The Young

Capítulo 3

-Lamento no habértelo dicho antes- Fabiana baja la cabeza- Pero no quería que pienses que esa era la única razón para traerte aquí-

Renato se encontraba anonadado por la confesión de Fabiana y no solo de eso, ellos estaban conversando en un lugar que él nunca había visto; caballos, heno, y un olor a estiércol que inundaba aquel lugar

- No entiendo nada de lo que dices ¿pero no crees que sea mejor salir de aquí? el olor de este lugar es insoportable y alguien puede venir - manifestó el joven cubriéndose la nariz

- T-Tienes razón...salgamos de aquí- respondió la muchacha

Ambos jóvenes, se dirigieron a la puerta de salida, era la única allí así que no había más opción que recurrir a ella. El lugar era grande, era el típico establo de granjas con pequeños cuartos para animales con la diferencia que allí solo habían caballos y ningún rastro de ningún otro animal.

- Fabiana- exclamo el joven deteniéndose a unos centímetros de llegar a la salida - Hay muchas cosas que deseo preguntarte, pero tan solo quiero que me respondas algo ¿A qué te refieres con tener una nueva historia que contar? Creí que esto era para olvidar una etapa de mi vida ¿Que está pasando Fabiana?

- No debería decir esto pero mereces saberlo todo- respondió Fabiana- En el futuro; tu nunca te casaste, tuviste una vida normal y feliz. Sin embargo, a la edad de 60 años decidiste adoptar a una pequeña bebe recién nacida a la que llamaste Robin, no sé bien los detalles de cómo paso...pero ella tuvo una vida feliz y normal hasta cierta edad...

- ¿Cierta edad?

- Solías contarle a Robin y a mi muchas historias desde pequeñas; tu juventud, tu niñez, y algunas inventadas por ti...pero todo cambio a la edad de 8 años. En aquel entonces, Robin te admiraba mucho y contaba a todos en la escuela sobre las historias que solías contarnos, pero todos se burlaban de ella diciéndole que su abuelo era un mentiroso y para empeorar las cosas, el hecho de ser una niña huérfana de padres la hacían un blanco fácil para burlarse aún más...los niños pueden ser muy crueles-

En este punto Fabiana muestra una mirada nostálgica mientras suspira antes de seguir con su confesión.

- Mientras más pasaban los años, Robin sufría más por defender a su amado abuelo antes que los insultos hacia ella, y cuando ella llego a los 12 años, le confesaste que no todas tus historias eran reales, y entonces ella...

A Fabiana le costaba seguir con el tema, a medida que iba vocalizando Renato podía notar como su voz se quebraba. Sin embargo, Fabiana continúo.

-Después de ese incidente, Robin no fue la misma...se volvió una persona seria y antisocial. Su relación contigo ahora solo se limita a un hola y adiós...ella no quiere saber nada de historias ni cuentos, ella no cree en tus palabras ni en la de su propia amiga...

Por las palabras de Fabiana, Robin fue una niña alegre y de bueno corazón, siempre amo a su abuelo pese a saber que no compartían la misma sangre y sobretodo atesoraba los momentos que pasaba con aquel único familiar. Es por eso que Fabiana, aún tenía esperanzas de volver a ver a su amiga sonreír, con la ayuda de su "joven" abuelo.

-¡P-Pero no es que me preocupe mucho! estoy segura que ella volverá a ser la misma muy pronto - Exclamo la joven mostrando una sonrisa nerviosa- Y esa es toda la historia...

-Uhm...ya entiendo. A partir de este punto; en esta época, sea cual sea la razón por la que este aquí, será una nueva experiencia para mí y no solo eso, al "Yo" vivir esto se verá reflejado también a mi futuro "Yo" así matarías 2 pájaros de un tiro , no obstante...dependería mucho si Robin lo creyera, pero vale la pena intentarlo. No me molesta en absoluto, a decir verdad me impresionas.-

-¡P-Por supuesto! ¡Claro! ¡Eso es!-respondió la muchacha riéndose con los manos en la cintura con aires de superioridad

-No era lo que tenías en mente ¿Verdad?

Renato suspiro decepcionado y procedieron a trabajar juntos para salir de aquel lugar.

Renato y Fabiana, empujaron con ambas manos la gran puerta que tenían en frente, liberando una pequeña iluminación de afuera mientras esta se abría. Al siguiente instante, Renato sintió el doble del peso de la que percibía hacia unos segundos. La puerta era de doble entrada hecha de madera y sin algún tipo de perilla o manojo lo cual hacia más difícil abrirla y a la vez más pesada.




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