Tienes que ser tú (tqst Libro #1)

INTRODUCCIÓN


Estaba nervioso, muy nervioso, no paraba de pasarse la mano izquierda por el pelo revolviéndoselo una y otra vez. También agitaba  la rodilla de arriba abajo, como si bailase al ritmo de una canción que solo su pierna escuchaba. Miró hacia los lados, justo enfrente de donde estaba sentado se encontraba la sala de profesores, y por lo poco que podía ver, había un gran alboroto y hablaban animados entre ellos; eso sí, mirándolo de vez en cuando. Era la comidilla del instituto y sería así
¿siempre? Sí, seguro lo que acababa de hacer no se olvida fácilmente y seguro sería una leyenda de ese instituto para siempre, le gustase o no. Volvió a revolverse el pelo y se estiró hacia atrás en el asiento, apoyó la cabeza sobre la silla y miró al techo.
Estos eran sus últimos minutos como estudiante del instituto, en cuanto el director lo llamase lo expulsaría, eso era un hecho. Y en cuan- to estuviese en casa sus padres lo castigarían de por vida, solo saldría de su casa con los pies por delante. Se tapó los ojos con las manos y soltó un gran suspiro.
—¿Qué diablos hiciste? —José se sobresaltó y se puso en pie auto- máticamente. Su padre se encontraba frente a él con una mirada ase- sina, él solo pudo bajar la mirada. Momento que aprovechó su padre para darle una fuerte colleja.
—Pero si aún no sabes qué hice. —Se quejó acariciándose el cuello.
—Que te llame el director del instituto diciendo que te presentes aquí ipso facto, no es una buena señal. Y da gracias que era yo el que estaba en casa y no tu madre —comentó su padre fulminándolo con la mirada. En cierto modo sabía que su padre tenía razón, nada más de pensar que pudiese haber ido su madre se le ponía la piel de gallina—. Entonces, ¿qué hiciste?
—Pues…


 
—El director os espera —informó la secretaria señalando la direc- ción del despacho, solo había que caminar por un pasillo hasta una puerta y ni siquiera era demasiado largo. Recibió otra colleja por par- te de su padre antes de empujarlo y hacerlo caminar en dirección al despacho.
Tocó la puerta, y al escuchar «pase» entraron. Dentro lo esperaba un hombre de unos cuarenta años, pelo negro azabache y unas grandes gafas que le ocupaban casi toda la cara. Era bastante corpulento y muy alto, esto pudo comprobarlo cuando se puso en pie para darle la mano a su padre. El director volvió a sentarse, se quitó las gigantescas gafas y se masajeo la sien, acto seguido volvió a ponerse las gafas.
—He estado mirando tus notas hasta ahora, eres un buen estu- diante. —El director apartó la mirada de los folios que tenía delante y lo miró directamente; tenía los ojos oscuros, casi negros. No sabía por qué, pero ese hombre le recordaba a alguien—. Así que dime, ¿qué te ha motivado para correr desnudo por mi instituto?
—¡¿Que has qué?! —gritó su padre mirándolo sorprendido.
—Bueno… es una larga historia —se defendió evitando la dura mirada de su padre.
—Tenemos toda la mañana. —El director se acomodó sobre su si- llón y le indicó que podía comenzar, su padre giró su silla para mirarlo por lo que se aclaró la garganta y comenzó.


 



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En el texto hay: instituto, locura, humor

Editado: 25.01.2020

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