Habiendo terminado la historia, les pidieron a los niños que fueran a recolectar los animales de las trampas. Estando solos pudieron conversar libremente sobre la situación.
- Se que tal vez no me crean, pero lo que digo es la verdad – Esteban fue el primero en hablar – y espero que lo que les he contado les sea de utilidad – dicho eso se levantó y tomo sus cosas.
- ¿Iras de vuelta con tu grupo? – Angela estaba angustiada por el hombre, ya que sus heridas aún no se recuperaban
- No, hay otros asuntos que debo atender – las palabras del hombre enfurecieron a Angela.
- ¡Entonces ¿simplemente los vas a abandonar?! – Angela lo miro con furia, pero él seguía tranquilo.
- Niña, cuando has vivido lo suficiente, comprendes cuando es momento de pelear, y cuando es momento de correr. No todas las batallas valen la pena pelearlas de frente, a veces hay que ser más astutos. Sin los mercenarios persiguiéndolos, les será más fácil sobrevivir. – comenzó a caminar hacia el bosque, pero antes se dio la vuelta para decir unas ultimas palabas – Además, ellos no son los únicos que necesitan ayuda, y tampoco son los únicos con una familia a la cual cuidar – después de decir eso se esfumo entre los árboles.
Angela se sentía completamente enfurecida y absorta, por lo que se quedó paralizada apretando sus puños. Entonces Marco se acercó y le hablo para sacarla de su trance.
- Si lo que dice es cierto, es un riesgo que no podemos ignorar, sería muy peligroso para todos, lo mejor es que yo vaya a explorar, y reúna información – Marco quería hacer algo por los sobrevivientes, pero no quería exponer a los demás a un riesgo innecesario.
- Es cierto que debemos explorar el área, pero no te dejare hacerlo solo – Ángela refuto al instante.
- No hay otra opción, no podemos dejar a los niños solos – Marco tenía una mirada seria, al igual que Angela.
- Lo sé, pero tú mismo lo has dicho, es muy peligroso, podría pasarte algo. Es territorio que no conocemos, además está lejos de aquí, estarías en completa desventaja – Ángela se negaba a la idea de Marco, pero no se le ocurría ninguna otra opción.
- Soy consciente de ello, pero tampoco podemos quedarnos de brazos cruzados – Marco sujeto con fuerza su hacha.
- Entonces iré yo, estoy más acostumbrada al bosque que tú, además, le prometí al entrenador que ayudaría a otros, en ese momento no pude hacer nada, pero ahora es distinto – Ángela tenía una mirada de enojo y culpa.
- Tienes razón, estas mejor adaptada a sobrevivir de lo que yo nunca podre estar, y es por eso mismo que tú debes de quedarte y cuidar a los niños, si algo pasara, tú eres la única con la capacidad para mantenerlos a salvo – Marco tomo su chamarra y una mochila que ya tenía preparada.
En ese momento, Ángela entendió que él ya lo había decidido desde antes, y no habría nada que ella pudiera decir para hacerlo cambiar de opinión, y aunado a eso, sabía que él tenía razón, ella era la más apta para cuidar de los niños, por lo que solo pudo quedarse en silencio, mientras veía a Marco trepar hasta uno de los árboles con una liana.
Antes de irse, Marco giro ligeramente su cabeza – Y Ángela, tu no fuiste la única en hacer una promesa, así que, por una vez, deja de intentar cargar el mundo en tus hombros, nadie te pidió que lo hicieras – Dicho eso, Marco se deslizo por las lianas antes de que Ángela pudiera responder.
Las palabras de Marco la hicieron enfadar << ¿Quién se cree que es para juzgarme?, no tiene el derecho de decir eso. Después de todo lo que he hecho…, es un maldito malagradecido. Pues bien, si tiene tantas ganas de ir a morir, que lo haga, no me importa, nunca he necesitado de alguien para salir adelante>>, Ángela se alejó del refugio y fue a buscar a los niños para comenzar con el entrenamiento.
Después de entrenar, les platico a los niños la situación en la que se encontraban.
- Entonces mi hermano decidió ir solo a investigar…, ¿Hay algo en lo que podamos ayudar? – Fernanda intentaba esconder su preocupación.
- Por ahora, lo mejor es que sigamos entrenando, y mejoremos nuestras armas, así tendremos todo lo necesario para atacar, cuando Marco regrese – aunque Ángela estaba molesta con él, era algo que no podía dejar que los niños lo notaran.
- Entiendo, entonces haremos nuestro mejor esfuerzo para mejorar, lo prometemos, ¿verdad? – Carlos quería animar a todos con su entusiasmo.
- Sí, no puedo quedarme de brazos cruzados mientras mi hermano está afuera peleando por nosotros – Fernanda se veía más animada.
<< Suena igual a Marco, no cabe duda de que son hermanos…>>
<< Es sorprendente, lo rápido que han tenido que madurar; apenas son unos niños, pero comprenden a la perfección la situación en la que estamos, y la enfrentan con la frente en alto. Bien, pues si ellos se van a esforzar tanto, yo no puedo quedarme atrás…>>
Los días pasaron, y el enojo de Ángela se volvió preocupación. Todos los días ella y los niños se forzaban al máximo en los entrenamientos, pero eso no lograba aliviar el malestar en sus corazones, y los días de lluvia no hacían más que intensificar este sentimiento.
Uno de esos días, después de tomar un baño en una parte escondida del lago, Fernanda le dijo algo a Ángela que la tranquilizo bastante.