Tiempo de Gorgonas

Prefacio.

El misticismo y la magia han hecho parte del mundo desde sus tiernos orígenes. Opiniones diversas profesan hasta el punto de jurar al cielo, que fueron las enormes concentraciones de magia lo que dieron lugar a un cosmos tan vasto y completo en el que viven los humanos; sin embargo, los humanos no son las únicas criaturas que habitan en el mundo nombrado tierra.

Los majestuosos elfos, las ladinas brujas y las poderosas gorgonas, destacaban magnánimamente entre todos los seres alejados de la humanidad. Los primeros dominaban los grandes y exuberantes bosques de todo el globo; las segundas solían usar o servir a los humanos, susurraban en sus oídos para guiar a reyes y edificar civilizaciones; las terceras, a diferencia de los otros crearon su propia civilización alejados de la humanidad, guiados por su reina, Medussa.

Las tres facciones mantenían un frágil equilibrio; pero el poder de las gorgonas creció desproporcionalmente; la reina Medussa, quien exhibía una exquisita apariencia humana, era más que eso, la sangre de serpiente en sus venas la obligaba a cambiar de piel cada siete años durante la luna nueva; cada vez que mudaba su piel, más poderosa se volvía.

Temerosos y encogidos por la creciente civilización gorgona, los elfos y las brujas dieron paso una contrapartida: un matrimonio político. La reina Medussa, estaba encantada en secreto con el príncipe Elfo, Randiel, desde el primer momento que sus iris verdes se posaron en él; sin embargo, el príncipe albergaba otro amor en su corazón.

El sentimiento de Randiel fue vilmente ignorado por sus padres y líderes políticos; impusieron nupcias con la reina Medussa por el bien de todas las razas. Él agachó su cabeza ante las exigencias, pues el honor en servir a la comunidad vibraba en sus venas; aunque, en su corazón no hubo espacio para su futura esposa.

El festivo día de la boda dentro del sagrado árbol Luvarion; el príncipe Elfo, pese a su honor y sentido del deber, se negó al destino y huyó con su amada antes de la ceremonia.

Aquel día, el más feliz para Randiel, la reina Medussa fue humillada con el desprecio de su amado; las lágrimas de la mujer vestida de blanco en el altar corrieron como oro derretido por sus tersas mejillas; sus cabellos marrones y largos tomaron la forma de serpientes que bufaron enseñando sus colmillos venenosos, ante todos los invitados juró obtendría venganza, prometió perseguir a su infiel prometido y su amante hasta que no quedase ni un vestigio de sus almas en tierra.

Los castigaría hasta que la desolación en su interior desapareciera por completo, hasta que el dolor menguase y hasta que la sangre corriese como justicia.

Las brujas y los elfos presenciaron en la cólera de la mujer una debilidad, esa fue penosa su condena; usaron una maldición para aprisionarla, sellarla hasta el fin de los tiempos.

Con su caída, la civilización gorgona fue diezmada y dispersada, a su vez, las civilizaciones de elfos y brujas siguieron creciendo hasta los tiempos modernos, ignorantes de que el caótico desastre estaba por cernirse sobre ellos; pues el tiempo de las gorgonas estaba pululando, arrastrándose hacia ellos como una serpiente silenciosa entre la hierba verde la primavera…

Lista para enterrar sus venenosos colmillos en quien se interponga en su paso.



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En el texto hay: bl, gay, magia

Editado: 16.09.2024

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