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VÓLEIBOL

CAPÍTULO 4 — VÓLEIBOL

Me despierto con la respiración agitada, completamente empapada en sudor.
Otra vez… la maldita pesadilla de la fiesta.

El aire se me escapa entre los labios en jadeos cortos, como si mis pulmones se negaran a cooperar. Paso las manos por mi rostro una y otra vez, intentando volver a la realidad, pero el temblor en mis dedos me delata: aún estoy atrapada en ese eco del miedo.

No soporto más.
Siento que, si no me calmo, voy a perder la cabeza.

Respiro lento, profundo, una y otra vez.
Cuando al fin la ansiedad empieza a ceder, me levanto. Camino de un lado a otro en mi habitación, como una sombra sin rumbo, hasta que el temblor se desvanece. Entonces bajo las escaleras, los escalones crujen bajo mis pies descalzos, y el olor a panqueques me recibe antes que las voces.

Papá está sentado en el comedor, distraído con su teléfono. Mamá voltea hacia mí con una sonrisa cálida que me obliga a fingir otra en respuesta.

—Oh, buenos días, cariño —dice ella, dulcemente.

—Buenos días, mamá. Buenos días, papá —murmuro, intentando sonar normal.

—Buenos días, princesa —responde él sin apartar la vista de la pantalla.

—¿Cuántos panqueques quieres? —pregunta mamá.

—Con dos está bien. —Sirvo un vaso de jugo y tomo asiento, tratando de ignorar el vacío en mi estómago.

Papá me observa unos segundos antes de hablar.

—Estos días has estado... desganada.

—Estoy bien, papá —le sonrío. Mamá me pasa el plato y agradezco en silencio.

—Si tú lo dices... —murmura él, con una mirada que me atraviesa más de lo que debería.

—Solo espero que no sea por una de esas dietas raras que hacen las chicas de hoy en dia, para verse como esas modelos esqueleticas. —dice mamá con un tono de burla y preocupación.

—Por favor, mamá, sabes que no haría algo así.

—Eso espero, porque eres hermosa tal y como eres. —Me señala con la escaptula y sonríe. Yo niego divertida.

El resto del desayuno transcurre en un silencio cómodo. Cada quien sumergido en sus propios pensamientos.

Al terminar, recojo los platos y ayudo a papá a secar los. Así somos, una familia ordenada, funcional... al menos en apariencia.

—Oye, ¿a qué hora es tu partido? —pregunta él.

—A las cinco. Juegan las Rols contra las Tigresas.

—Ah, pues le voy a las Tigresas. Son buenas —bromea.

—¡Papá! —frunzo el ceño. Él suelta una carcajada y me da un leve empujón con la cadera.

—Es broma, ya sabes que soy el fan número uno de las Rols, aunque el nombre suene a coche viejo.

—Papá, por favor…

—¿Qué? Es verdad, ¿no? —dice con una sonrisa traviesa.Mamá interviene riendo.

—En serio, ¿por qué escogieron ese nombre?

—¡Mamá! No te pongas de su lado. —Ambos estallan en risas al ver mi cara de fastidio.

—Está bien, está bien —dice papá, limpiándose las manos. Se acerca y me abraza con calidez antes de besar mi frente. Luego besa a mamá en los labios y se encamina hacia la puerta.
—Sigo pensando que suena a carro antiguo —murmura antes de desaparecer.

—Papá… — Grito, cuando desaparece por el umbral sulto un suspiro, pero no puedo evitar sonreír.

El resto del día lo paso sola. Es sábado, y el partido amistoso será en la tarde. A las tres debo reunirme con el equipo para practicar, así que me dirijo a la universidad.

La cancha ya resuena con voces y pelotas rebotando.

—¡Buenas! —saludo al entrar.

—¡Hola, Xot! ¿Estas Lista?

—Yo nací lista.

—Esa es la actitud que necesitamos.

Calentamos por media hora, luego practicamos, recibimos algunos consejos de la coach, nos duchamos y nos cambiamos. A las cinco en punto, el partido comienza.

Luego de barios golpes, una que otra lesión y barias faltas, el partido se da por terminado, lo ganamos.
El marcador final brilla como un trofeo invisible, pero lo que me infla el pecho es el grito colectivo:

—¡Rols! ¡Rols! ¡Rols!

—¡Somos las mejores!

Las risas se mezclan con la adrenalina, con ese sabor metálico del sudor y la euforia.

—Xot, ¿no te vas a duchar? —pregunta una de mis compañeras.

—Sí, en un momento. Todavía estoy muy agitada.

—Está bien, nos vemos mañana.

—Nos vemos —respondo, alzando el pulgar.

La puerta se cierra detrás de ella, y el silencio cae como un velo, que me envuelve de pies a cabeza.
Respiro hondo, haciando una que otra pausa, intento calmar el temblor que todavía vive en mis manos y en mis pierdas cansadas.

Y entonces… algo cambia.

Una corriente de aire helado se cuela por mi nuca.Levanto la cabeza, y justo cuando voy a dar un paso, algo me cubre el rostro.

Una bolsa negra.
Apretada. Sofocante.

Pataleo, forcejeo, mis uñas arañan el vacío, pero nada sirve. El aire se convierte en cuchillas dentro de mi garganta. La presión aumenta, el sonido de mi respiración se distorsiona en un eco inhumano.

La fuerza me abandona.
El mundo se disuelve en un ruido distante.
La oscuridad me abraza… otra vez.Las dudas invaden mi mente.

¿Quién fue?

¿Cómo entró?

¿A que hora lo hizo?

¿Cómo supo donde estaba?

¿Por que me sigue haciendo esto?

Sin poder luchar más sedo ante la oscuridad y me dejo llevar por ella. Unas vez más eh muerto, a manos de un desconocido.



#706 en Thriller

En el texto hay: thriller, death's, greenblack4

Editado: 24.10.2025

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