Theria Volumen 0.0: El niño de cabello violeta

El inicio de la travesia

Kein y Nierya esperaban cerca de las puertas de salida de la ciudad a que llegaran los demás. Hasta ese punto solo ellos dos no se habían involucrado activamente todavía en la protección de Marie, más que nada porque en esa ciudad era casi imposible que alguien la pudiera atacar y menos si era resguardada por los otros tres.

Los chicos aún se sentían algo vulnerables al estar expuestos, así que, para eliminar un poco la ansiedad, se ocultaron en un pequeño restaurante que les recomendó Zalia, el cual estaba repleto de personas de diferentes razas, como la joven Fide'il que los atendió, quien poseía rasgos felinos muy marcados, como garras, orejas, cola, así como un pelaje parduzco que le servía muy bien para resguardarse del frío que hacia en esa zona.

—Kein, ¿podrías quitarte esa cosa? Llamas mucho la atención —le susurró Nierya al chico.

—Por supuesto que no, llamaría mas la atención si lo hago —respondió Kein—. Mejor muéstrame el mapa.

—Ya lo has visto un millón de veces —comentó Nierya con expresión de hastío—. Seguro ya te lo sabes de memoria. No seas tan obsesionado.

—Si, pero...

—¡Aquí están! Los he estado buscando, tomen sus cosas, es hora de irnos.

Una voz interrumpió al chico, al ver quien era se encontró con Leyi, ya vestido con su armadura y cargando una mochila que fácilmente podría ser de la mitad de su tamaño. En una de sus manos llevaba un pequeño cuaderno que le arrojo a Kein.

—Mi hermana me pidió que se los diera —dijo—, lo escribió ayer, antes de su guardia. Es un resumen de los tipos me monstruos e información básica de las ciudades y el sistema político de cada pais, según ella, deben saber todo eso si van a estar viajando. Ahora andando, nos esperan fuera.

Los chicos se levantaron y siguieron a Leyi hasta un carruaje aparcado cerca. Era de color negro y tenia decoraciones a simple vista comunes, pero quien estuviera informado sabría que representaban una casa militar. Eso lo sugirió Zelia, en la reunión que tuvieron la noche anterior dijo que así evitarían que se supiera que dentro viajaba una noble y se pensaría que era el transporte de algún comandante o caballero superior.

Tirando del carruaje se hallaban dos magníficos  caballos de color marrón con patrones blancos en el estomago, ojos negros sin pupilas y cuernos lisos. Se suponía que ese tipo de criatura era exclusiva de uso militar debido a su extrema fortaleza, o eso había escuchado Kein de su padre, que deseaba uno, aunque querían dar la impresión de que eran militares, no entendía porque estarían atados a un simple carro y menos como los habían conseguido.

—Kein, tú iras con Zalia en la parte del conductor, Nierya, tú iras dentro, debes mantener la vista sobre el objetivo en todo momento, recuerdalo.

—¿Y porque yo fuera? —pregunto Kein.

—Por tu vestimenta —contesto Leyi—. Si no te pones de pie, das la impresión de ser mas intimidante de lo que eres en realidad. Por eso mismo la niña irá dentro, luce muy joven, si alguien la viera parecería que la protección de Marie es mas débil de lo que en verdad es.

"Todo es cuestión de impresiones, por eso los caballos de guerra, son de mi familia, un préstamo.

"Ci y yo iremos escoltándolos a cada lado en caballos, si hay algún peligro daremos una señal.

"Cuando descansemos en el camino, estas serán las guardias: Ziella y Nierya; Ci y Kein y después yo. Nos turnaremos cada tres horas, la noche siguiente se seguirán con los turnos que empezamos la primera y así sucesivamente.

—No seas tan serio, Leyi —comento Ci, sonriendo divertida.

La joven llego sobre un caballo y llevando en una de sus manos las riendas de otro. La que ella montaba era una bestia de aspecto imponente, con dos cuernos curvados marcados con espirales y de un color blanco puro. Un caballo Crisefo, especial para los viajes largos y muy resistente a la magia.

—No es un juego, Ci —le respondió Leyi, mientras subía a su propia montura: otro caballo Crisefo de coloración rojiza y unos ojos esmeraldas, solo poseía un cuerno, pues el otro estaba roto—. Ustedes son los que no lo toman con suficiente seriedad.

—Bueno, niños —Ci no le hizo caso a su hermano y se dirigió a Kein y Nierya—, les presento a Bianca y a Ciem, ellos nos acompañaran en el viaje. Mas allá, jalando en carruaje, están Mía y Demetris, salúdenlos.

Ci presento orgullosa a los caballos, cuyas escamas en las patas delanteras brillaban con la luz del sol y cuyas crines, que les llegaba al lomo, eran de un bonito color dorado en los Crisefos y de un negro azabache en los de guerra. En ambos casos las crines estaban cepilladas y cuidadas minuciosamente, se notaba el cariño que les tenían a las bestias.

El caballo que montaba Ci, Bianca, se acerco a Kein y comenzó a olfatearlo, después hizo mismo con Nierya, como si quisiera grabarse en la mente el olor de los chicos, muy parecido a como lo haría un sabueso.

—Le agradan —comento Ci con una sonrisa.

—Ya, ya, es mejor irnos —dijo Leyi y señalo al carruaje con el pulgar—. Súbanse ya.

Kein obedeció y se sentó junto a Zalia. La joven fumaba su pipa, pero en cuanto los dos que faltaban subieron al carruaje, lo dejo a un lado, tomo las riendas de los dos caballos cafés de aspecto imponente que lo llevaban y se dirigió a las puertas de salida.

—Una cosa importante —dijo Leyi. Se había colocado a la altura del chico para poder hablar con él—. Si algo llega a pasar, toma a Marie y transportarte a una de las ciudades o aldeas más cercanas, ¿De acuerdo?

—Si...

—Y tú Zalia, mantenente alerta al camino. No sabemos que pueda pasar, si ves algo extraño, informame de inmediato.

—No nos presiones Leyi —replico Zalia—. Todos sabemos que hacer.

—Puede, pero nunca esta de mas la seguridad y menos en un trabajo tan importante.

—Ya, ya.

Zalia ya no le hizo caso, tomo su pipa y comenzó a fumar. El carruaje poco a poco se fue acercando a las puertas de la ciudad, aunque en ese momento estaban abiertas, a Kein le impresiono su tamaño, median casi diez metros y estaban hechas de hierro, el chico pensó que en caso de una guerra debían ser muy resistentes, casi impenetrables.



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En el texto hay: theria

Editado: 17.07.2020

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