The Vampire Diaries: Love Sucks [4]

CAPÍTULO 16

El aire en Lumière huele a flores, a pan recién horneado y a la vida que se nos ha sido arrebatada. El contraste entre la luz de la ciudad y la oscuridad que llevamos dentro es un golpe que me hace temblar. Los callejones estrechos y las calles adoquinadas se sienten como un laberinto, un lugar en el que no puedo escapar de mí misma. Estamos alojados en una villa antigua, oculta a la vista de los mortales, con ventanas que dan a un jardín lleno de rosas. Es un lugar de paz, pero la paz es una ilusión que no puedo abrazar.

Me encuentro en el jardín, con la mirada perdida en las estrellas. El silencio es un peso que me aplasta, un recordatorio de lo que he hecho, de la vida que he perdido. Mi vida, que una vez fue de luz y de amor, se ha convertido en una sombra. Y esa sombra me persigue.

De repente, una voz, más suave que un susurro, me hace temblar.

—Pensé que te encontraría aquí —dice Kol, su voz es un hilo de viento. Se sienta a mi lado en un banco de piedra—. No puedes escapar de tus demonios, ¿verdad?

—Tus demonios me persiguen —digo, mi voz es un gruñido.

—Lo sé —dice Kol, y su voz es una caricia—. Y lo lamento. Te lo juro. Lo lamento. No lo hice con la intención de lastimarte. Lo hice para salvarte.

Mis ojos se llenan de rabia. La rabia de la traición. La rabia de la mentira.

—No me salvaste, Kol —digo, y mi voz se quiebra—. Me condenaste.

—Lo sé —dice Kol, y en sus ojos veo que su dolor es tan grande como el mío—. Pero no lo hice por maldad. Lo hice por miedo. Por el miedo a Klaus.

Kol me mira, y en sus ojos veo que él también ha sufrido. Ha sufrido por su traición, por su amor, por su miedo.

—Klaus es una bestia —dice Kol, su voz es un susurro—. Es un ser que no conoce el amor. O eso creía. Es un ser que no conoce la piedad. Y es un ser que no conoce la culpa. Y yo… yo soy su sombra. Yo soy su esclavo. Siempre lo he sido.

Kol se levanta, y su voz se llena de una pasión que me hace temblar.

—Tú me salvaste —dice—. Cuando te convertiste, cuando vi tu dolor, tu sufrimiento, me di cuenta de lo que había hecho. Y me di cuenta de que mi vida no tiene sentido si no te tengo en ella. Eres mi ancla, Stephanie. Eres mi única ancla en un mar de oscuridad. Y te juro que te protegeré. Con mi vida.

Mis ojos se llenan de lágrimas. El juramento es una promesa. Y la promesa me hace sentir en paz. El muro de hielo que he construido entre nosotros se derrite. Y por primera vez en mi vida, me siento en paz.

—Te perdono, Kol —digo, y mi voz es un susurro—. Pero no olvides lo que hiciste. No olvides lo que te convertiste. Y no olvides lo que te hizo mi mamá.

El sonido de un teléfono, que vibra con una urgencia que me asusta, interrumpe el momento. Kol lo saca de su bolsillo. Es una llamada de Bex.

—Bex —dice Kol, su voz es de sorpresa—. ¿Qué pasa?

La voz de Bex, que siempre es fuerte, ahora es un hilo de viento.

—Es Hope —dice—. Ha apagado su humanidad.

Mis ojos se llenan de terror. No. No puede ser. No.

—¿Qué? —grita Kol—. No puede ser. Ella… ella es la que tiene la fuerza de seguir.

—No la tiene, Kol —dice Bex, y su voz se quiebra—. La culpa la ha consumido. La culpa de no haber podido salvar a su mejor amiga. La culpa de la muerte de Stephanie.

El teléfono cae de la mano de Kol.

El silencio es un eco de la verdad. La verdad de lo que he hecho. La verdad de lo que soy.

Klaus, que ha estado en silencio, se acerca a nosotros. Su rostro es una máscara de furia, de rabia.

—¿Qué pasa, Kol? —pregunta, su voz es un gruñido.

—Hope… ella… ha apagado su humanidad —dice Kol, y su voz se quiebra.

Klaus, que siempre ha sido un guerrero, ahora es un padre. Un padre que ha perdido a su hija. Un padre que ha perdido su alma. Su rostro se descompone, su rabia se convierte en un dolor que me hace temblar.

—No —dice, su voz es un susurro—. No puede ser.

—Lo es, Klaus —dice Kol, y sus lágrimas se deslizan por sus mejillas—. Y es por nuestra culpa. Por nuestra culpa, la de Stephanie y la mía.

Mi madre, Elena, se acerca, su rostro es una máscara de terror.

—¿Qué pasa? —pregunta, su voz es un hilo de viento.

—Hope… ella… ha apagado su humanidad —dice Kol.

Mis padres me miran con una mirada que me rompe el alma.

La piedad en sus ojos es más dolorosa que cualquier golpe.

—¿Por qué? —pregunta Damon, y su voz es un gruñido.

—Por Stephanie —dice Klaus, su voz es de dolor—. Por la muerte de Stephanie.

El dolor, el dolor de la traición, el dolor de la mentira, el dolor de la pérdida… todo se mezcla en un cóctel de emociones.

El plan, la misión, la guerra… todo se ha ido. El único pensamiento que tengo es el de Hope. La chica que conocí, la chica que amé, la chica que me dio un propósito. Se ha ido. Se ha ido por mi culpa.

—Tenemos que ir a verla —dice Klaus, su voz es un grito—. Tenemos que ir a ver a mi hija.

—Klaus, no podemos —dice Elijah—. Tenemos una misión. La vida de un niño está en juego.

La discusión se convierte en una guerra de palabras. Klaus, que ha sido un guerrero, ahora es un padre. Elijah, que ha sido un mentor, ahora es un guerrero. Y mi madre, Elena, que ha sido una madre, ahora es una guerrera.

—No podemos dejar que ese niño muera —dice mi madre, su voz es de rabia—. No podemos dejar que un ser humano pague por los errores de los vampiros.

—Pero es mi hija —grita Klaus—. Mi hija, que me necesita.

—Y mi hija, que se ha convertido en un monstruo, necesita un mentor —dice mi madre—. Y no un asesino.

—No soy un asesino, Elena —grita Klaus—. Soy un padre.

—Y soy una madre —dice mi madre, su voz es un grito—. Y la madre de una hija que se ha convertido en un monstruo. Y no voy a dejar que otra vida se pierda por nuestra culpa.

La guerra de palabras continúa. Los gritos, la furia, el dolor… todo se mezcla en un caos que me hace temblar. Me siento como una cuerda que está a punto de romperse.



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En el texto hay: humanidad, dolor amor drama, vampira

Editado: 02.09.2025

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