CAPÍTULO 21

Siento un fuerte dolor de cabeza que me oprime por completo la mente. Son muchos los recuerdos olvidados y están regresando a mí como un tsunami de emociones. Quiero que todo se detenga, pero no puedo hacer nada para que eso pase.

Al principio, los recuerdos llegaban cada cierto tiempo, quizás se tomaban unas horas para aparecer, pero luego el tiempo se empezó a acelerar. Ahora los recuerdos son cada cinco minutos.

Salgo de mi habitación y cuando, estoy a punto de bajar las escaleras, escucho a Kol y a mamá hablar desde la cocina, al parecer había venido por la noche. Me quedo quieta y escucho lo que tienen para decir.

—Todo esto es mi culpa —murmura Kol—. No quiero esto para ella, no es lo que deseaba para ella. Estoy seguro de que Step tampoco quería ser un vampiro. Yo debí advertirle más sobre los Ancestros...

Ella hace una mueca con sus labios y niega.

—Eso es verdad. Tú ya viviste esto con los Ancestros. Todos ustedes han vivido y saben de ellos; sin embargo, nadie ayudó a mi hija. —Se acerca y lo toma de los hombros—. Ella tuvo que morir por ustedes.

Kol se queda callado por unos segundos y luego hace que mamá lo suelte.

—Lo sé, pero ahora todo eso puede cambiar. Encontraremos el modo de que ella siga siendo humana —le dice—. Seguro Bonnie, Lizzie, Josie, Freya y Micaela van a encontrar el modo para que no muera.

Mi madre lo observa con seriedad, pero lo que dice me llama la atención.

—Tienes que ser fuerte y apoyar cualquier decisión que Step tome —dice ella—. Ella está en transición y tú, como un original, más que nadie sabe que no hay una cura para eso.

Él niega más de una vez.

—¡No puedo! —Chilla con todas sus fuerzas—. Yo te conocí así, siendo un vampiro, pero no a tu hija. No quiero que beba sangre humana, no quiero que sea un vampiro. No quiero perderla, pero...

—Pero entonces morirá —le recuerda mi madre.

Él hace una mueca con sus labios.

La misma que estoy haciendo yo ahora.

—¿Y eso no sería lo mejor? —cuestiona él con lágrimas en los ojos, pero intenta ocultarlas.

Alguien toca la puerta y subo los escalones para que mamá y Kol no me vean. Cuando abren la puerta, Enzo entra y cierra detrás de él.

—Micaela me llamo, los antivampiros están cazando a todos los vampiros del pueblo, ya tienen a Eli y a Rebekah. También arrestaron a Caroline y Klaus —dice él rápidamente para entrar en confianza—. Todos los vampiros tienen que salir de aquí al igual que Step —le dice a Kol.

Bajo las escaleras y Enzo voltea a verme.

Se acerca a mí y me abraza con fuerza.

No dudo en corresponder.

—¿Estás bien? —me pregunta cuando se aleja de mí.

Hago una mueca con mis labios.

Observo a Kol y luego a Enzo, más tarde a mamá.

—Bien, aun así debes irte —dice con seriedad.

—Tenemos que ayudar a Rebekah y a Eli, no podemos dejarla con el consejo. ¿Qué pasa si las matan? —pregunto, y Kol niega.

—Hay que tomar algunas cosas, rescataremos a mi hermana y a Eli y nos iremos —dice Kol, y yo asiento—. Tenemos que completar la transición, no podemos esperar más.

—Sí... Supongo que debemos. —Lo miro molesta.

—Tiene razón, no pienso verte morir, linda —dice seria mamá.

La puerta de entrada se abre y los policías entran con armas a mi casa. Enzo me empuja hacia arriba, pero antes que podamos escapar los policías nos detienen a la fuerza.

—Sáquenlos. —Volteo hacia la puerta y veo a Divina en uno de los cuerpos de esos hombres.

Son los Ancestros de nuevo.

—Davina, por favor... —susurro mirándola a los ojos.

Los Ancestros no nos dejarán, ellos siempre van a estar detrás de nosotros. Sí, no he cumplido con el trato que tenía con Davina, se suponía que yo debía morir y ella dejaría a todos en paz, pero no he muerto, así el trato seguro se ha cancelado.

—¿Por favor? —cuestiona acercándose a mí—. Teníamos un trato, Setefanie, no lo cumpliste. No tengo que hacer nada por ti.

Niego más de una vez.

Ella niega más de una vez.

No le importa nada.

Está decidida a algo.

—Ese trato ya caducó —me informa con seriedad.

—Por favor, Davina... —le suplico con lágrimas en mis ojos.