The Vampire Diaries: Love Sucks [3]

CAPÍTULO 71

CAPÍTULO 71: Un amanecer distinto

STHEPANIE SALVATORE

El mundo explota en un estallido de sensaciones. Un rugido ensordecedor resuena en mis oídos, el olor a tierra mojada y a sangre se vuelve abrumador. Mi garganta arde, un fuego salvaje que me grita que consuma lo que sea que esté cerca. El grito de los Ancestros es el último sonido que escucho, un gemido de mil almas que se apaga en la nada. La tierra se agrieta bajo mi cuerpo, y una onda de energía me envuelve, un eco que retumba en mi interior.

Apenas puedo ver a través del caos.

El aire se siente limpio, como si una pesada y sucia cortina acabara de ser arrancada del mundo. La magia que los Ancestros solían canalizar ha desaparecido. Se han ido. Pero yo estoy aquí. Y me duele.

Mis nuevos ojos, demasiado sensibles, logran enfocar a una figura a lo lejos. Davina. Está de pie, exhausta pero viva. Su mirada es una mezcla de alivio y una maldad que me revuelve el estómago. Logró su cometido. No el que yo creía, sino el suyo propio. Hizo un pacto con el diablo, y sobrevivió.

Una sombra se mueve en mi campo de visión, y entonces lo veo. Es Kol. Se acerca a mí, su rostro una máscara de dolor, rabia y alivio. Se arrodilla a mi lado, y por un momento, pienso que me va a dejar. Que se va a ir y me va a dejar morir sola. Pero no lo hace.

Me toma en sus brazos, con una ternura que me desarma. Mi cuerpo, que hace apenas unos segundos ardía con la sed y la fuerza de un monstruo, se siente pesado y débil en su agarre. Mi cabeza descansa sobre su hombro y siento su corazón latir con fuerza contra mi mejilla, un tambor lento y reconfortante. El olor de su sangre es embriagador, y por un segundo tengo la urgencia de hundir mis colmillos en su cuello. Me controlo. Cierro los ojos con fuerza para evitar la tentación.

No sé cuánto tiempo pasa. Es un viaje borroso, una colección de ruidos y olores demasiado fuertes para mi mente. La camioneta se mueve rápido, y luego el aire frío del exterior me golpea cuando él me carga de nuevo. Por un momento siento la seguridad de su hogar y el calor de sus brazos.

Despierto sobresaltada, con el corazón martilleando en mi pecho. Pero no es mi corazón. Es un tambor silencioso, un ritmo constante que me dice que sigo viva. Abro los ojos y veo un techo de madera que no reconozco. No estoy en mi casa. No estoy en el cementerio. Estoy en una cama, bajo sábanas de seda. Es la habitación de Kol.

Me levanto, confundida, y el mundo no se desvanece. Mis sentidos están claros, demasiado claros. Puedo escuchar cada gota de lluvia en el techo, el latido del corazón de Elijah en el piso de abajo, la respiración suave de Freya en el pasillo. El olor del té de Elijah, la ropa de Kol en el armario... todo es demasiado.

Mi pecho se siente extraño. Me toco, y la herida del puñal se ha ido. Es como si nunca hubiera estado allí. Los Ancestros murieron. Y yo estoy viva.

La comprensión me golpea con la fuerza de un rayo. Los Ancestros nunca me convirtieron. El ritual me mató, pero lo que me hizo despertar... Lo que me salvó... fue el té de Elijah. Su sangre.

Mi respiración se acelera. No morí. Mi sacrificio no fue para salvar a nadie. Fue para convertirme en esto. En un vampiro. La ira, el dolor y una inmensa sensación de traición me invaden.

El plan de Elijah no era salvar a mi familia. Era salvarme a mí, convirtiéndome en un monstruo. Y Kol... Kol lo sabía. La última despedida en el cementerio ya no es una despedida, es el inicio de una nueva vida.

Una vida que no pedí.

Una vida que me arrebató la única cosa que me quedaba: mi humanidad.




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