Theria Volumen 0.0: El niño de cabello violeta

Compañeros

El guardia que Cristina mando para guiar a los chicos primero los condujo ante una de las recepcionistas para que se registraran en el gremio, aunque se aseguro que no los promovieran mas de lo que la jefa les había autorizado. En cuanto el registro estuvo completo, hizo que lo siguieran a una de las mesas donde estaba esperando, para sorpresa de Kein, la chica castaña con la que había hablado antes.

—¿En serio? —pregunto la chica, frunciendo el ceño al verlos acercarse—. Pensé que tendría un grupo capacitado, Sabel, no que haría de niñera.

—Galei fue por ellos, no deben tardar —respondió el guardia, Sabel—. Los niños van por razones diferentes a ti, Zalia.

Ambos hablaban como viejos conocidos, aunque era evidente que Sabel era mayor que Zalia. Kein se pregunto si todos en el gremio actuaban tan familiarmente uno con el otro o solo eran ellos.

—Mira, ahí vienen —dijo Sabel, señalando con la cabeza hacia la puerta.

Kein y Nierya vieron, algo asustados, que ahí se encontraban las dos personas de las que huyeron antes, siendo precedidos por otro guardia de armadura dorada. La mujer, nada más verlos, corrió hacia los chicos con una sonrisa alegre plasmada en su rostro.

—¡Así que serán nuestros compañeros! —exclamo, casi aplastando a los chicos cuando los abrazo a ambos al mismo tiempo. Tenía una fuerza increíble para alguien con una complexión tan delgada.

—Calmate, Ci —la regaño el hombre que venia con ella.

—Los atraparon, ¿eh? —dijo Zalia, riéndose—. Creí que habías dicho que jamas aceptarían algo tan tedioso, Leyi.

—No nos atraparon, ya casi salíamos de la ciudad, pero decidimos volver —la contradijo él mientras se sentaba en una silla vacía—. Ahora a lo que vamos, ¿para que nos necesitan?

—Todos, sientense —ordenó Galei—. Ahora.

Alrededor de la mesa, en donde hasta hace poco había estado solamente Zalia, ahora se encontraban sentadas cinco personas, incluyendo a los dos chicos, que miraban a su alrededor nerviosos, sin saber prácticamente nada de lo que querían de ellos.

—Correcto, Sabel, ve atraerla. —Galei hizo una seña al otro guardia. Esperó a a que saliera del gremio y luego se dirigió al grupo en la mesa—. Bien, la mayoría ya sabe de que se trata, pero para los que no, lo resumirse.

"Al sur de aquí esta el país de Keboria, desde hace tres años y hasta hace cerca de seis meses se encontraba en una guerra civil que acabo con el bando rebelde aniquilado. Durante el inicio de la guerra uno de los duques más importantes envió a su hija a este país, para que estuviera a salvo.

"Una vez terminada la guerra el duque mando traer a su hija, sin embargo sus subordinados lo traicionaron y la intentaron matar, pues querían algo que ella guarda, no se que es, pero parece ser importante. Por suerte ella escapo, aunque sus protectores murieron, dejándola sola.

"La niña llego el gremio hace seis semanas y le pidió ayuda a la jefa, ella, después de hablar con el duque mediante cartas, acepto apoyarla, aunque con una recompensa. Así se hizo esta misión, pero es secreta, nadie debe saber quien es ella, a donde va o lo que lleva consigo. Ustedes tres, Zalia, Leyi y Ci, deben escotarla hasta su hogar, fueron escogidos especialmente por la jefa porque son los de mayor confianza entre los agremiados.

—¿Y los niños? —preguntó Zalia, aburrida por que ya sabia eso.

—La niña en cuestión ha pasado por mucho —respondió Galei—, así que la jefa decidió enviar a dos más en su rango de edad para hacerla sentir cómoda. Ese es su trabajo, el suyo es cuidarlos también y asegurarse de que no se les suelte la lengua. Ellos ya han recibido entrenamiento, así que deben poder hacerse cargo de los problemas menores. La chica es la máxima prioridad, los cinco recuerden eso.

"Tomen —Galei arrojo una pequeña bolsa de cuero tintineante  a cada uno—. Ahí hay cien monedas de oro para cada uno. El resto se les dará una vez cumplan la misión. Es hora de que me retire, buena suerte y que la diosa los acompañe.

Galei se despidió con un saludo marcial y subió por la escalera de caracol, dejando solos a los miembros del grupo recién creado, entre los cuales Nierya y Kein seguían sin saber exactamente que estaba pasando y muy nerviosos al estar rodeado de desconocidos en espera de una desconocida mas.

—¿Y bien, niños? ¿Como se llaman? —preguntó Zalia, reclinaba contra su silla y fumaba de nuevo de su pipa.

—Espera Zalia —interrumpió Leyi—. Lo mejor sera hacer las representaciones cuando llegue nuestro objetivo, para no repetirlas.

—Como quieras —dijo Zalia, encogiéndose de hombros—. Por cierto, Ci, ¿porque rayos compraste una espada si no sabes usarla?

—Es lo mismo que le pregunte yo —murmuro Leyi.

—¡Es que era bonita! —dijo Ci, riendo con regocijo y alzándola para que todos la pudiesen ver—. Además que no sepa no significa que después no pueda aprender. Imagínate, yo como una guerrera que usa magia.

—¿Por eso dejaste la universidad de magia? —preguntó Zalia.

—No —respondió Leyi en lugar de Ci—. La sacaron por mala conducta. Por poco y la encarcelan cuando destruyó varios edificios. 

—¡Fue un malentendido! —se defendió Ci.

—Un malentendido, como no...

Kein y Nierya, quienes no habían podido meterse en la conversación, observaron fascinados la dinámica que tenia ese extraño grupo. Kein no sabia porque, pero Zelia le recordaba a Zieb. No por primera vez se pregunto que estaría haciendo su amiga y en donde estaría en ese momento.

—¡Es cierto! —grito Kein y se levanto de improviso, asustando a todos—. ¡Lo siento!

El chico se dirigió aprisa hacia una de las recepcionistas mientras sacaba dos cartas de su bolsillo, habían pasado tantas cosas que lo había olvidado, pero tenia la intención de enviárselas a su familia para avisar que estaba bien.

—¡Disculpe! —le dijo a la joven recepcionista, por suerte para él estaba desocupada.



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En el texto hay: theria

Editado: 17.07.2020

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