Tierno corazón

Capítulo 1º De mí.

 Me encanta leer libros románticos donde un galán enamora a una princesa y donde la historia tiene un final  feliz.Soy una joven encantadora de carácter fuerte, decidida, exitosa y risueña, que creo en el amor a primera vista y en el príncipe azul, a pesar de tener veinticinco años, a veces soy como una niña, con mis osito de peluche  y me siento muy feliz.

Soy Eva Rodríguez una chica solitaria, envuelta en mis pensamientos y en mi propia vida, soy entrenadora de Caballos unos animales que me fascinan, a los cuales comprendo y con los cuales tengo, ese don especial, los adoro.

Tengo trabajo, una bonita casa y una vida que creo que manejo con inteligencia.

Paso muchos de mis días en la playa dando grandes paseos por la playa, me encanta sentir la brisa del mar en mi piel, me encanta galopar sobre el caballo, es una sensación difícil de explicar, pero fascinante de vivir.

Mis días son muy normales, además de mi trabajo, disfruto haciendo footing o senderismo, salvo que salga un día gris, entonces me quedo en casa, en el sofá con una manta y disfrutando de una buena película.

Vivo en Torremolinos una ciudad turística bañada por las aguas Mediterráneas, en la costa del sol española.

Estamos en agosto, aquí las temperaturas en verano son altas, un cielo azul precioso, las playas se llenan de turistas, de chicas bronceándose al sol, de chicos musculosos exponiendo sus cuerpos, la ciudad tiene mucha vida, y el ocio nocturno se pone a rebosar por jóvenes por todas sus calles.

Y ahí en la playa es donde sucedió, en el lugar menos inesperado, sin esperar esa situación ni por asombro, nuestras miradas se cruzaron, fue como un rayo fulminante ante nosotros, yo estaba con mi caballo, él estaba con un grupo de amigos, con unas bebidas y unos bocatas, eran sobre las seis de la tarde.

Con una pinta de chico atrevido, desenfadado, con sus brazos musculosos y sus tatuajes y con una sonrisa de diablo, no se cortó ni un pelo, y me guiño un ojo.

A mí me enamoraron sus ojos grandes color miel, esas miradas picarescas, esa manera de vestir tan informal, tan a su aire y ese cuerpazo con esa ancha espalda, ese trasero tan respingón, pienso que en cualquier otro lugar en el que me lo habría cruzado, me habría dado la vuelta para mirarlo, desde luego nunca lo había visto.

Se me acerco sin dudarlo.

—¡Hola, me llamo Esteban! ¿El caballo es tuyo? Es precioso.

—¡Si, es mío, se llama Sultán! Es mi pasión.

—¡Es un buen ejemplar! Lo tienes muy bien cuidado.

—¡Me llamo, Eva! ¡encantada de conocerte!

—¡Lo mismo digo! ¿Te apetece tomar algo esta noche?

Yo no tenía planes, así que me decidí ante aquel cuerpazo que tenía ante mis ojos ¿Tendría nuevamente la oportunidad? Difícil saberlo ¿No?

—¡Claro! ¿Por qué no? Le conteste rápidamente, antes de que cambiara de opinión.

—¿Te parece sobre las diez, aquí? En ese chiringuito, Luz de mar.

—¡Me parece genial! —¡Nos vemos!

Cogí por las riendas al caballo y me fui alejando, él se reunió con su grupo de amigos

Al regresar a casa, mire un vestido, que me sentaría bien, en el fondo del armario encontré un vestido blanco largo, con unos finos tirantes, que me haría sentir bonita ante sus ojos, diferente, no quise ponerme unos pantalones cortos con una camiseta, por las noches el calor es bochornoso y no quería ir tampoco informal, así que el vestido me pareció perfecto, para la ocasión.

 




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