Tictac el juego acaba de empezar

Capítulo 3 Dream

Ven conmigo, vamos a soñar.

Una historia que te va a gustar.

Ven conmigo… ven a soñar.

Una historia triste e irreal.

Cierra los ojos y escucha mi voz.

Na… na… na.

En medio de la nada ves tu cara

Pero no te reconoces, porque no eres lo que eras.

Ahora eres alguien que destroza corazones.

Ahora cierra los ojos y deja de llorar.

Ven conmigo… ven más cerca.

¿No te gusta lo que ves?

¿No puedes verte sin llorar?

Ven conmigo, vamos a soñar

Una historia triste e irreal.

Na… na… na.

Sé que es un sueño porque veo personas que están muertas y hablo con personas a las que jamás me les acercaría. Miro alrededor, estoy en la escuela Santa Teresita, lo sé, a pesar que está un poco distorsionada, sé que es la escuela a la que asistí.

Una chica toma mi mano y me lleva hasta unas escaleras, subimos varios pisos. Cuando llegamos al último piso me da miedo caminar por este piso porque se ve frágil, parece que con el mínimo movimiento va a caer. A simple vista me doy cuenta que es un lugar abandonado, hay telarañas por todos lados. Mientras empiezo a caminar puedo ver que todo el lugar está lleno de pequeñas cunas blancas con sabanas rosas. Son cunas de muñecas y están sucias y dañadas. Hay muchas cunas, no sé por qué. Después de pasar por las cunas puedo ver muebles de muñecas dañados y manchados de sangre, al ver los muebles dañados, siento algo raro, como si esto ya lo he soñado antes. Hay algunas muñecas tiradas en el suelo, la mayoría de las muñecas no tienen cabezas.

Alguien coloca su mano en mi hombro, no me giro para ver quién es.

Un coro de lamentos se escucha en la habitación.

-No hay sonrisas aquí-dice alguien-se perdieron en una triste tarde de enero. Pero puedes guardar algún buen recuerdo, si es que tienes alguno.

-¿Dónde estoy?

-A dónde vienen los sueños muertos, al final de las pesadillas.

Todo tiene un final, menos el miedo porque ese siempre te acompaña-cantaron aquellas voces, su canto es perturbador.

Una enfermera entra a mi habitación y me hace despertar, me hace lavar los dientes y me cambia la ropa. Me hace sentir inútil, no me gusta que me ayude hacer todo ¿Por qué lo hace? Yo no soy discapacitada, no entiendo porque me miran de esa forma tan extraña. No entiendo porque todo lo que digo tiene que estar asociado a mi demencia, incluso los cuerdos tienen sus momentos de locura ¿Por qué los dementes no podemos ser cuerdos a veces?

La enfermera se va y me deja sola.

Me paso la mano por mi larga cabellera castaña y un cabello se queda enredado entre mis dedos, alzo la mano y contemplo el cabello de cerca, la luz de mi lámpara lo ilumina tenuemente y parece de un color un poco más claro. El frágil cabello se resbala por mis dedos y vuela por la habitación hasta caer al piso.

Me gusta mucho cepillar mi cabello. Me gusta pasar una y otra vez el peine por mi cabello hasta que mis ondas desaparezcan. Mi pelo es castaño claro, no un castaño feo y común, mi cabello es de un castaño brillante. Me gusta mucho mi cabello. A mi mamá le gustaba mucho peinar mi cabello. Pasaba horas y horas peinando mi cabello, extraño eso.

Una enfermera entra y me lleva por un pasillo hasta un comedor. Me lleva a una pequeña mesa redonda donde hay otros pacientes. Me dice que me siente y que espere mi comida.

La luz que se filtra por la ventana me ciega por un momento y un vago recuerdo me viene a la mente.

Es de noche, la oscuridad ha llegado de nuevo y con ella todos los demonios que habitan en mi cabeza se despiertan.

Enciendo la luz y me recuesto en la cama. Me acurruco y cierro los ojos.

-Sin luces-me dice alguien mientras apaga la luz.

Me siento en la cama. Me molesta que entren a mi cuarto sin mi permiso.

-¿Sabes cuánto pagamos en luz?-me pregunta.

Yo se la respuesta, todos en esta casa sabemos las deudas que hay.

-Paso todo el día con la luz apagada para poder encender la luz al dormir.

La luz del pasillo ilumina un poco la habitación. Pero no es suficiente para mí.

-Por favor-le pido-me gusta ver todo o me desespero.

Ella frunce el ceño y se cruza de brazos.

-Solo por hoy-me dice mientras enciende la luz y se va.

Recuerdo que tenía solo ocho años cuando eso paso. Recuerdo que después de eso empecé a dormir con una pequeña lámpara con forma de lechuza. Me gustaba mucho esa lámpara.

-Emma-me llama una enfermera mientras coloca una bandeja delante de mí-Emma-me vuelve a llamar y yo levanto lentamente la cabeza- esta es tu comida-me dice despacio como si hablara con una niña de cinco años- cuando termines de comer te levantas y dejas la bandeja allá ¿entiendes?




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