Es un día soleado, como cualquiera de la primavera, el calor acaricia la piel de un joven sentado sobre un pequeño muro. Se siente bien el estar ahí, saboreando el almuerzo y oyendo la música de los auriculares. Tambaleaba su cabeza al ritmo de la melodía. Cuando iba a dar otro mordisco, miro unos segundos su sándwich. Quizá se había dado cuenta de algo, era importante, aunque no sabía qué.
"Tal vez estoy siendo feliz, y... no me doy cuenta" Se dijo. Podría estar en medio de cosas peores, como personas que conoce. Y aun así, pasa su mediodía tranquilo, viendo gente corriendo y ejercitándose, autos pasar en sus alrededores, cada uno a su velocidad.
Sin embargo, a pocas cuadras suyas, estaba en marcha alguien que lo tenía como su objetivo.
—Por las palabras de sus amigos, me dijeron que debía estar en estos rumbos. Pues no le parece conveniente el comer en la escuela. —Esa forma tan metódica de hablar, venia de Tyche.
—Orfeus hermanito, nunca responder el teléfono— Asintió, con desagrado, Tecmesa. Sin perder la mirada, pero si su mente, pensó en voz alta. — ¿Por que eres así, Syer?—Respira hondo, quería dejar entrar el aire bueno y saca el malo, hoy sería un día largo...
—Tú—Tyche se dirigió a ella. — ¿Crees que no le agradamos?
Por un momento, el tiempo fue como si se detuviera, Tecmesa buscaba una respuesta a la personalidad extraña de su hermano: Huraño y, en cierto modo, también irascible. Como un ermitaño. Tardo un semáforo en responder aquella pregunta.
—Pues, Syer no es malo en sí. No es alguien que tenga odio, ni tenga enemigos. Pero...—Levanto una mano del volante, y agacho a la cabeza. Alargando la duración de "e".
—No, niego que sea por ello...
De forma implícita, Tyche por el habla sugestiva de Tecmesa, llego a la misma conclusión. Tecmesa se quedo callada, entendía bien porque su hermana no le permitió terminar de hablar. Y Tyche, no tardo en darse cuenta; al cabo de esto, subió sus piernas al asiento.
—Ahora, creo que es poco remota la posibilidad de que sea porque nosotras hayamos sido elegidas y él, no. —Su hermana exhalo mas aire de lo que tomo, y volvió a inhalar, antes de responder.
—Creo que sería benevolente si dijera que Syer este de algún modo enojado con nosotras por tener poderes que a él también correspondían— A partir de ahí, dejaron de hablar.
Y sin embargo sus pensamientos se identificaban en cierto punto. Tecmesa, Tyche, y Syer eran hermanos de sangre cuyos padres habían desaparecido cuando eran niños, por una parte ello les significo someterse a tratos duros por un lado, y estar, por el otro, mas unidos.
—Intentar encontrarlo se vuelve complicado cada vez que no podemos contactarlo al instante. —Dijo Tecmesa, un sentimiento de enfado empezó a eclosionar.—¿Cuánto ha pasado desde que empezamos a buscarlo?
—Tecmesa, trata de ventilarte bien, noto que tu respiración es de alguien enojado. Lo encontraremos, luego lo golpeas si quieres. — Respondió Tyche. Tecmesa no se contento con la respuesta, se volteo, miro a un joven por un instante sentado en un muro. Y hablo con autoridad a su hermana.
—Te pregunte por la hora, ¡No por cómo me ves!
Tyche coloco sus manos de forma defensiva por reflejos ante la actitud de Tecmesa. Por otra parte la conductora demoro alrededor de diez segundos en darse cuenta del gran parecido que tenía a un conocido aquel joven de anteojos de sol y auriculares, agitando su cabeza.
—Syer...—Emitió al aire. Volvió su cabeza hacia adelante y doblo con velocidad su auto antes de que otro lo sobre pasara.
Mientras, unas cuadras atrás, el joven almorzando ya había terminado.
"Curiosamente, creo haber visto un auto negro bastante familiar." Levanto los hombros y torció la cabeza. "Puede que haya sido mi imaginación, o..."
Al instante siguiente de elaborar su pensamiento, metió sus cosas dentro de la mochila que llevaba consigo y se puso de pie. Luego, un auto se detuvo en seco a un costado del borde de la acera frente a él. El vidrio delantero bajo lento, revelando a sus hermanas. Tyche le saludo alegre de verlo.
— ¡Hola Syer!—Agito su mano.
Mientras, Tecmesa, solo saco su brazo hacia afuera. Bajo sus lentes de sol, y envió a su ser una mirada inquisitoria. No necesitaba decir para ordenar. Osado, Syer se acerco e inclino su cuerpo hacia ella.
—Hola, Tyche—Dijo mirando a su hermanita menor. Luego, se dirigió a Tecmesa. —
Ninguna otra reacción vino de Tecmesa más que volver a tomar el volante.
—Jej...—Dijo Syer antes de subir, Tyche, nerviosa, solo lanzo una pequeña carcajada des aireada.
Momentos después, los tres hermanos ya estaban en camino a su destino, el cual solo uno de ellos desconocía. Tecmesa acomodo uno de los vidrios para ver a Syer, quien se hallaba cómodo en el auto. No estaba usando los auriculares, parecía abstraído en algo. Ideal para devolverlo a tierra.
—Si hablo de zona norte de Roskhlav. ¿Qué imagen se te viene a la cabeza?—Inquirió Tecmesa, quien bajo el volumen de la radio luego de preguntar ello.