Ya son pasadas las once de la noche por lo que es posible que mis amigos ya estén presentes en aquella fiesta tan importante que ha convocado el ángel de la muerte.
Llegar a esta parte de la selección ha llevado muchísimos años, así que ahora el no poder estar presente me deja con un sabor agridulce.
No me gustaría que por este motivo se vea reducido cualquier avance que llevo, si es que no vienen a por mi por el imprevisto que ha resultado ser Jerah.
Hace algunos años descubrí que hablar de la muerte y aspectos religiosos sobre la existencia del cielo y el infierno no era solo un tema que me interesara demasiado, sino que formaba parte de este mundo.
Así que resultaba que no estaba tan loca como creí.
Cuando Azrael me contacto pensé que era una parte de pesadilla, después comprendí que en este mundo cada uno mantenía una destino que cursar. Unos protegiendo el cielo, otros tentando a la población y entre estos dos grandes rivales existía la justicia que emanaba el ángel de la muerte.
Algo así como un punto de equilibrio.
Sobre la manera en que mis amigos y yo nos encontramos fue un tanto épica.
Planeábamos llevarnos todos al mismo muerto, literalmente.
Quien debía llevárselo ese día era el bipolar de Trevor, pero estaba bastante nervioso porque en aquel restaurante de comida italiana porque estábamos más personas atentas a lo que hacía.
Entre ellos estaba Denise que trabajaba en ese lugar y había hecho un desastre en el suelo, nada fuera de lo normal. También estaba Carlos reclamando al gerente que su pasta tenía un sabor terrible y yo sabía bien que eso no era cierto, era el mejor restaurante de todo Lucerna por Dios.
Lo que en realidad sucedía era que todos querían ver lo que se avecinaba y bueno pues Sebastian, Gigi y yo ya nos hablábamos desde tiempo atrás así que estábamos al tanto de que nosotros tres éramos subordinados de la muerte.
Trevor comenzó a gritar que había un incendio y que lo mejor era salir de ese lugar, sin embargo, ninguno de los cinco se movió ni un poco.
Su rostro enrojecido nos hizo soltar una carcajada y fue cuando Denise se acercó para ayudarlo a llevarse a aquel hombre, fue la primera vez que debió llevárselo y tras ver que nadie se sorprendió congeniamos y hablamos sobre nuestros propios retos siendo los peones de Azrael.
Así fue como empezamos a hablarnos y cuidarnos unos a otros, más tarde se uniría Ava siendo que Sebastian le había pedido que fuese su novia y la verdad es que había complementado al grupo aún más con sus ocurrencias y desinhibiciones.
En mi móvil no han parado de llegar mensajes del grupo asignado como "The killers " donde aparece como icono una fotografía de Trevor con Sebastian bailando twerk en una discoteca.
Son mensajes de Trevor diciendo que está asustado por lo que no ha parado de hacer el ridículo y otras son imágenes que me manda Ava de cada cosa que ve en ese lugar y cuando observo que están degustando un delicioso platillo de Fondue mi estómago gruñe en respuesta.
Paseo la cuchara entre las sobras sopa de verduras observándolas con anhelo de que sean un Fondue, no soy muy fanática de la comida saludable ni de las creaciones extrañas que hace Charlotte y si les soy sincera nadie en casa sigue mucho sus indicaciones en esta casa.
—¿Has terminado toda la comida? —me cuestiona mi padre mismo que lleva el rostro cansado.
—Toda—asiento con una mueca mientras acomodo un par de alimentos que están en la mesa regados.
De mis únicos pasatiempos después de aquel accidente es cenar al aire libre viendo las calles colindantes que están llenas de cultura que estoy ansiosa por explorar.
—Muy bien—me felicita mi padre con una sonrisa y revuelve mi cabello con delicadeza.
—Me sentí como un perro—le digo negando mientras Tom suelta una carcajada que continúa por unos cuantos segundos hasta que desaparece entre los suaves sonidos del viento.
—¿Cómo te has sentido aquí? —me cuestiona de manera pacífica tratando de descifrar mis facciones.
—Me gusta mucho—le digo con sinceridad viendo que desde el comedor situado en el exterior tengo una vista a la alberca y un par de recorridos boscosos.
—Fue un paso exorbitante y necesario—replica mi padre con la mirada perdida—. Pero me gusta ver mejor a todas ustedes—dice con una sonrisa—. Creo que salí justo a tiempo para encargarme de ustedes—se encoge de hombros—. Ya sabes la borrachera de Brigitte y ahora lo que sucedió contigo—me explica haciendo que eleve mis cejas, no había pensado eso exactamente.
—Tu siempre estás en el momento correcto—le digo a mi padre mientras coloco una mano sobre la suya tratando de darle ánimos.
—De verdad que quisiera tener el poder de ese chico para aparecerme cuando estén metidas en algún problema—dice Tom haciendo alusión a Remiel así que tenso mi mandíbula al saber la dirección que lleva y no quiero hablar mucho sobre eso.
—Voy a utilizar la nueva prótesis hoy—le digo con seguridad mientras mi padre me ve con un gesto intranquilo—. Quiero comenzar a acoplarme a esa nueva pierna en lugar de estar postrada en esta silla de ruedas—le explico viendo con desagrado el dispositivo de donde me puedo movilizar.
—Cariño... —me interrumpe mi padre.
—Estaré bien—le digo convencida—. Solo necesito acomodarla.
Mi padre me observa con negativa así que me veo suplicando varias ocasiones porque deje a un lado sus cuidados extremos porque sólo falta una semana para la recuperación en cama y siento que estoy rebosando en grasa.
—Te ayudo— dice mi padre saliendo de la comodidad de su silla—. Si no te sientes a gusto podremos buscar otra que se parezca a la anterior—me explica con la mirada atormentada mientras trago duro tras sus palabras.
No han encontrado a Billy ni a Stella por ningún lado y de eso ya han pasado tres malditas semanas, cuando creen que pueden dar con ellos dan un mal movimiento y se vuelven a escapar, esto parece como un juego de estira y afloja y para ser sincera me tiene harta.