Tiempo de Gorgonas

Capítulo 33. A consecuencia.

Derán había visto a las brujas un par de veces haciendo sus encantamientos y teniendo ciertas disputas por razones que él ni alcanzaba a entender. La Nosson, sin duda alguna, eran las más terribles cuando se trataba de tener conflictos por una cosa o por la otra, si bien podía decirse acababan rápido y bien, solo con un tirón de pelo o uno que otro moratón. Después de todo, eran hermanas.

A pesar de eso, él nunca había visto una bruja descargar energía continua de tal alcance en su primer intento. Se notaba pertenecían a la familia Ekans, tanto el princeso como ella, eran increíblemente potentes, para su pesar, los dos carecían de algo muy básico que las brujas aprenden desde jóvenes: el control.

Los poderes de Dylon y Daniele respondían a sus emociones y pensamientos. Entre más alterados estuviesen, entre más abrasiva fuese una emoción, más descontrol existía. Por eso, Dylon hacía levitar cosas cuando estaba frustrado y su hermana, bueno, ella acababa de mostrar lo destructiva que podía ser.

—Daniele, es suficiente —dijo Miranda desde un lado. Ryker se estaba interponiendo entre la magia en ondas de la bruja, usando un escudo traslucido para repelerla.

—¿Suficiente? ¡No es suficiente! ¡Todos nos han mentido! ¡Especialmente mamá! ¡Eres una mentirosa egoísta! —El cabello de Daniele fue hacia el techo, al tiempo que sus ojos brillaban con más intensidad.

—Dani, para. —Dylon estiró su brazo, pero no consiguió alcanzarla.

—Daniele Ekans, no me faltes al respeto —dijo Carol, parándose lentamente sin pujar.

—¿Respeto? ¡Tú nos has faltado al respeto toda tu vida! ¡Casi me violan por tu culpa! —Su grito agudo y desgarrador rasgó las paredes en distintas direcciones, como si garras invisibles se hicieran presentes.

Miranda observó a Carol, no entendía de dónde había salida tan desubicada acusación, si bien el rostro de su hija le hizo saber su nieta no mentía. El cuerpo de Miranda sufrió un escalofrió, mientras levantó su brazo y en un movimiento de muñeca, un círculo se formó alrededor de Daniele.

—La matriarca de la familia Ekans te confina —dijo Miranda. La energía azul oscura se arremolinó alrededor de Daniele, su poder se cortó al instante, limitándose a pulular dentro del círculo dibujado.

—Dani. —Dylon intentó alcanzarla, pero la barrera era como una pared de vidrio cilíndrico.

—Está bien, cariño, solo está limitada, sus poderes no dañarán el entorno —dijo, mirando las ondas mágicas estrellarse contra la barrera. Se podía ver a la chica moviendo su boca, de seguro estaría gritando cuanto improperio se le atravesase por la cabeza.

Miranda no tenía nada para decirle, ni mucho menos para quejarse. Su nieta tenía todo el derecho de estar enojada, furiosa, le sorprendía que Dylon no estuviese haciendo lo mismo, aunque por el tatuaje en su bíceps, estaba muy segura de que había encontrado un familiar. Lo cual era insólito, ningún familiar debería poder enlazarse con él sin antes de ser consagrado como parte del aquelarre Ekans.

—Libérala, Dani no tiene por qué estar encerrada —su voz sonó cruda y sus ojos dieron un visto verde.

—Es suficiente de combate —dijo Miranda, mientras Ryker deshacía su escudo—. Carol y yo estaremos en la sala de espera, la sanadora viene en camino y en cuanto a Daniele, la limitación se borrará cuando se calme o su cuerpo se agote.

La anciana se dio la vuelta y echó una mirada a su hija.

—Tú y yo tenemos mucho de qué hablar, Carol.

La mujer no pudo discutir, no al frente de todos. Siguió a su madre en silencio, recibiendo solo una mirada dura de Dylon, mientras Daniele dejaba salir más poder, destellos dorados se estrellaban contra las paredes. Carol dejó a sus hijos atrás, ignorando por completo a Derán, más bien se concentró en Ryker.

No recordaba cuánto tiempo pasó desde que se vieron. Él sin duda alguna había cambiado mucho, lo suficiente como para decir era otro. Más que todo, le sorprendía fuese tan hombre, pues en su juventud siempre fue un alborotador inconsciente, irrespetuoso y descuidado en todas las responsabilidades.

Dylon miró a su hermana una vez estuvieron a solas de nuevo.

—Ella estará bien —dijo Derán, corriendo un poco su asiento.

Si la bruja loca se escapada, no quería que la tomase contra él.

—¿Bien? ¡La han mandado a su habitación como una niña mala!

—Se estaba comportando mal, ¿qué esperabas? ¿Un abrazo? —Derán se sonrió ladino—. Tu abuela solo la ha puesto dentro de un confinamiento, es para evitar dañe a otros con su poder.

—¿Por qué lo haría? Dani nunca lastimaría a otro. —La cadencia en la voz de Dylon repiqueteó en su agitar.

—La Dani que tú conoces, claro, debe seguro no, pero la Dani que está encerrada en esa barrera, joder, nos patearía el culo ahora mismo y escupiría sobre nuestra tumba —declaró con toda franqueza—. Ni siquiera está consciente de todo ahora mismo.

—¿Qué quieres decir?

—A ver, princeso, cómo te explico esto. —Derán se sostuvo la barbilla y se quejó cuando sus dedos le dolieron—. Una bruja que usa sus poderes por primera vez se enfrasca en ellos, no mira más allá, mejor decir, no puede mirar más adelante, su visión se vuelve como un túnel y se concentra en lo que despertó su poder, igual que tú.



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En el texto hay: bl, gay, magia

Editado: 13.01.2025

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