Tierno corazón

Capítulo 11º Brillo en mis ojos

Llegó el día más esperado por mí, hoy por fin viene Esteban, para quedarse conmigo, para no volverse a ir.

Lo ha dejado todo por mí, su ciudad, su trabajo, eso me demuestra lo mucho que me ama, aunque nunca lo he dudado, pero valen mucho más los hechos, que las palabras.

Al atardecer suena el timbre y me dirijo rápidamente hacia la puerta, y ahí está él.

Guapo, con porte firme, mirándome fijamente y con esos pantalones siempre tan ajustados, que me sacan los ojos de las orbitas, y ese pecho semidescubierto, por la camisa blanca, y remangado hasta el codo, luciendo esos tatuajes de sus fuertes brazos, y con una pequeña maleta.

—¡Hola mi reina, ya estoy aquí! Esta maleta es toda mi ropa.

—¡Estaba deseando, que llegara este momento! ¡Pasa, amor! Imagino que querrás descansar ¿no?

—¡Me daré una ducha! Si no te importa.

—¡Claro que no cariño! ¡Estas en tu casa!

Esteban me agarró, por la cintura y me llevó hacia su cuerpo, allí me besó apasionadamente...

—¡Te quiero, Eva! ¡No tardo nada! Después podemos salir a cenar algo ligero y dar un paseo ¿te parece bien?

—¡Me parece fantástico, mi amor! Mientras me voy a cambiar de ropa.

Mientras Esteban se ducha, yo voy a cambiarme para salir, me pondré una falda corta azul marino y una blusa rosa de seda, con unos zapatos de tacón, me peinaré el cabello y me lo dejaré suelto,

y me maquillare lo justo, no me gusta ir pasada de maquillaje.

Mientras espero a Esteban en el salón...

Aparece frente a mí, con una camiseta blanca de manga corta y unos pantalones negros, como siempre ajustaditos, y unas deportivas negras y esos lindos ojos, grandes color miel.

—¡Como siempre, tan bella! ¡Estas guapísima cariño!

—¡Tú también, mi amor! ¿Dónde quieres ir?

—¡Te parece bien, un buen paseo por el puerto Eva? ¡Luego cenamos algo, pizza o lo que tú quieras!

—¡Me parece perfecto! ¿Tu coche o el mío?

—¡El mío! y otro día, en el tuyo!

—¡Muy bien! ¡Espera, cierro la puerta con llave!

Nos subimos en el coche de Esteban, un BMW X6 de alta gama, con sillones negros de cuero. Bien cuidado y muy limpio. Su coche es de color negro, con los cristales traseros oscuros.

Nada que ver con mi MINI, de dos puertas, color rojo, el cual tengo limpio y muy cuidado, lo quiero como si fuera un hijo.

Tengo el techo negro, pues es descapotable, los días de verano, disfruto mucho en él, con mi largo cabello, al viento.

Hemos llegado al puerto de Benalmádena, un pueblo precioso, donde hay muchos turistas y visitantes, sobre todo los meses de verano, hay muchas tiendas de regalos, bazares, y mucha restauración, el puerto está lleno de hermosos y grandes yates de lujo, que están amarrados, junto delante de los bungalow de lujo que hay por todo el alrededor.

Esteban y yo vamos paseando por el puerto, agarrados de la mano,

el atardecer se ve precioso, reflejándose en el agua...

—¡Mira, una pizzería! ¿O prefieres cenar, otra cosa?¡Elije mi amor!

—¡Bien, una pizza! —¿Te parece bien?

—¡Por mí, una pizza y unas cervezas! ¿Te apetece Eva?

—¡Si! —¡esta, perfecto amor!

Nos quedamos en la terraza de la pizzería, la temperatura fuera es perfecta y las vistas son preciosas.

Enseguida, llego el camarero, que nos atendió muy amablemente.

Nuestra velada fue perfecta, la pizza de masa fina, estaba muy buena, nos pedimos también una ensalada cesar para compartir y unas cervezas bien fresquitas. Y no podía faltar el postre, pedimos coulant de chocolate con helado de vainilla.

Quise pagar la cuenta, pero Esteban se negó, rotundamente.

—¡La próxima vez, pago yo! ¿De acuerdo?

—¡Esta bien, Eva! ¡La próxima vez, invitas tú!

Terminamos de dar el paseo, por el puerto, la noche se veía preciosa, iluminada por las farolas de las calles y ya, llegamos donde estaba aparcado el coche, de regreso a casa.

Entramos en la casa, fuimos directos a la habitación, no nos apetecía ver la televisión, nuestras miradas y nuestros cuerpos deseaban otra cosa, que nosotros con la mirada nos confirmábamos el uno al otro, no teníamos que decir nada, todo fluía de manera natural y espontanea entre nosotros.

Y que os voy a contar, que no os podáis imaginar en una noche de pasión, entre dos personas totalmente enamoradas y entregadas al amor.

Donde los cuerpos se pierden y se funden, donde las sensaciones te embargan, donde te pierdes explorando el cuerpo del otro ser, que en ese momento te pertenece, que en ese momento te comparte, donde todo se junta formándose una fusión, donde se disfruta del mayor placer, que la otra persona te puede ofrecer.

Y donde te sientes realizada, amada y más viva que nunca...

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.