Prólogo

Prólogo

STEPHANIE SALVATORE

El mundo se abre ante mí como un telón, pero esta vez no con un suave amanecer. Es un lienzo de colores demasiado brillantes, ruidos demasiado fuertes y olores tan intensos que me provocan náuseas. Estoy en la cama de Kol, las sábanas de seda son suaves y cálidas, y su aroma, que una vez me trajo calma, ahora me atormenta. Cada latido de su corazón es un martillo golpeando mis sienes. No es el ritmo tranquilo que yo amaba; es la sinfonía de mi nueva maldición.

Mis manos están quietas, pero mi mente no. La oscuridad que precedió mi despertar no fue la muerte, sino el vacío de una transformación.

Recuerdo el frío desgarrador de la daga en mi pecho, la agonía que esperaba sentir, y luego nada. No hubo liberación, no hubo paz. Solo un silencio abismal seguido de un despertar violento.

Y con el despertar, regresaron. Todos los recuerdos que me arrebataron vuelven de golpe, un torrente de dolor y rabia. El puente, el choque, la sangre en el agua… El rostro de Damon y Elena, el miedo en los ojos de Jeremy, la desesperación que sentí cuando no lograban salvarme. Todo se mezcla con la traición que siento en este momento. La mentira sobre mi sacrificio, el té de Elijah, la complicidad de Kol.

Ahora lo entiendo.

No fui una heroína que murió por su familia.

Fui un peón, una ofrenda para el destino de otros.

Me prometieron paz y me dieron una vida eterna de tormento.

El vacío que siento en mi pecho ya no es la herida de la daga, sino el agujero donde una vez estuvo mi corazón humano.

Me levanto de la cama y corro hacia el baño, mi velocidad es tan alta que casi caigo. Me acerco al espejo y lo que veo me horroriza: mis ojos son de un rojo intenso.

Una lágrima solitaria se desliza por mi mejilla, es la última gota de humanidad que me queda, el último adiós a la vida que me fue arrebatada.

El dolor es un grito silencioso que solo yo puedo oír.

No quiero ser un vampiro.

No quiero la inmortalidad.

No quiero el amor que me condenó.

Quiero mi vida de vuelta. Y voy a asegurarme de que todos los que me hicieron esto paguen el precio.