Tiempo de Gorgonas

Capítulo 21. Biblioteca familiar.

En sus ratos libres Dylon solía entretenerse al ver distintas películas, le sirvieron un montón para matar el tiempo, entre tantas no le gustaban algunas de terror. A pesar de eso, había visto la cantidad suficiente de películas de bajo presupuesto para reconocer imágenes desagradables de cuerpos descuartizados.

Sí, a eso se estaba enfrentando.

Fotografías de personas; hombres y mujeres de mediana edad; desmembrados. Algunos detrás de los basureros, otros en medio de hojarascas y un par encima de rocas no muy lejos del río. Eran escenas inquietantes para sus ojos, su estómago se encogió y los músculos de su vientre se tensaron.

—¿Encontraste esto dónde?

—En una biblioteca que está más allá del jardín —le mostró mientras pasaba un mechón detrás de su oreja—, mira, esto también.

Se apuró en enseñarle su teléfono móvil. Le había sacado fotografías a varios artículos y un mapa con distintos puntos señalados.

—Todo parece información de la policía. —La voz de Dylon fue un mero susurro.

—Lo parece y está todo muy detallado, tan bien organizado y tan… cómo decirlo, tan estructurado que parecía una investigación muy seria.

Fue la primera vez desde la mudanza que Dylon notó a Daniele tan interesada en algo. Si decidía su carrera sería la policía, él juraría ante cualquiera que jamás lo previó.

—Espera, espera, si es verdad, ¿por qué todos estos documentos estarían en una biblioteca de la abuela?

Él no tenía mucho conocimiento respecto a la vida de su abuela, de ser franco, mucho respecto a Miranda Ekans era un misterio para ambos. Crecieron lejos de ella, desconocían sus costumbres, pasatiempos, gustos, también del ambiente en el que estaba rodeada la mayor parte del tiempo.

—No me lo preguntes a mí, yo solo los encontré.

—Sería prudente regresarlos —aconsejó en un apretar de labios complicado.

Daniele lo observó con muy poco convencimiento.

—¿Por qué?

—Porque es turbio —obvió e inclinó su cabeza en un gesto evidente.

—Es cierto, pero es la primera cosa que me parece interesante desde que estamos aquí.

—¿Acabo de escuchar lo que creo? —Deducirlo por su cuenta era una cosa, que Daniele lo dijese era otra bastante diferente.

La rubia encogió un hombro.

—Siempre me ha parecido que la familia de mamá es rara y tal vez, sea por esto, qué se yo, serán algún tipo de policías encubiertos o investigadores, es mucho mejor que la abuela sea solo la abuela.

La boca de Dylon se aflojó en impresión, nunca creyó oír a su hermana pronunciar semejante oración.

—¿Tan aburrida estabas?

—Aburrida es una mínima comparación a lo que siento. —Cerró un puño y rechinó los dientes—. Me siento frustrada, mi entorno ha cambiado y no puedo hacer nada para controlarlo, entonces, me encontré con esto y… se sintió como si estuviese llamándome.

Dylon no hizo algún comentario impertinente, hubiese podido, pero no fue tan lejos, porque entendía de lo que hablaba Daniele.

—¿Has sentido cosas extrañas desde que estamos aquí? —Era bueno cuestionarla, dejando las imágenes perturbadoras y las especulaciones de su abuela como miembro secreto de las fuerzas especiales del país.

—¿Extrañas?

Daniele no entendió del todo la pregunta.

—Apartándonos del hecho del perro huesudo —comentó con cierta ironía.

Daniele rodó la vista hacia arriba y la mantuvo, pensativa.

—Un chico, en el instituto, me hizo sentir extraña y no fue solo porque está bueno, fue algo difícil de explicar, la forma en que me miró y cuando se acercó, me sentí tan alerta.

Aquello sonó más como una confidencia sexual que otra cosa, aun así, quién era él para juzgarla, se acababa de abrir el círculo de confianza fraternal, no estaban allí para apuñalarse el uno al otro.

—Había un perro, un cachorrito blanco, al seguirlo me llevó a la biblioteca —lo dijo pausada para no saltarse los eventos—, sé que sonará muy loco de mi parte, pero ese perrito tan lindo no se sentía real, era como un espejismo, sí, eso es.

Daniele le dedicó una mirada más seria.

—¿Te ha pasado algo a ti?

—Más de una cosa —le admitió cansino.

Su noche fue una montaña rusa terremoto de emociones y eventos. Suspiró, le hubiese gustado preguntar más a Daniele, pero para variar su bonita hermana se despistaba en las situaciones realmente importantes.

—¿Qué te ha pasado? —Se cruzó de brazos y se negó a apartar la mirada, necesitaba saberlo para estar preparada.

—Lo del perro —Dylon enumero—, vi a un tipo en el bosque ese mismo día, también a otro sujeto sospechoso en la cancha en el instituto y…

Se detuvo en decirlo. ¿Estaba bien contarle todo lo ocurrido con Derán? Y, no, jamás se referiría a la parte en que se corrieron juntos uno encima del otro, se refería a la parte en que… bueno, huyeron de un perro demente y él, de una manera que jamás podría explicar con palabras, destrozó al perro volviéndolo nada más que arena.



#54 en Fantasía
#9 en Magia

En el texto hay: bl, gay, magia

Editado: 21.11.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.