CAPÍTULO 19

Me miro en el espejo buscando algún cambio en mi cuerpo. Nunca pensé que estaría pasando por esto. Solamente cuando Kol me obligo a beber de su sangre por miedo a que muriera en manos de Katherine al tratar de acabar con mi vida. Pero esa vez estaba concentrada en el enojo que sentía por no darme la oportunidad de elegir.

¿Cómo se supone que sabré lo que estoy haciendo? No sé nada. Tendría que haber planeado mejor mi estrategia, aunque el revivir no era parte de mi plan. El té de Elijah... pero ¿cuál de todos los tés que me había dado era el que contenía su sangre? ¿O acaso todos los tés que él preparaba la contenían?

No es posible, he sido engañada por todos... hasta por la muerte. ¿Cómo se supone que seguiré viviendo mi vida después de todo esto? Sé que debo afrontar las consecuencias de mis actos, pero ¿estoy haciendo lo correcto?

Quizás ahora solo deba morir e ir con los Ancestros, mi idea era morir con ellos, pero ahora que no he muerto... ¿Ellos tampoco habrán muerto? ¿Cómo se supone que voy a saberlo? ¿Cómo voy a obtener la respuesta que estoy buscando?

Ahora tengo miedo, miedo de terminar como Vicki, como Elsa y no poder controlarme o convertirme en una destripadora como mi tío y mi madre. No poder controlarme y matar a personas.

—Stef. —Volteo hacia la puerta y veo a Jeremy mirarme preocupado.

Le dedico una sonrisa de lado.

—Jer. —Camino hacia él para abrazarlo con fuerza.

Tenía tanto miedo de no verlo nunca más.

—¿Estás bien? ¿Cómo te sientes? —pregunta mientras me abraza con fuerza.

—Estoy bien —mi respuesta es rápida y algo falsa.

Me molesta la luz, los pequeños ruidos de la casa y la verdad es que tengo mucha sed.

—No tienes que mentirme, recuerda que ya vi a Vicki y a tu madre pasar por todo esto. Sus emociones estaban por todas partes, todos sus antiguos recuerdos estaban regresando...

—Estoy bien —repito con seriedad en mi tono de voz para que me crea—. Yo no soy mamá.

—No, no lo eres. Eres tú y actúas como si todo estuviera bien para que nadie se preocupe, pero necesitas ayuda.

La luz de la lámpara empieza a irritarme al igual que está conversación.

—Te dije que estoy bien, tío. —Soy un poco brusca y eso me duele—. Lo siento —me disculpo después de respirar hondo y tratar de calmarme.

—Está bien. —Acaricia mi brazo—. He hablado con Bonnie y me dijo que cuando me dispararon, hizo una súplica a los espíritus de las brujas para traerme de vuelta y ellas escucharon. Quizás ella puede rehacer la cura. Además, no creo que los Ancestros...

—Sí, pero las consecuencias fueron malas —le recuerdo con seriedad—. No quiero que otros mueran por mí.

Hago una mueca con mis labios y niego más de una vez.

—¿Y que podría ser más horrible que convertirte en vampiro? —me pregunta molesto.

Yo no quería esto, nunca me plante la idea de convertirme, ni siquiera lo hable con mi familia. Solo vivía cada momento sin pensar mucho en el futuro. Tengo miedo en cómo podría manejar mis nuevas emociones y mi sed de sangre humana, pero le tengo más miedo a morir. A dejar a todos atrás y no volverlos a ver.

Así que la razón por la que no he bebido sangre humana es por mi familia, quienes piensan que pueden salvarme.

—Todo esto empezó por tu estúpido romance con un original, Stefanie, si te hubieras alejado de Kol Mikaelson... —Jeremy sale de mi habitación dejándome sola.

Cierro mis ojos mientras me toco las sienes para calmar el dolor de cabeza. Camino hacia la lámpara y trozo el foco con mis manos para calmar mi irritación.

Respiro hondo y pienso en los nuevos eventos de mi vida, tiene que haber una solución.

Escucho ruidos, voces, murmullos y hasta gritos. Mis hermanos están con Caroline, ella los va a cuidar por un tiempo, pero ¿qué va a suceder cuando me vuelva un vampiro? Y si no me vuelvo uno ¿qué es lo que les van a decir? ¿De vacaciones? ¿Estudiando? ¿Con Kol? ¿Cuál será la estúpida excusa que les meterán en la cabeza a los niños? No quiero eso. Sin embargo, quizás esa sea la mejor opción que tengo. No quiero que mis hermanos piensen que los dejé por la familia de mi novio; quiero que ellos sepan la verdad o, al menos, una verdad linda y dibujada al respecto.

Sé que mamá y papá no van a aceptar las decisiones que estoy tomando y que, posiblemente, tomaré a lo largo de mi vida, pero creo que la mayoría de los padres piensan igual de todos los hijos.