia y beso de bienvenida, solo me da un vuelco. Es como si no quisiera abandonar a nadie, y es así, no quiero, pero…

Empezamos a adentrarnos a la casa, mis padres me miran un poco extrañados como si estuvieran listos para hacer una pregunta, la cual, claramente, no estaré lista para responder.

—¿Qué ocurre? —No puedo evitar preguntar—. Sus rostros me están asustando.

Ellos hacen una mueca con sus labios.

Papá me mira con seriedad.

—No lo sé, siento una corazonada mala —dice con un tono oscuro y profundo en su voz.

Mi mamá alza una ceja, mientras lo mira y luego a mí.

—Dime que no harás una tontería, hija —habla ella con un tono suave—. ¿Está todo bien?

Sonrío, mirándolos y asiento con la cabeza tan solo una vez. Sabía que esto no iba a llegar muy lejos, pero nunca imaginé que solo duraría unos segundos. ¿Acaso mi cara les está demostrando el miedo que tengo?

Definitivamente, me estoy muriendo del miedo que tengo, eso es un hecho, pero nunca pensé que sería tan visible como para que todos puedan notar eso. Soy muy leíble, al parecer.

Niego con la cabeza.

—Está todo más que bien, ¿acaso no puedo cenar con mi familia por una noche? —cuestiono curiosa mirando primero a mamá y luego a papá.

Ellos asienten.

—Sí, aunque es curioso que el Mikaelson no te siguiera como una rata, ¿no crees? —pregunta papá con un tono burlesco.

Mamá rueda los ojos, empezando a servir la cena.

—Ya deja a tu hija y su novio en paz. Acepta a Kol de una vez, Damon.

Sonrío cuando escucho las palabras de mi madre.

—Todavía no puedo creer que te hayas fijado en un Mikaelson. Hay millones de hombres y mujeres en el mundo, pero no, la niña va y se fija en un vampiro de más de mil años.

Elena se ríe y asiente.

—Basta, vamos a comer.

Las chicas casi bailando se me acercan y sonríen.

—Vamos, que tenemos cosas que hacer después.

El momento en familia es divertido. Hablamos de cosas que había olvidado, todo es maravilloso a pesar de las burlas que papá suele hacer sobre Kol o los Mikaelson. Todo es tranquilo, un momento armonioso. No quiero que termine.

—Ya tendríamos que irnos —dicen las chicas después de cenar.

Las miro sorprendida. No quiero que se vayan aún, pero entiendo que tengan que hacerlo, después de todo, tienen un plan también. Mientras que ellas están buscando una nueva solución, yo ya había tomado la mía, pero no sabían nada.

Camino a la puerta con las chicas y las saludo como si no hubiera un mañana, bueno, quizás no lo hay.

—¿Segura estás bien?

Asiento con la cabeza.

—Todo está de maravilla, solo tengo un poco de sueño. Todo ha sido un caos, y necesito relajarme, ¿no creen? —pregunto con un tono divertido a lo que ellas asienten.

—Nos vemos pasado mañana, ¿sí? seguro más cosas se nos van a ocurrir.

Asiento más de una vez y vuelvo a saludarlas.

Ellas me miran y correspoden, mientras se van lentamente.

Todavía no puedo creer lo que estoy haciendo, pero no puedo detener el plan. Ya no hay vuelta atrás, esto va a suceder sí o sí.

Cuando regreso a la casa, veo que papá está jugando con los peques, ellos se ríen. Todos están felices y sé que van a poder superar esto. Ellos han logrado superar un montón de cosas, van a poder con algo nuevo como esto.

Mamá se pone de pie para traer el postre y es mi torta favorita. No puedo creerlo.

—No puedo creer.

—Creelo. Los Mikaelson no vinieron, pero Elijah trajo esto y uno de sus tés con su vino favorito —anuncia mamá.

Alzo una ceja curiosa, ya que no me agrada lo que está diciendo.

—Genial…

—¿Sucede algo? —pregunta Miranda.

Niego con la cabeza.

—Me agrada Elijah —dice saboreándose por la torta—. Es un hombre muy elegante y lindo.

Damon frunce el ceño y niega.

—Ya son suficientes Mikaelson en esta familia, pequeña.

Miranda se ríe y asiente.

Comemos el pastel, mientras que mamá me da del té de Elijah y todos beben también. Sonrío leve y asiento.

—Nada mal, es rico —murmuro tratando de adivinar el sabor.

Mamá sonríe y asiente bebiendo.

Estamos hablando de un montón de cosas, pero los pequeños se tienen que ir a dormir, así que soy yo quien decide llevarlos.

Una vez los niños en sus camas, me miran antes de que salga por la puerta y me hacen una seña para que me acerque una vez más.

—Ellos tienen razón…

Miro a los niños sin entender a lo que se refieren.

—¿Disculpa?

Miranda asiente.

—Ayer lo soñé… te vi, hermana —dice ella mirándome a los ojos—. Todo explotaba, había fuego… una mujer quería poseer tu cuerpo, pero al explotar…

Mi ceño se frunce escuchando lo que me cuenta y niego sin poder creer.




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