Tiempo

Capítulo cinco

¿Qué? ¿Por qué soy un tema? ¿Qué tienen que ver los Dilinueve? ¿Qué mi poder crece cada día? ¿Qué bobada es esa? Familia tengo 16 no 19, esto es un poco apresurado ¿no creen?

-Madre, ella solo tiene 16 años, faltan aún tres años para el...

-Judith, quiero recordarte que gracias a todo esto, no tienes arte ni parte en las conversaciones, agradece que estas aquí si quiera.

Todos los primos nos quedamos congelados. Reconocía que Mamish era dura, pero lo que acaba de hacer es casi cruel.

-Espere...

-Cathrina no puedes hablar en...

-No, espere, basta. Abuelo Roro dijo que todos éramos iguales aquí, no entiendo como mi madre no puede hablar, e incluso yo siendo que hablan de mí; ¿no es justo verdad?

Todos se quedaron helados por mis palabras; siempre he adorado el bajo perfil, pero tengo ideas y cuando algo no me parece razonable soy bastante pesada al respecto.

Sentí galdur intentando juntarse, pero gracias a Heiðsháður y su Lífið le estaba costando bastante Meðferð lo que sea.

>No, no lo intente siquiera, bien sabe que la única que puede hacer galdur libremente soy yo aquí.

Todos están asombrados con mi atrevimiento, pero me han estado ocultando algo demasiado importante, estoy harta de los secretos, siempre intento ser lo más sincera con todos; nunca les he dicho mi anomalía, pero siento eso como supervivencia más que mentira.

- ¿Cómo?

- ¿No dijo que me conocía más que yo misma? - Sé que estoy armando un escándalo en un vaso de agua, pero diantres le habló mal a mi mamá, y quiso silenciarme con galdur cuando la increpé, muy Mamish será, la querré mucho y todo, pero hoy tengo sed de respuestas.

- ¿Qué ibas a decir Ju? - Abuelo Roro se entromete en nuestra pequeña disputa intentando salvar la poca armonía que queda; armonía por la que estoy luchando para que se vaya al carajo.

-No quiero que Cathrina se entere aún- ¡Mamá! - Íbamos a esperar hasta los dieciocho, voto para que se le expulse de la sala.

La traición más grande de la vida. Diablos has vuelto. ¿Pero es o no la traición más a quema ropa existente?

No pienso contestar algo que me perjudica enormemente. El silencio otorga. Dice con voz cantarina el muy pelotudo; lo detesto.

Mis tíos comienzan a levantar la mano para que sea echada sin miramientos.

- ¡Basta! ¿En qué clase de familia vivimos que vamos a censurar la información de esa manera?

Stef se levanta del asiento indignada. ¡Eso Stef!

-Siéntate Stefania.

-No madre, estamos bajo el amparo de la igualdad aquí, si bien yo y todos mis primos olvidáremos esto, Cath tiene el derecho a saber porqué es tan rarita.

-Gracias Prima.

-No hay de que primor.- dice guiñándome un ojo la muy descarada. Independiente de mi orgullo aquí, varios de mis tíos bajaron las manos quedando en evidente desventaja la propuesta de mamá.

-Nunca más te vuelvo a defender, en la vida.- Mi mamá me mira dolida, pero estoy decidida a saber el gran secreto; chan chan chaaaanInserte música de tensión aquíMe falta solo detener el tiempo y ponerme a bailar.

No debería confraternizar con el enemigo, pero a estas alturas, ya no sé bien quién es de verdad mi aliado.- Por favor sigan.

-Gracias Cath, por el permiso.

-No hay de qué Mamish.- Ya va, estoy siendo terriblemente impertinente, estoy casi abusando del pequeño puesto que me he creado.

-Como decía, vamos a comenzar con Cathrina, no debería actualizar a nadie, pero en vista de las circunstancias... Cath es Fjandans blessuð.

-No. - Me levanto de la silla consternada.

>Es imposible, no. - Comienzo a distanciarme de la mesa en estado de Shock. Voy a hiperventilar, ayuda; no puede serYo lo veo bastante razonable en verdad. No es momento Nicolas. Hice algo extraño en mi mente, pero lo he echado, lamentablemente no puedo celebrar tal triunfo.

No puedo ser, eso, diablos no, cualquier cosa menos eso.

-Cath...

-Me niego, ¿es parte del castigo? - Comienzo a girar como loca- ¿dónde está la cámara?

-Mi niña...

- ¡No soy alguien Balllega!

-Cath cálmate.

Me doy vuelta y los observo como lunática, caminé lo suficiente como para ver a varios levantados intentando verme al otro lado de la habitación.

-No lo soy y no les creo nada.- Levanto mi mano lentamente para que vean mis intenciones, pero no logro hacer nada porque Mano llega más rápido de lo que calcule y me abraza.

-Ya estoy aquí pequeña.

-Manolo, no lo soy, no lo soy, no lo soy.- Sollozo repitiendo la tautología como un mantra. Manolo me deja de abrazar y me sujeta por los brazos bien firme.




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