Tiempo de gatos

Capítulo 1

Sofí deambulaba cabizbaja por la calle en plena noche. Ya eran las dos de la madrugada y el mundo parecía descansar de las agitadas andanzas del día. Pero, para Sofí, aquella nocturnidad la amparaba. La oscuridad que la rodeaba, solo mitigada por las luces de las farolas, se había convertido en una atmósfera envolvente y protectora. Un juego de sombras y tenues luces se proyectaban alrededor de la muchacha, como fantasmas acechantes pertenecientes a otra realidad. Pero ella no sentía temor alguno, al contrario, todo aquel ambiente lúgubre le resultaba reconfortante.

Recorría las calles de su ciudad escapando de la despreciable realidad que le había tocado vivir. Porque Sofí huía de un mundo del que no deseaba formar parte, hostil, incomprensible, un mundo en el que no era tratada con el amor incondicional que cualquier hijo merece de sus padres. Una noche de gritos y desprecios la habían empujado a salir de su casa, buscando… no sabía el qué, quizá el cariño que le faltaba. Pero ya había caminado mucho tiempo y estaba cansada, por lo que decidió sentarse en uno de los bancos de la calle.  Y así estuvo pensando un rato, aliviada por el agradable frescor de la brisa del final del verano, que le acariciaba suavemente la cara.

Un bonito gato gris se le había acercado y se enredaba entre sus pies. A Sofí le encantaban los gatos. Eran sus mascotas preferidas. No obstante, en su casa nunca había tenido uno. Es más, sus padres le habían prohibido tener cualquier tipo de animal. Las razones que aducían eren simples excusas que no justificaban en absoluto esa prohibición. Pero Sofí se las arreglaba para acercarse en muchas ocasiones a los gatos callejeros que le parecían inofensivos y acariciarlos, amarlos… quizá como le gustaría que sus padres la amasen a ella.

Repentinamente, el gato que Sofí acariciaba desapareció por debajo del banco. Instintivamente la muchacha se agachó para buscarlo, pero este no estaba allí, ni tampoco por los alrededores de la calle. Se había esfumado. Con gran sorpresa por su parte encontró debajo del asiento lo que parecía ser un libro, ya viejo y descolorido. Así que lo cogió con creciente curiosidad y empezó a leer el título: Tiempo de gatos. La evolución de los gatos a través de la historia. Más adelante había una aclaración que decía: “contada desde el planeta llamado Base interestelar 500”. No sabía el por qué, pero inmediatamente Sofí notó una extraña conexión con ese libro, de modo que decidió que se lo llevaría a su casa y, una vez allí, lo escondería en un lugar que le parecía inexpugnable para cualquier mortal. “Sí”, pensó con satisfacción, “allí no lo encontraría nadie”.

Cuando Sofí llegó a su casa eran las tres de la madrugada y ya sus ojos cansados se le cerraban. Quería irse a la cama, pero no pudo evitar hojear aquel libro, que había sido traducido por un tal Sebastián Gormín. Había una parte informativa sobre el autor que decía así: “soy el inspector Dundan, y me dedico a hacer rondas de vigilancia intergaláctica por los diversos planetas felinos. Soy un policía graduado en Seguridad y protección espacial. Pero también escribo sobre temas de ciencia como aficionado y divulgador. Vivo en el planeta felino Base interestelar 500. Me he propuesto en este libro hacer un estudio sobre los orígenes de nuestro primer antepasado, conocido en ciertos mundos bajo el nombre de gato común o gato doméstico. Se trata de un recorrido por la historia de nuestros ancestros a través de su relación con los humanos, una especie distinta a la nuestra, que en un principio solo habitaba la Tierra. Por lo que parece, era un planeta primitivo, ciertamente peligroso para los animales, ya que muchos de sus moradores, mujeres y hombres, se dedicaban a sobreexplotar sus recursos naturales, amenazando así la vida de muchas especies, que se encontraban en peligro de extinción, o simplemente desaparecían. Hasta que el planeta se sumió finalmente en una espiral de caos y destrucción que casi acaba con él.”

Sofí no podía creer lo que había leído. Estaba completamente asombrada. Sin embargo, aunque en el libro se hablaba de la posible destrucción del planeta en el que ahora vivía, finalmente no dio veracidad a aquel relato, que consideró como una más de esas obras de ciencia ficción que siembran el mundo literario



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En el texto hay: profecias, planetas, gatos

Editado: 14.01.2024

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