The Vampire Diaries: Love Sucks [3]

CAPÍTULO 70

CAPÍTULO 70: El último engaño

DAVINA CLAIRE

—Gracias por venir —les digo a todos una vez me detengo frente a ellos. Sé que es muy temprano, pero era importante reunir a todos—. Pasé la noche consultando a nuestros Ancestros. Dicen que seamos fuertes y defendamos nuestros hogares. Pero, por ahora, ningún aquelarre debe expandirse a Gentilly.

—¿Qué? —escucho algunos murmullos de descontento entre las brujas.

—Esta decisión… —alzo mi voz— evitará una violenta guerra territorial con los vampiros. Y es definitiva.

Entre el grupo, veo a Kara mirarme seriamente antes de darme la espalda y alejarse mientras se cubre con su capucha. No tiene idea de lo que estoy planeando, ni tampoco del poder que canalizo a través de los muertos.

—Disculpa, Kara? No te di permiso para irte —alzo aún más la voz.

De repente siento un gran dolor en mi mano antes de escucharla quebrarse. En segundos un círculo de fuego aparece, dejándome atrapada. Murmuro un hechizo y el fuego se apaga. Abro mis ojos y noto el círculo de sal que me mantiene encerrada. Escucho pasos acercarse y alzo mi vista para encontrar a Stephanie. La ira me hierve la sangre.

—¿Qué diablos hago aquí? —le pregunto—. ¿Por qué estoy atrapada?

—Usé magia para atraerte y mantenerte como público cautivo —me responde mientras me lanza una manta.

Me cubro antes de levantarme para enfrentarla.

—Stephanie, necesito ver a Kol.

—Lo siento, pero primero necesito que hagas algo por mí.

KOL MIKAELSON

El reloj de pared en el estudio de Elijah marca la medianoche. Estoy inquieto. No puedo dormir. La despedida de Stephanie de esta noche me dejó un vacío en el estómago. La forma en que me miró, la forma en que su abrazo se sintió tan final... me consume. Camino de un lado a otro hasta que no puedo más. Salgo al pasillo y me encuentro con Elijah, que está de pie frente a la puerta del estudio, sosteniendo una copa de bourbon.

—No puedes dormir, hermano —me dice, con su voz calmada de siempre.

—Cállate, Elijah —gruño—. Hay algo que no me cuadra. Stephanie… hay algo que no me dice. Y la forma en que tú la mirabas esta noche… como si la estuvieras entregando a la muerte.

Elijah toma un sorbo de su trago, su rostro impasible.

—Stephanie ha tomado una decisión —responde, sin rodeos—. Ha elegido sacrificarse para derrotar a los Ancestros.

Siento que el aire abandona mis pulmones.

El mundo se detiene.

—Lo que Kol quiere es que le digas que mueres por la ciudad —me recuerda—. Eso es lo que siempre supe que harías. ¡No! ¡Tú no eres un guardián! ¡Y no vas a morir por la ciudad!

—Y no lo hará.

—¿De qué estás hablando? —pregunto, sintiendo una punzada de esperanza y terror a la vez.

—Davina, nuestra Davina, la chica que se va a inmolar, ha estado obsesionada con el vínculo que Esther creó. Lo sabes. Su hechizo se basa en la sangre —explica Elijah.

—Lo sé —digo sin más—. ¿Qué tiene que ver esto con Stephanie?

—El vínculo de la sangre, los Ancestros, el poder de los guardianes… todos se basan en una sola cosa. La sangre. Mi madre lo supo. Davina, nuestra Davina, lo sabe. Y si mueres con sangre de vampiro, resucitas como tal.

Mi mente vuela, procesando sus palabras.

—Anoche… —empiezo, la voz me tiembla.

—Le di un té —continúa Elijah, sin quitar la vista de mí—. No un té cualquiera. Mi sangre. En el momento en que los Ancestros la sacrifiquen, morirá, y con mi sangre en su sistema, revivirá. Renacerá como un vampiro.

—Tú... —murmuro, las palabras se me atoran en la garganta—. ¿Tú la convertiste? ¡Sin su permiso!

—Ella se iba a sacrificar de todos modos. La habría traicionado a ella, a mí mismo y a nuestra familia si la dejara morir por un plan que podíamos subvertir —Elijah toma otro sorbo—. Los Ancestros quieren su muerte. Ellos la tendrán. Pero no la tendrán para siempre.

Siento que la rabia se apodera de mí. Quiero gritar, golpear a mi hermano. ¿Cómo pudo hacer esto? Pero a la vez, una oleada de alivio me inunda. La mujer que amo no morirá.

—Es un plan demente —digo, mi voz apenas un susurro.

—Es un plan que funciona. Ahora ve con ella. Ayúdala a completar lo que tiene que hacer. No dejes que los Ancestros se la lleven.

—Tú sabías lo que iba a pasar… y aun así, te quedaste callado.

Elijah asiente levemente y da un paso más hacia mí.

—Si no hay otra opción, ella se iba a sacrificar. La protegeré como un padre protege a su hija, la cual la amo como si fuera mía. La protegeré de lo que sea. Y me voy a asegurar de que los Ancestros mueran antes que ella.

DAVINA CLAIRE

(22 horas antes)

Pongo la vela frente a la tumba de Celeste antes de cerrar mis ojos y murmurar el hechizo. De repente algo cae por mis ojos y cuando lo toco veo que es sangre.

—No. No. Por favor —les suplico a los Ancestros—. Tienen que escucharme. Por favor… Sé que no quieren ayudarme, pero Hayley puede ser usada contra Klaus. Ella es la única a la que él teme verdaderamente. Por favor. Necesito que me escuchen.

De repente la vela se enciende y la sangre deja de caer.

STEPHANIE SALVATORE

El ambiente en el cementerio es tenso. Kol me sostiene la mano con una fuerza que me hace temblar. No dice nada, pero su mirada es de una intensidad que nunca antes le había visto. Sé que está luchando contra el plan.

—No sé qué te ha dicho tu hermano —le susurro—, pero no me arrepiento de lo que hago.

Kol me mira, y por primera vez en toda la noche, veo una pizca de alivio en sus ojos. Pero el alivio desaparece tan pronto como llega, reemplazado por la rabia. La misma rabia que he visto en su rostro por cientos de años.




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