Era una mañana fría, una densa niebla y una capa de nieve cubrían el bosque, y reinaba el silencio, cuando tres mercenarios, que caminaban por el bosque, se detuvieron a descansar.
- Este puto frio me está congelando las bolas – el comentario del primer mercenario demostraba su disgusto, a la vez que frotaba sus manos.
- Tienes razón, ¿Por qué demonios tenemos que seguir aquí buscando sobrevivientes, en lugar que buscar un mejor lugar? – el segundo mercenario también estaba inconforme por las decisiones de su jefe, y se sentó en un tronco.
- Carajo, ¿acaso eres idiota?, si nos vamos sin conseguir más suministros, lo más seguro es que no sobrevivamos, lo que conseguimos del refugio, que los sobrevivientes abandonaron, no es suficiente. Así que dejen de quejarse y sigamos buscando – el tercer mercenario parecía ser el jefe.
- No es como si ellos fuesen los últimos sobrevivientes del mundo, ¿Por qué no solo buscamos a otros, y listo…? – el segundo mercenario se levantó al terminar su comentario – Como sea, iré a cagar – se alejó un poco, hacia una zona cubierta por arbustos.
Mientras los dos mercenarios restantes esperaban sentados en el tronco, percibieron un aroma bastante peculiar y desagradable.
- Mierda, ese imbécil se está pudriendo en vida, ¡Oye Idiota, si vas a apestar tanto deberías de alejarte más ¡- fue el primer mercenario el que le reclamo.
- Estamos perdiendo demasiado tiempo, ve a traer a ese idiota – el jefe le ordeno al primero.
- Debes estar bromeando, ¿acaso no hueles eso?, ni loco me voy a acercar ahí – El segundo se negó, hasta que el tercero saco rápidamente una daga y la puso sobre su cuello.
- No fue una pregunta – el tercer mercenario tenía una mirada asesina que obligo al otro a obedecer.
El primer mercenario se retiró, dejando solo al jefe. Todo era inusualmente silencioso, y así pasaron varios minutos, sin embargo, los otros no volvían, por lo que el mercenario restante se puso alerta, y agudizo sus sentidos, observando el entorno.
- Sí que eres silencioso, y bastante cuidadoso, apenas y pude notar tu presencia aquí. Aunque lo más probable es que los otros dos ya estén muertos, así que, ¿Por qué no te muestras y acabamos con esto de una vez? – el mercenario miro con atención un árbol, que estaba en la misma dirección en que se fueron sus compañeros, y sonrió victorioso.
- Ya veo que eres más astutos que tus amigos, ellos ni siquiera me notaron, hasta que fue demasiado tarde – de detrás del árbol salió Marco, con un hacha llena de sangre, y la cabeza de uno de los mercenarios.
- Esos idiotas no eran mis amigos, únicamente eran parte de mi grupo, así que no me compares con eses perdedores. Aunque acepto que tu plan fue bastante astuto, esperar a que nos dividiéramos, y atacarnos uno a uno cuando bajáramos la guardia. Es una pena que tu suerte se haya acabado, ya que ahora ¡este lugar será tu tumba! – el mercenario saco un machete de su cinturón, y se lanzó contra Marco.
Marco esquivaba los ataques del mercenario lo mejor que podía, y también intentaba lanzar algún ataque, pero sus ataques con el hacha eran mucho más lentos que los del mercenario, por lo que se le dificultaba, en gran medida, seguirle el paso, así que comenzó a usar el entorno a su favor, moviéndose hacia donde los árboles estaban más juntos, haciendo difícil el uso de armas largas, pero la habilidad del mercenario era mejor de lo que él esperaba, por consecuente, el mercenario logro acertar varios de sus ataques, dejando algunas heridas superficiales, y unas pocas heridas más profundas.
Mientras se movían por el bosque, era notable que el mercenario tenía la ventaja, hasta que pasaron frente a un árbol, donde el mercenario piso una trampa, la cual soltó un tronco atado a un péndulo, pero el mercenario se agacho justo a tiempo, logrando esquivar la trampa, y en ese momento Marco vio la oportunidad para atacar.
Marco lanzo un ataque, levantando su hacha a la altura de su cabeza y cortando en diagonal con toda su fuerza, sin embargo, los reflejos del mercenario eran demasiado agudos, por lo que se lanzó hacia atrás, provocando que el daño fuera bastante superficial, el mercenario coloco su mano sobre la zona afectada para comprobar el daño, y al retirar la mano dejo ver una pequeña mancha de sangre en su pecho.
-Eso estuvo bastante cerca chico, pero aún sigo siendo mejor que tu – el mercenario se incorporó y le sonrió de una forma burlona y mostrando superioridad – y aunque esto fue bastante entretenido, es hora de que mueras – el mercenario se lanzó de nuevo contra Marco, pero esta vez llevaba el machete en una mano y la daga en la otra.
En esta ocasión, a Marco le estaba costando demasiado evitar sus ataques, y en más de una ocasión el mercenario estuvo a punto de asestar un golpe final, que milagrosamente logro esquivar. Hasta que el mercenario se detuvo en medio de uno de sus movimientos, soltó su machete, se sujetó el pecho, se arrodillo, y su respiración se volvió pesada. En ese momento Marco lanzo un corte horizontal, apuntando a el cuello del mercenario, pero el mercenario, rápidamente, lo detuvo con su mano libre, giro la cabeza y sonrió.
- ¿En verdad crees que no note el olor a veneno de tu arma? – Marco miro sorprendido el lugar donde había logrado golpearlo, y noto que el corte no había perforado la ropa de cuero que llevaba, y por otro salía sangre de la palma de su mano - ¡MUERE! –
El corazón de Marco latía con fuerza, y miraba impotente como la daga del mercenario se dirigía con fuerza hacia su abdomen, ese momento le parecía eterno, y ante tal situación, tomo una bocanada de aire y acepto la inevitable posibilidad de morir. La daga se acercaba rápidamente hacia el chico, cuando una flecha le atravesó el brazo al mercenario, haciendo que soltara la daga y sujetara el hacha con menos fuerza, por lo que fue fácil para Marco cortar su garganta.