The Vampire Diaries: Love Sucks [4]

CAPÍTULO 1

Capítulo 1: El deber de un sacrificio

STEPHANIE SALVATORE

La luz del sol se filtra por la ventana, pero para mí no es un regalo. Es una tortura. Cada rayo es como una daga que perfora mis nuevos ojos, y el mundo exterior, una vez tan familiar, ahora es un caos de sonidos y olores abrumadores.

Estoy de vuelta en la cama de Kol, mi cuerpo es un torrente de energía, pero mi mente está atrapada en el ciclo de la traición. Elijah, Kol... todos ellos. Me quitaron mi elección, mi sacrificio, para convertirme en esto. En un monstruo. Y el hambre que siento… es una bestia que ruge en mi garganta, un recordatorio constante de lo que soy ahora.

El sonido de la puerta al abrirse me hace saltar. Mi corazón, o lo que queda de él, se acelera. Es Kol. Su rostro está pálido y sus ojos brillan con una mezcla de culpa y tristeza. Pero no está solo. Detrás de él, con los ojos bien abiertos, están mis padres. Damon y Elena. La habitación se encoge.

—Stephanie... —murmura mamá, su voz se quiebra al verme.

Sus ojos se llenan de lágrimas y veo el miedo reflejado en ellos.

Papá no dice nada. Su mirada, tan aguda y protectora, se posa en mí, luego en Kol. Puedo ver la furia construyéndose en sus ojos. Lo había advertido. Les había dicho que los Mikaelson no eran de fiar. Y ahora su peor pesadilla se había hecho realidad.

Mi cuerpo se tensa.

No quiero que me vean así.

No quiero que vean a lo que me han condenado.

Me levanto de la cama con una velocidad que los hace retroceder.

—¿Qué...? ¿Qué está pasando? —pregunta mi papá.

Su voz es un gruñido.

—No... —logro murmurar, mi propia voz sonando extraña y ronca.

En ese momento, Elijah aparece en el umbral, con su impecable traje y su postura inmutable. Su presencia es un bálsamo para el caos, pero un veneno para mi corazón.

—Kol, ¿qué significa esto? —pregunta papá, ignorando mi estado.

—No te preocupes por Kol, Damon —interviene Elijah con su voz calmada y autoritaria—. Yo soy el responsable de lo que ha sucedido.

Mis padres lo miran, y sus ojos se llenan de un terror puro. Saben que Elijah está a punto de decir algo terrible.

—Stephanie iba a morir por su sacrificio, pero había un resquicio para salvarla —explica, como si estuviera dando una lección de historia—. Tenía que tomar una decisión. Y la tomé. Le di de mi sangre para que no muriera.

—¡La convertiste! —grita papá.

—Era la única forma de salvarla —dice Elijah sin inmutarse—. No iba a dejar que muriera para salvar a mi familia. El deber de un guardián no es morir por nosotros.

El grito de mamá me desgarra el alma.

—¿La salvaste? ¿Al convertirla en esto? —grita mi papá, su furia controlada por el miedo—. ¡La condenaste!

Las palabras de mi padre me duelen, pero son la verdad. No fui salvada. Fui condenada a una existencia que nunca quise. A un cuerpo que no reconozco. A una mente que me traiciona con recuerdos que me destruyen. Miro a Elijah, a Kol, a mis padres. Me siento como un experimento fallido.

—¡Este no era mi destino! —grito—. ¡Mi deber era morir! ¡Me lo arrebataste!

Pero mis palabras se pierden en el aire.

Soy un vampiro ahora, y no hay vuelta atrás.

Estoy sola en mi dolor, con el rechazo de mi propia familia, y con la traición de los que me "salvaron".

Mi vida se acabó en el momento en el que el corazón de Elijah me salvó.



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En el texto hay: humanidad, dolor amor drama, vampira

Editado: 02.09.2025

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