Sofí tenía el libro entre sus manos. Lo estaba volviendo a leer. Cuando llegó a la última página, observó con gran sorpresa que el final del libro era diferente al que recordaba. Algo había cambiado también en aquellas páginas finales, que reflejaban ahora los hechos que ella había vivido desde que se lo había encontrado, toda la historia entre gatos y humanos que conocía y los últimos acontecimientos que habían afectado a su vida en la Tierra y en el planeta de los interestelares.
Pero no solo se había transformado el final del libro, sino su propio estado anímico. No recordaba sentirse tan feliz en toda su vida como ahora en el planeta interestelar que la había acogido. Por primera vez era consciente de la pertenencia a un lugar, a un mundo del que sí creía formar parte. Tenía una sensación de conexión plena con aquellos seres que, después de todo, no eran tan diferentes como podría parecer y con los que compartía cosas que nunca habría imaginado.