A veces se creía que la vida era un juego de azar, donde los ángeles lanzan dados y depende la suerte del ángel asignado, será la tuya, y muchos creían que eso era realidad, mientras que otros hablaban deliberadamente que era más que nada el karma que venía a cobrar un pecado que había realizado en esta vida o en las anteriores.
Martha pensaba que, en su defecto, posiblemente el karma se había abierto paso, pero no en ella, talvez en el pobre chofer que manejaba el taxi ese día, pero en esos momentos, solo una pregunta rondaba en su cabeza y era ¿Con qué se había golpeado la cabeza? Esa era su interrogante, porque, aunque quisiera negarlo, el golpe posiblemente la había lastimado aún más que las vueltas que habían dado.
El resplandor del sol apenas comenzaba asomarse por la ciudad, lo sabía por el color anaranjado que entraba por las ventanas del lugar en donde estaba, con ese destello de luz, comenzaba abrirse paso el calor que abrazaría aquel día.
Parpadeo un par de veces tratando de acostumbrarse y posteriormente comenzó a limpiarse las lagañas de ambos ojos; mismos que obstruían un poco su vista. Martha se percató que estaba en el hospital, si bien se había asustado, al recordar los sucesos del accidente hicieron que pasara las manos por su cuerpo, buscaba alguna imperfección, algo que le doliera o el incomodaría, y cuando lo sintió maldijo al karma.
Las paredes blancas de la habitación le hacían sentir una leve molestia en su cabeza, el brillo que parecía emanar las paredes parecía ser irreales, el olor a desinfectante comenzaba a molestarle; pues parecía que su alergia comenzaba apoderarse de ella, el leve sonido de las bisagras de la puerta le dio el aviso que alguien se estaba abriendo paso, pero lo que llamaba su atención, era el pequeño y delgado objeto de metal que estaba conectada a ella.
Una enfermera entro en su radar, llegado en el momento en que sus manos seguían acariciaban la aguja que conectaba con las sondas, sus pestañas se batieron de arriba abajo, parpadeando varias veces la observó con sus ojos marrones, pensando en todas las cosas que habían pasado.
-Bienvenida al mundo de los vivos, señorita Wood, me alegra ver que ha despertado - dijo la enfermera mientras se le acercaba, llevaba unas enormes carpetas, mismas que lucían desordenadas y repletas de notas que parecían salirse de los lados - ¿Cómo se siente? ¿Siente algún dolor?
¿Sentía dolor? Claro que no lo sabía, su pierna derecha estaba dormida, solamente eso. Negó con la cabeza, mientras observaba a la enfermera quien fruncía el ceño, parecía preocupada, como si temiera que se le cayera el brazo o la pierna.
- Si le soy sincera, creo que la verdad es que se ha salvado, fue un milagro, como alguien la protegiera - comentó la enfermera quien gracias por su placa, pudo apreciar que se llamaba Heather - Tuvimos que operarla, pero aun así debemos de hacerle una segunda operación, me puede decir su tipo de sangre por favor
¿Su tipo de sangre? Tenía que hacer memoria.
-AB negativo - murmuró ella segura de su tipo de sangre - ese es mi tipo de sangre, soy receptor universal
La enfermera parpadeó varias veces, ¿AB negativo? Esa era un tipo de sangre rara, sólo lo tiene el 0.6% de la población, o 1 de cada 67 personas. La joven enfermera trato de hacer memoria, el tipo de sangre AB- le puede donar a AB- y a AB+, y puede recibir de todos los tipos de sangre negativos, pero aun así asintió tomando eso en cuenta, a veces los doctores eran muy estrictos a los temas de transfusiones sanguínea.
-La voy a revisar las heridas que hemos limpiado, ¿Tiene algún contacto de emergencia que pueda proporcionarnos? - cuestiono la enfermera mientras abría una de las enormes carpetas
-Tengo dos contactos de emergencia, mi prometido y mi mejor amiga - contestó ella, mientras observaba la habitación buscando su bolso - John Delton, su número está en mi celular - hizo una pausa, su prometido era el contacto posiblemente más fiable - ¿Dónde está mi bolso?
-¿Una bolsa café con adornos claros? - cuestiono la enfermera, alzando la vista de los papeles, cuando Martha asintió ella habló - Creo que la guardaron por aquí, déjame revisar
Martha vio como la enfermera se movía por la habitación, abriendo un pequeño ropero, moviendo algunas cosas, pudo observar cómo sacaba una bolsa transparente, en ella estaba su bolso, cartera, algunas pulseras, posiblemente sus aretes y su anillo, la bolsa se le fue tendida; así que agarrando con calma su celular esperaba de corazón que aunque sea mantuviera su carga intacta, pero sus esperanzas se vinieron abajo cuando noto algo que no le gustó para nada, la pantalla seguía oscura, señal de que se le había acabado la batería.
-No tiene batería - susurro ella, girando su rostro, observo a la enfermera - Disculpa, crees que haya algún problema si conecto mi celular, creo que mi cargador está dentro de la bolsa
Heather parpadeó varias veces como si no comprendiera la pregunta, pero aun así asintió, no le quitaba nada esperar a que el celular de la joven, cargara.
-No creo que haya problema alguno - aseguro ella
Mientras conectaba el aparato, Martha se sumergía en sus recuerdos de aquel día, aun no lograba comprender aquella enorme figura de negro, misma que parecía no querer salir de su mente, ¿Era real? Y si era así ¿Quién o qué era? Siendo sincera consigo misma, su recuerdo hacía que se viera sumamente aterradora, pero al mismo tiempo hubo algo, era como si le trajera tranquilidad.
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Editado: 08.02.2022