Tierno corazón

Capítulo 6º Luz infinita

Atardeció, Esteban quería irse a su hotel, pero le convencí para que se quedara en mi casa, había bajado el fin de semana, para verme y aclararme todo, yo no estaba dispuesta a no disfrutarlo, él tenía la noche del sábado pagada, en el hotel, pero no le importo y se quedó conmigo, al fin y al cabo, eso es lo que quería.

Pedimos unas pizzas y unas cervezas a un restaurante, para que las trajeran a casa, así que cenamos en la alfombra del salón, como si estuviéramos en un camping, la velada fue de lo mejor en mi vida,

con música de ambiente, bailamos, juntos, muy pegados el uno al otro, abrazados fuertemente, nuestras miradas se encontraban, nuestros labios se rozaban, y nuestras manos acampaban explorando nuestros cuerpos.

¿Os imagináis, que viene después verdad?

Pues sí, amigas, habéis acertado, la noche no pudo ser más maravillosa, caí rendida en sus brazos, caí rendida en su cuerpo, nos fusionamos siendo uno, caí en sus besos ardientes y apasionados, en un sin fin de sensaciones que recorrieron mi cuerpo.

Como una presa, en una tela de araña, sin poder, ni querer sepárame de él, la brisa entraba por la ventana, allí viendo desde el gran ventanal, las estrellas, dos cuerpos desnudos, disfrutando del amor, disfrutando del placer, abandonados a la pasión.

Así abrazados, nos quedamos dormidos.

Desperté a las ocho de la mañana, Esteban no estaba junto a mí, de la cocina venia un olor muy rico a café recién echo.

Entro en la habitación con una bandeja, dos tazas de café y unos pastelitos de chocolate, sólo llevaba unos pantalones cortos puestos, y eran míos, pero se veía graciosísimo con ellos.

—¡Buenos días, dormilona! Aquí te traigo el café y unos pastelitos de chocolate, que fui a comprar.

—¡Buenos días amor! No te tenías, que haber molestado. ¿Te levantaste muy temprano?

—Me desperté sobre las seis, no podía dormir, me duché, me vestí y me fui a buscar una pastelería.

—¡Muchas gracias! El detalle es muy bonito,¡te quiero mucho!

—Para mí reina, ¡todo es poco! ¡Mi amor!

Nos quedamos sobre la cama, tomando el café y degustando los pastelitos de chocolate, juntos, a veces el silencio nos acompaña, y nuestras miradas son nuestras cómplices, no necesitamos hablarnos.

Permanecimos como media hora más en la cama, es domingo, no tenemos prisa, solo queremos estar juntos, nos da igual el lugar

con tal de estar juntos, planeamos ir a un restaurante a comer, por la tarde nuevamente Esteban regresa a Madrid.

Pero esta vez, tiene mi móvil, cometí un error la primera vez, pero ya no, no quiero que vuelva a pasar de nuevo lo mismo, quiero ser la dueña de mi destino, no que el destino me cambie la vida, de manera caprichosa.

Me levante para ducharme, mientras él se llevó la bandeja a la cocina.

Me vestí, con una camiseta de tirantes, unos pantalones cortos y unas deportivas.

—¿Que tal, hacer un poco de footing? ¿Te apetece?

—Si, pero... ¿qué ropa me pongo? , unos vaqueros ¡como que no!

—Tengo, unos pantalones cortos y camisetas de mi hermano, seguro que te quedan perfectos.

—¿No le molestara? es su ropa...

—¡Tranquilo! se fue hace tres años a vivir a Canadá, se dejó ropa aquí pero no ha vuelto, nos llamamos a menudo.

—¡Perfecto! Voy a ver, cómo me queda ¡no te rías!

Mi hermano había vivido conmigo unos años junto a mi madre, después de fallecer mi padre, el encontró trabajo en Canadá y se trasladó a vivir allí en las afueras en una casa con un terreno, un ambiente muy tranquilo, rodeado de plena naturaleza, con inviernos fríos, pero veranos suaves.

Conoció a una chica canadiense, la cual quedó embarazada muy pronto, entonces mi madre se trasladó allí para cuidar a la pequeña, mientras mi hermano y su mujer trabajan.

—¡Bueno! ¡La ropa te queda perfecta!

—¡Vamos, entonces! ¡Un poco ejercicio nos vendrá bien!

Nos recorrimos todo el parque por el sendero, unos ocho kilómetros y luego regresamos por la parte de la playa, hasta volver a casa otros ocho kilómetros, me encanto ver que a Esteban también le gusta hacer deporte como a mí

Disfrutamos mucho estando juntos, estamos hechos el uno para el otro, con tan solo mirarnos, nos comprendemos, nos sobran las palabras, tenemos una química muy especial...

 




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