En una tarde de marzo un joven salió a cazar, caminaba sigilosamente entre los árboles sujetando su arco, preparado para disparar una flecha en cuanto encontrara a su objetivo, y fue cuando lo vio, un pequeño ciervo pastando tranquilamente, el joven cargo su arma y le apunto, pero antes de que pudiese disparar, se escucharon varias ramas romperse, ahuyentando a la pequeña presa, mientras tanto el joven mantuvo su arco cargado y apunto en la dirección de la que venía la flecha, esperando ver a su enemigo, y fue entonces que apareció una persona desde los arbustos, pero no en definitiva no era lo que el joven estaba esperando ver, lo cual le sorprendió demasiado.
En el campamento, Ángela estaba revisando los inventarios, y las tareas que requerían de más personal, cuando un joven llego solicitándole un momento para hablar.
- Buenos días líder, ¿podría regalarme un minuto para hablar? – el joven hablaba tímidamente.
- Claro, no hay problema – Ángela respondió, tranquila y algo confundida por la actitud del chico.
- En privado… - el joven miro a las cinco personas que estaban hablando con Ángela antes de que el llegara.
- Entiendo – accedió Ángela, y con un gesto les indico a todos que se retiraran.
<<Si no fuera porque todos saben que Marco es mi pareja esto se podría mal interpretar, aunque está actuando muy extraño>>
- Dime, ¿Que es tan importante como para hablarme a solas? – Ángela pregunto con severidad y una mirada dominante.
- Encontré a alguien en el bosque, no se sus intenciones, pero parece estar sola. Creí que sería bueno informárselo – le informo el joven.
- ¿Y porque era necesario hablar de esto a solas?, ¿Porque no solo la trajiste aquí como a todos los demás? – Ángela se estaba impacientando por la actitud del joven, sabía que no le estaba diciendo algo.
- Es solo que su condición podría no ser muy favorable… - el joven se veía cada vez más nervioso.
- Explícate – la mirada de Ángela ejercía una gran presión sobre el joven.
- No sé cómo, sería mejor si lo viera usted misma – concluyo el joven.
Ángela no se notaba muy confiada de la historia del joven, pero igual accedió, pero no sin antes pedirle a Marco que la acompañara, y esconder un par de armas en su ropa, por si era una trampa.
Al llegar al lugar, había una chica dormida cerca de un árbol, con algo de comida entre sus manos, y entonces Ángela pudo comprender a lo que se refería el joven, la chica estaba muy desnutrida, y tenía un par de heridas infectadas, eso suponía un grave riesgo sanitario para todos en la comunidad.
<<Ciertamente sería peligroso llevarla bajo tales condiciones, no estoy segura de que otras enfermedades pueda padecer, pero tampoco puedo dejarla aquí sola para que muera, al menos no sin haber intentado ayudarla>>
Ángela le pidió al joven que fuera a recoger varias plantas e instrumentos de curación que estaban en el refugio. El joven corrió rápidamente por el encargo, mientras Ángela y Marco evaluaban la situación.
- No podemos llevarla así – aseguró Marco
- No, no podemos – le confirmo Ángela, con una mirada seria.
- Pero morirá pronto si no recibe ayuda – Marco insistió nuevamente.
- Así es, no podrá sobrevivir mucho tiempo sin medicina – Ángela le volvió a responder fríamente.
- No obstante, sería muy peligroso que alguien se le acercara, ya que podría tener alguna otra enfermedad más grave – continuó Marco.
- En efecto, podría poner en grave riesgo a su cuidador – Ángela no apartaba la vista de la chica mientras respondía.
- Tú la vas a ayudar ¿Cierto? – la voz de Marco se volvió más seria.
- Sí – Ángela respondió rápidamente y sin titubear.
- Y no podre convencerte de lo contrario ¿Verdad? – Marco se escuchaba más preocupado.
- No, no podrás – Ángela estaba esperando algún reproche de parte de Marco, pero no paso.
- Bien, entonces déjame ayudarte, puede que no sea tan hábil como tú, pero un par de manos extra te podrían ser de gran ayuda – Marco sonaba decidido
- Esta bien – concluyo Ángela, y de esta manera ambos llegaron a un acuerdo.
El joven no tardó mucho en llegar con todo lo solicitado, y se lo entrego a Ángela.
- Gracias, ahora regresa al refugio, nosotros nos encargaremos, e informa a mi madre de la situación – le ordeno Ángela al joven.
- Entendido – con esta simple respuesta el joven se volvió a retirar.
Teniendo los materiales Ángela comenzó a preparar una especie de pomada, utilizando varias hiervas y algunos medicamentos, mientras Marco preparaba y esterilizaba todo lo necesario para atender las heridas de la chica. Cuando la joven se despertó, se alejó rápidamente al ver a la joven pareja.
- Tranquila, solo queremos ayudarte, esto es medicina – Marco le hablaba tranquilamente mientras le mostraba las vendas con medicamento que habían preparado – no te haremos daño –
La joven mantenía su distancia, temerosa de lo que le pudiese pasar, pero Marco se acercó a ella lentamente y logro tranquilizarla, y una vez que la joven se calmó pudieron hablar con ella.
- Yo soy Marco, ¿Cuál es tu nombre? – le preguntó con una sonrisa amistosa
- María – respondió tímidamente.
- Un gusto es conocerte María, por allá esta Ángela preparando medicina para tus heridas, ¿está bien? – Marco había logrado ganarse un poco la confianza de María, quien simplemente asintió.
- Bien, ahora recuéstate y muerde esta pequeña rama – le indico Ángela a María, mientras se acercaba con las vendas cubiertas de medicamento – esto dolerá un poco al inicio, pero si no lo hacemos la infección podría expandirse y perderías la pierna y tu brazo – ante la fría explicación de Ángela la joven comprendió la seriedad del problema y no opuso resistencia alguna.
Ángela limpio la herida y coloco la venda en el brazo izquierdo de la joven, pero el dolor fue tal que Marco tuvo que sujetarla, una vez que el dolor se volvió más soportable, le dieron agua y esperaron un poco para limpiar la pierna derecha de la joven, y colocar la segunda venda, al terminar de colocar la segunda venda volvieron a esperar a que la joven se recuperara un poco, de lo contrario se desmayaría del dolor, por suerte la última venda que colocaron en la espalda de la joven fue mucho más fácil de sobrellevar, debido a que en esa zona las heridas no eran tan graves.