—Espera
—¿Eh?—articuló confundida—¿Tú…eres…?
—...
—¡¿Qué demonios haces con mi teléfono?!—Lily se percató de inmediato de que había hablado demasiado fuerte. Se cubrió la boca en un movimiento reflejo y subió corriendo al segundo piso para dirigirse a su habitación.
—¿Hola? ¿¿Hola??
—Sí, sí, aquí estoy—respondió molesta mientras cerraba la puerta detrás de ella—¿Me escuchaste antes, verdad? ¿Qué rayos haces con mi teléfono?
—...—de nuevo lo único que escuchaba era el ruido de la estática.
—Te pregunté qué haces con mi teléfono, Roy—la chica se sentó en su cama mientras esperaba una respuesta por parte de aquel idiota que no le agradaba para nada.
—Já, así que reconociste mi voz.
—Es bastante molesta como para ser olvidada
—Oye, no deberías ser grosera con la persona que te hizo el gran favor de recoger tu teléfono.
—No quiero preguntar de nuevo, ¿por qué lo tienes tú?—insistió. Para ese entonces ya estaba bastante irritada.
—Porque al parecer no tienes cuidado de tus cosas.
Roy recreó en su mente el momento en que lo había hallado. Estaba a punto de seguir los pasos de Ethan para salir del salón de música cuando la vibración del aparato llamó su atención. Le bastó agacharse un poco para encontrar el celular debajo de un viejo gavetero de madera.
—¿Y por qué no me has marcado para devolvérmelo antes?
—¿A dónde demonios se supone que tenía que marcar? Nisiquiera sabía si en verdad era tuyo, podía haber sido de cualquier otra tonta capaz de pegarle stickers a su celular.
Lily se sonrojó un poco al recordar la decoración con fotos de One Direction que ocupaba la parte trasera del teléfono.
—No lo sé, quizá a cualquier número de mi agenda, digo—le recriminó de forma sarcástica.
—Oh, entonces… ¿me estás dando autorización para desbloquearlo y revisar todo lo que tienes aquí?—preguntó divertido.
Lily abrió los ojos con evidente temor. Estaba tan ansiosa por recuperarlo que no había pensado en la posibilidad de que Roy tuviera acceso a todo su celular y, por ende, acceso a sus mensajes de texto con Alessia donde Ethan había sido mencionado ya un par de veces.
—¡No! ¡No dije eso! ¡Era exclusivamente para llamar a alguno de mis contactos! ¡Nada más!
Una risita burlona se le escapó a Roy al escuchar el repentino temor de Lily. La chica apretó los dientes conteniendo los muy creativos insultos que gritar a todo pulmón.
—Descuida, ya sé lo que estás pensando, pero seré tan considerado como para devolvértelo sin más.
—...¿De verdad?—no confiaba para nada en las palabras de Roy.
—Claro, qué malas ideas tienes de las demás personas—Lily puso los ojos en blanco.
—Bien, ¿dónde puedo ir a recogerlo? Hay un centro comercial cerca de la escuela que…
—Ah, no, no me apetece ir ahí.
Lily apretó el puño y comenzó a hacer ademanes de golpe hacia el teléfono.
—Bien—su tono dejaba en evidencia su irritación—¿A dónde te apetece ir?
—De hecho—le respondió rápidamente mientras abría algún dulce, a juzgar por el sonido proveniente del movimiento de la envoltura—No me apetece salir de casa, puedes venir a recogerlo aquí.
—¡¿Qué?! No estarás hablando en serio.
—Sí, hablo en serio.
—De ninguna manera—respondió indignada. No pensaba enumerar las razones por las cuales se negaba a ir ahí, tan sólo el incidente en el que Roy se había portado como un pervertido era justificación suficiente.
—Está bien—Roy respondió muy calmado, para su sorpresa—Siempre puedes tenerlo el lunes en la escuela, no me importa.
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Editado: 18.10.2024