Tiempo

Capítulo uno

Entró a la casa de vuelta de la escuela con un humor terrible.

¡Diablos! ¿Por qué todo es tan difícil?

Obviamente no las materias, eso es lo más fácil del colegio... Qué me vaya bien eso sí es algo diferente.

Está bien que no sea una belleza proclamada, nadie es tan perfecto como Bárbara Palvin carajo; ¡pero no soy fea! Y que Severina Abargues (porque me niego a nombrarla Sevy, que es como le gusta llamarse) se encargue de que todos en el establecimiento lo crean, me molesta.

¿A quién quiero engañar? Duele, pero no por la estúpida esa...

Rodrigo Nollete es uno de los chicos de allí que nunca me ha tratado mal, es una de esas personas que es agradable con todo el mundo; pero que sea agradable no le quita lo interesante y misterioso.
No se mete en muchos pleitos, pero si hay muchos rumores de él por todas partes, y aunque tenga fama de alguien "peligroso" la mayor parte del tiempo está rodeado de personas, siempre parece estar entretenido y gran parte del mes está con su guitarra.

Cuando le hablas (no es que haya platicado mucho con él, incluso no he hablado más de 5 veces con el susodicho... Bueno tal vez 10 veces, pero no más de 10) te mira de una manera que te hace pensar que lo que dices es importante; una vez le pedí una goma y por dios que goma importante fue esa... 

Yendo al caso, Severina el día de hoy junto con su grupito de imbéciles (grupo en el cuál Rodrigo nunca ha estado... O eso creo, tampoco sé tanto) se les ocurrió la brillante idea de tirarme pintura verde... Otra vez, gente con poca imaginación y creatividad en mi opinión, eso ya lo habían hecho hace unos meses atrás. 

No es que la pintura, las cámaras y las risas de gente con pocas neuronas me haya afectado, incluso siento pena por esa gentuza. 

Rodrigo pasaba justo por mi lado y me despiste; abrí el casillero sin sentir si había algo adentro o no, algo que es vital a estas alturas de mi vida. Cuando siento algo intruso me quedo ahí parada, abro mi mochila, saco un libro y sigo caminando. Justo hoy no hice eso, fui cómo estúpida a abrir mi casillero con una sonrisa en la boca y una mini-bomba de sonido me esperaba. Esta no estaba planeada para herir a los presentes, solo darles un susto, que en mi caso hizo que terminara en el suelo; ya en el suelo (algo bien predecible, ya que soy bien torpe) me lanzaron esa pegajosa pintura verde que en mi opinión no olía nada bien. 

Levante mi cabeza bien digna, digna y verde e intenté sacarme pintura de los ojos. Mis amigos llegaron corriendo, saben que cualquier sonido inusual me involucra y me ayudaron a pararme, cuando pude ver de nuevo vi la causa de mi humor actual. Rodrigo se reía, se reía a carcajadas, a su lado estaba Severina junto al grupito de enfermos, aún me acuerdo bien de lo que les dije.

-Y bien estúpidos ¿se divirtieron? ¿Ya se sienten superiores?... No me respondas Garrett, es una pregunta a la cuál no espero respuesta, se le llama retórica. Ahora pueden pudrirse en su Status Quo, ustedes pueden seguir pensando que son mejores y a los demás perros falderos que se ríen, tienen menos dedos de frente si piensan que lograrían ser yo por un momento y no ponerse a llorar ¡gallinas!

Eso último fue para el tarado de Rodrigo obviamente.

-¡Llegue gente!- Subo rápido a mi habitación, cierro la puerta y me tiró a la cama.

>¡¿Por qué ser adolescente es tan difícil?!- gritó a la almohada mientras pataleo.- ¡solo tengo 16 años, no 30 para preocuparme de esa manera por los hombres!

-¡Cathrina baja ya, a practicar!

-Lo que me faltaba, magia con mi mamá.

Le digo que ya voy mientras me voy sacando la polera y el pantalón.

>¡Fuera uniforme de gimnasia, hola comodidad de los shorts!

No quiero practicar, quiero dormir, escuchar música, leer, cualquier cosa menos practicar con la señora gritona.

**

Ya en el claro que tenemos como lugar de practicar comienzo a rogarle a mi madre que me exente de este entrenamiento, a lo que ella dice claramente...- No.

-¡Por favor!

-No y por pedir tal barbaridad cinco vueltas al claro.

-¡Hago magia, no gimnasia!- le voy diciendo comenzando a correr.

-¿Quieres hacer 7?

Igual 5 vueltas no le harán daño a nadie. 

**

-¡Cathrina esa bola de fuego es más pequeña que mi ojo!- ¡Me molesta la existencia que ella crea que todo es más pequeño que su ojo!

-¡Llevo aquí hora y media! ¡Me importa un rábano si la bola de fuego es más grande que tu ojo o no!- digo tirando la bola de fuego a un lado con fuerza, bola que es más grande que una cabeza por cierto.

-¡Haber! Cuidado señorita, soy tu madre, no una chiquilla cualquiera, además ¡que te he dicho sobre lanzar fuego descuidadamente! Pudo haber estado uno de los niños aquí.

-¡No quiero más! ¡No fue un buen día! ¡Déjame en paz!

-¡Perfecto! No fue un buen día, transforma esa irá en rabia- dice eso como si fuese lo más normal del mundo. O si mamá, muy normal, enojo e irá no paz y amor.




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